El 12 de abril de 1985, 18 personas fueron asesinadas en el primer atentado de corte yihadista perpetrado en España. Ocurrió en el restaurante El Descanso, en Torrejón de Ardoz, a las afueras de Madrid. Sobre las diez y media de la noche, una bomba estalló en el interior del local y provocó su derrumbe. No hubo detenidos y nadie fue juzgado. Este sábado se cumplen 40 años de la masacre, y para homenajear a las víctimas, la Fundación Víctimas del Terrorismo ha organizado una exposición que podrá visitarse en la Delegación del Gobierno de Madrid hasta el próximo 30 de abril.

El Descanso era un restaurante ubicado cerca del aeropuerto de Barajas, en una casa de dos plantas situada en la Avenida de Aragón. Aquel día, la terraza exterior aún no estaba abierta, pero era viernes por la noche y el local estaba lleno. En la barra, varios clientes esperaban mesa para cenar. La explosión derrumbó la primera planta sobre la zona de la cafetería. A su vez, parte de la planta baja colapsó sobre el sótano, y la fachada principal quedó completamente destruida. En su momento, fue el atentado más mortífero que había sufrido España, hasta que dos años después ETA asesinó a 21 personas en el Hipercor de Barcelona.

Los primeros indicios apuntaron a grupos radicales palestinos o yihadistas, que por aquel entonces llevaban a cabo una campaña de atentados en Europa. La policía dio credibilidad a la reivindicación de un grupo llamado Waad ("La Promesa"), que acompañó su comunicado con un sobre de azúcar del propio restaurante. En el texto, lamentaban que hubiera víctimas españolas en lo que describían como un “nido de americanos”, y aseguraban que su objetivo eran los militares estadounidenses. El Descanso era un local frecuentado por soldados norteamericanos destinados en la base aérea de Torrejón.

El atentado se produjo un mes antes de la visita oficial a España del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. España se encontraba enfrascada en un debate social sobre la pertenencia del país en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que finalmente fue convocado por el presidente del Gobierno, Felipe González, unos meses después, el 31 de enero de 1986.

El mapa del local. EFE

Durante la década de los ochenta, en Europa proliferaron grupos terroristas que buscaban visibilidad internacional mediante atentados dirigidos contra símbolos del poder occidental. Entre ellos, la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre (Grecia), Acción Directa (Francia), las Células Comunistas Combatientes (Bélgica) o Iraultza (España). A esa oleada de organizaciones se sumaron otras nacidas del conflicto palestino-israelí, radicalizadas tras la revolución islámica iraní de 1979. Estados Unidos se convirtió en objetivo prioritario para los grupos palestinos, que lo consideraban responsable de la invasión del Líbano en 1982 por su apoyo incondicional a Israel. A partir de entonces, se intensificaron los ataques contra intereses estadounidenses en Europa, como el que destruyó El Descanso.

El Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid abrió diligencias por delito de estragos, tras personarse en el lugar a las once y cuarto de la noche el juez Carlos Granados y el fiscal Carlos Bueren. Posteriormente, el caso pasó a la Audiencia Nacional, bajo la dirección del magistrado Alfredo Vázquez. Se investigaron distintas hipótesis de autoría, se hizo seguimiento de los heridos para fijar indemnizaciones y se incluyeron pruebas tan inusuales como una sesión de hipnosis a uno de los supervivientes norteamericanos. También se elaboraron retratos robot y se tomaron declaraciones a testigos protegidos que aseguraban tener nueva información. A pesar de todo, el atentado quedó impune.

A lo largo de los años, este atentado ha dado lugar a diversas teorías conspirativas, alimentadas por el secretismo que rodeó la investigación y la falta de autoría. Una de las más recientes sostiene que entre las 18 víctimas mortales habría al menos tres militares estadounidenses, cuyas identidades nunca se habrían hecho públicas para evitar un conflicto diplomático en plena Guerra Fría.

El yihadismo, una amenaza latente

El terrorismo de corte islamista radical continúa siendo una de las principales amenazas a la seguridad en España. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, presente en la inauguración de la exposición conmemorativa, detalló que en lo que va de 2025 se han producido 46 detenciones relacionadas con el yihadismo, más de la mitad de las registradas en todo 2024, que ya de por sí fue el año con más arrestos desde que hay registros.

Sin ir más lejos, la última detención tuvo lugar este jueves, cuando la policía arrestó a un yihadista que adoctrinaba a otros presos desde la cárcel de Soria. El atentado en El Descanso marcó el inicio de la actividad islamista radical en España, que a lo largo de las décadas ha dejado episodios trágicos como los atentados del 11 de marzo de 2004 en los trenes de Cercanías de Madrid —que costaron la vida a 193 personas— o el atropello masivo del 17 de agosto de 2017 en Las Ramblas de Barcelona, donde fueron asesinadas 16 personas.

Cuarenta años después, la amenaza yihadista sigue presente. En una entrevista reciente con este periódico, la experta Carola García-Calvo, investigadora del Real Instituto Elcano, advertía de la necesidad de mantener los ojos abiertos y no bajar la guardia: “La amenaza terrorista de naturaleza yihadista no ha desaparecido. España ha desarrollado un modelo preventivo muy sólido desde el 11-M, y es eso lo que explica que sea uno de los países que más operaciones realiza”. En la actualidad, la mayor fuente de peligro reside en actores solitarios que actúan auto radicalizados y sin contacto previo con las organizaciones terroristas.

Estos son los nombres de las 18 personas que, tal día como hoy hace 40 años, fueron asesinadas en El Descanso: María del Carmen Alcaide González, María Jesús Álvares-Ossorio Gálvez, María de La Cruz García Martín, María de los Ángeles España Mateo, Flora Boj Padilla, Joaquín González Yepes, Mercedes Drehs Recarte, María Pilar Hartasánchez Ybarra, Lucía Izquierdo Cuevas, Manuela Jubrias Yagüe, María del Carmen Sánchez Hijón, Nuria Ruiz Mijares, Elena Palomares Traba, José Sánchez Jiménez, Isabel Rodríguez Blanco, María del Remedio Tomás Escudero, Arturo Rodríguez Pato y Fernando Zahonero López.