La concepción en el seno de Vox es que la guerra arancelaria —ahora en pausa de 90 días— y las alianzas con Donald Trump no pasará factura al partido en unos futuros comicios. Internamente se considera que sus votantes son conscientes de que el problema no es que Trump defienda los intereses nacionales de EEUU —con un método que puede ser "más o menos acertado"—, sino que tanto la UE como, especialmente, el Gobierno de Pedro Sánchez, "no están haciendo lo necesario para evitarlos". Buscando la mejor de las relaciones. "Los agricultores lo saben. Que les afectan más las políticas de Bruselas que los aranceles", insisten en Vox, como vienen recalcando semanas atrás.

Desde Vox se traslada el debate a la actuación del Ejecutivo, reclamándole que abogue por la diplomacia con "el principal aliado" internacional y no por abrir nuevos ejes con China. El reciente anuncio de visita del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a Washington, de hecho, les parece que llega tarde. Sobre todo, después de las críticas del secretario del Tesoro, Scott Bessent por ese acercamiento con el gigante asiático estos días atrás, por el viaje de Sánchez a Hanói en Vietnam, primero, y a Pekín en China.

Bajo ese parámetro electoral, y sin especificar si finalmente Santiago Abascal, por su papel de presidente de Patriotas tiene intención de abrir una vía de diálogo alternativa con el Gobierno republicano americano, Vox se muestra tranquilo en plena competencia electoral agudizada con el PP. Los de Alberto Núñez Feijóo llevan tiempo trasladando la idea de que pueden arrebatar capas de electores tanto en el ámbito rural como urbano a Vox, por el descontento que genera las actuaciones del presidente de EEUU en sus primeros casi tres meses de mandato. También adherir a los más jóvenes con fichajes como el ex gurú electoral de Sánchez, Aleix Sanmartín, como publicó ya El Independiente.

Como publicó el diario El Mundo este lunes, Génova ya especifica cifras: prevé robar hasta medio millón de electores a Vox en los próximos dos años. Ello, a costa de la defensa férrea de Bambú a Trump, que creen que traerá más inconvenientes a Abascal a la larga. También de próximos errores. En el PP creen que Vox se está alejando de sus votantes, y en el campo los populares ya se reivindican como auténticos defensores del sector tras un alejamiento de los de Abascal.

Precisamente en ese periódico, en una entrevista a principios de mes, el portavoz parlamentario Miguel Tellado, apuntó que "en algún momento Vox aspiró a ocupar ese espacio, pero quien ha peleado por el campo, en los últimos meses y especialmente ahora" es el PP. "La gente no vota a quien no defiende sus intereses", añadió Tellado. Lo que vendría a querer hacer Génova es conseguir esas fugas de electores evidenciando la contradicción que se denuncia de Vox. Ello sin entrar en el insulto, algo que el PP sí atribuye a Vox.

Frente a esas intenciones, el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster se mostró muy contundente en la rueda de prensa de este lunes, posterior a la reunión del Comité de Acción Política (CAP), donde se aborda el devenir de la semana. Para él, Feijóo debería "preocuparse de otras cosas y no de robarle votos a Vox". "Hemos comprobado que esa estrategia —de confrontación entre ambas formaciones, con el PP llamando al voto útil— no funciona. Lo comprobamos el 23-J, no funcionó", replicó Fúster, recalcando que esa llamada al voto concentrado en el PP les hizo con llegar a una suma superior a 176 escaños.

Vox reprocha al PP que quiera quitarles voto, aunque puntualiza que no pertenece a los partidos, sino a los electores

En julio de 2023, de hecho, el vicepresidente de Vox, entonces solo secretario genera, Ignacio Garriga, culpó al PP de haberles quitado voto esencial que les dejaba al borde de varios escaños que, en el reparto vía fórmula D'Hondt, el PP no materializó en nada. Fúster, además, reprobó que Génova hable de robo de electores. "No compartimos el sentido patrimonial de los votos de los españoles que tiene el PP". "Ni son propiedad nuestra, ni del PP. Son la confianza de los españoles", remató el portavoz, recalcando una visión ya manifestada en otras ocasiones.

El PP recorta, pero Vox sigue en positivo

Aunque el volumen de publicación de encuestas es bastante bajo, a la espera de que este martes se publique el barómetro de abril del CIS, hay cuatro sondeos privados de la segunda mitad de marzo que reflejan la media de votos que consigue el PP de Vox y a la inversa. Todo en un momento de retrato de la instantánea en el que la amenaza arancelaria ya era una realidad pese a no concretarse fecha, y que ya estaban vigente gravámenes como los de 25% al acero y el aluminio de la UE y del sector siderúrgico nacional.

De media, de los sondeos de Target Point para El Debate, de Celeste-Tel para Onda Cero, SocioMétrica de El Español y de 40dB para el Grupo Prisa dan a Vox una incidencia en el PP del 8,9%, y a los populares del 6,9% en Vox. En el primer caso, de los más de 8,1 millones de electores de Feijóo el 23-J, Vox conseguiría 726.314 votantes. En el segundo caso, Feijóo arrebataría ya a Abascal, de sus más de 3,05 millones de votos, 210.933 papeletas. Feijóo, en todo caso, en su competencia directa con Vox, pierde más de lo que gana, con un déficit de medio millón de electores. El plan manifestado por el PP, iría destinado, en base a estas cifras, a dejar a cero esas transferencias con Abascal.

No se cuenta las transferencias de voto que puedan llegar al PP desde la abstención, de las personas que podrán votar por primera vez en las próximas generales, o de los traspasos desde otros partidos. El PP, con todo, retiene el 80% de su electorado de 23-J, baja un punto de media. Por otro lado, de media, Alvise Pérez se llevaría en unas generales un 10% del voto a Vox, que se mantiene fiel en un 75%. El resto se distribuye mínimamente entre indecisos y abstencionistas.

Si atendemos a la misma competencia en las mismas encuestas, tanto Target Point, Celeste-Tel, SocioMétrica y 40dB, en enero, antes o los primeros días del inicio de mandato de Trump, estas sí reflejan que Vox se ha desgastado. Entonces venía de atravesar su mejor momento electoral desde las generales, ligando su crecimiento precisamente a esa exposición internacional. Mientras que Vox mantiene las mismas cotas de robo electoral al PP, incluso sutilmente por encima, se evidencia que el PP quita en estos tres meses más voto a Abascal. Frente a las 210.933 papeletas actuales, en enero eran algo más de la mitad: 114.637.

De enero a marzo las encuestas aprecian generalmente un aumento de las transferencias de Vox a PP, pero los de Abascal mantienen un saldo positivo

Esos cambios, en perjuicio de Vox, aunque se mantiene con saldo positivo respecto a Génova, también se ven del CIS de febrero al de marzo. Este martes se publica el barómetro de abril, por lo que habrá que atender a los cambios. Con la 'cocina' de Tezanos cuestionada, los microdatos, pese a todo, indican que en febrero, 677.349 votos del PP iban a Vox. En marzo son 359.077 papeletas. A la inversa, también se ha reducido de 232.332 votos a 183.420. Ahora bien, en total, el déficit del PP pasa de ser de -445.017 en febrero a -175.657 en marzo. Esta última cifra dista del medio millón de las demoscópicas privadas comentadas anteriormente.

Oposición de "tumbona y dedito levantado"

Las palabras de Fúster este lunes, cuestionando cualquier estrategia del PP choca con la crítica constante de los de Abascal a los populares, pese a todo. La competencia entre ambos partidos ha pasado por distintos tramos de mayor o menor tensión en el que hay una clara división entre las relaciones regionales y locales de ambas fuerzas, cordiales, y a nivel nacional, casi inexistentes y de contactos mínimos.

Precisamente, a principios de febrero, Feijóo, en plena pugna por la vivienda y con Vox entrando a competir en ese debate, empezó a ser más crítico con los de Abascal. A partir de ahí es cuando se evidencia esa reducción de la diferencia de trasvases de voto. En la celebración de una reunión de la Junta Directiva Nacional del partido, Feijóo reprochó a Vox estar permanentemente obcecado con hacer "oposición de tumbona, de sarao y del dedito levantado" contra el PP en lugar de centrarse en exclusiva en Sánchez. Ello mientras condicionaban en Bambú los pactos regionales de presupuestos a cuestiones como la inmigración.

El PP rechaza "chantajes" y "presiones" de Vox. Por el contrario, ahora los de Abascal creen que intentando confrontar con Vox para conseguir rédito, se vuelve a beneficiar a Sánchez en un momento en el que la izquierda está dividida.