El plan de 10.471 millones de euros con el que el Gobierno aspira a elevar el gasto militar hasta el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) se somete al primer análisis de militares veteranos como el almirante retirado Juan Rodríguez Garat. Una voz acreditada que a lo largo de 47 años de carrera militar ha dirigido unidades navales de España, la OTAN y la Unión Europea y acaba de publicar el libro Tambores de guerra, que alerta del “desarme moral y militar de España”.

A su juicio, el plan anunciado este martes y divulgado en detalle este miércoles se enmarca en la ya tradición de sucesivos gobiernos de distinto signo que optan por planes a corto plazo en lugar de apostar por la reforma y actualización de las fuerzas armadas. “Una vez más, como con anteriores gobiernos, se maquilla el gasto de defensa para que parezca que gastamos y, de puertas hacia dentro, para tratar de disimular en lo posible ese gasto”, señala Rodríguez Garat en conversación con El Independiente. “Se ha distribuido el gasto bajo epígrafes que no tienen nada que ver con sus contenido”, agrega.

Es un plan que viene a tapar huecos en lugar de transformar las fuerzas armadas

Dividido en cinco partidas, el bautizado como Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa cuenta con una inversión de 10.471 millones de euros para el año 2025 para aumentar el gasto total en defensa y alcanzar el objetivo del 2% adquirido ante la Unión Europea y la OTAN. Del análisis del contenido, el almirante -máster en estudios de Defensa del King's College de Londres- considera que “viene a tapar huecos y a cubrir problemas que tenemos en en las Fuerzas Armadas desde hace largo tiempo, a satisfacer necesidades que se venían posponiendo una y otra vez aunque no hay prácticamente novedades en lo que en lo que se va a comprar”.

"Nadie sabe qué pasará el año que viene"

“Sencillamente se acelera la compra de material que el propio Estado Mayor de la Defensa habrá planteado muchas veces como necesarias”, sostiene. “Hay varias razones para criticarlo. La primera es porque se trata de un plan anual, que trata de resolver el problema de llegar al 2% porque nos lo exigen los aliados de Europa”, apunta Rodríguez Garat. “El dinero vale menos así porque es ir arreglando cosas en vez de emprender una reforma. No es, además, dinero presupuestario. Nadie sabe qué es lo que va a pasar el año que viene y no se puede uno embarcar en un plan plurianual que transforme las fuerzas armadas y añade nuevas capacidades”, alega.

Las fuerzas armadas siempre han reclamado una ley de asignaciones presupuestarias que pueda programar un sistema de compras más complejo sin la inquietud de que si hoy compras un portaaviones el año que viene no tengas dinero para adquirir aviones. Ese es uno de los grandes inconvenientes de dedicar todo este dinero a tapar huecos”, critica el almirante, preocupado por las debilidades del ejército español en un contexto internacional cada vez más desafiante.

Si los misiles balísticos de Irán o China fueran proporcionados a una potencia del Sahel y pudieran alcanzar el territorio español, no tendríamos nada con lo que defendernos

“El plan no aborda prácticamente nada de lo que son las prioridades del libro blanco de defensa la Unión Europea, como puede ser la mejora en la defensa aérea”, advierte. “España no dispone de un sistema de defensa contra misiles balísticos ni tampoco tiene misiles balísticos de largo alcance. Es la carencia operativa más grave que tenemos y no podría abordarse con solo 10.000 millones sin saber qué va a pasar el año próximo”, subraya. En su opinión, el primer elemento del rearme es “la defensa de nuestros cielos, no contra aviones tripulados, que eso sí que lo podemos hacer, sino contra misiles balísticos”.

“La mayor carencia que tiene España es ante un escenario como el de los misiles en poder de los hutíes y recibidos de Irán. Si esos misiles balísticos de Irán o China fueran proporcionados a una potencia del Sahel y pudieran alcanzar el territorio español, nosotros no tendríamos nada con lo que defendernos”, ilustra el almirante, menos preocupado por la ecuación de un ataque balístico ruso. “Rusia realmente es una gran potencia y que no tengamos sistemas para derribar los misiles balísticos rusos es hasta natural. Formamos parte de una alianza enfocada fundamentalmente en eso. Rusia no va a lanzar misiles sobre España porque empezaría una guerra contra la OTAN que no quiere. En cambio, en el Sahel hay estados fallidos donde es mucho más fácil que alguien decida que le conviene por razones domésticas lanzar misiles contra Ceuta, Melilla o Granada”, agrega Rodríguez Garat.

Otras carencias

Según el militar, España debe participar con países miembro de la UE en programas conjuntos de defensa aérea. “Aparte de la falta de misiles balísticos, hay otras muchas carencias. la armada necesita reponer sus portaaviones. El ejército del aire necesita buscar un candidato a avión  de quinta generación. No tenemos aviones furtivos. El ejército de tierra está en ese sentido mejor y tiene mejor enfocada la resolución de sus grandes carencias que están fundamentalmente en artillería y la modernización de sus carros de combate, que no está incluido en el plan. Tal vez porque los sistemas candidatos a la mejora de nuestros carros de combate se hace en Israel y en este momento no están las cosas para comprar equipos allí”.

Para Rodríguez Garat, “el problema es que está tan condicionado por la necesidad de cumplir los acuerdos con la OTAN bajo la presión de la Unión Europea y no desagradar demasiado a sus socios del gobierno, que al final se cuela, por así decirlo, de tapadillo, un plan improvisado que no contribuye demasiado a dibujar un escenario presupuestario estable que las fuerzas armadas necesitan para modernizarse”.

El plan -apunta el almirante- está aún lejos de la autonomía estratégica que busca el Viejo Continente en un contexto marcado por el cambio de ecuación que ha introducido la nueva administración Trump. “La disuasión de Rusia tiene que ser colectiva y sin Estados Unidos hoy día no existe. Hay que reconocerlo. Europa tendría que ponerse las pilas y quizás dentro de 5 años entre todos podamos disuadir a Rusia. Ese es un problema, evidentemente, pero ahora tenemos además otro de que no somos capaces de disuadir a un grupo como los hutíes. De hecho, tenemos el ejemplo de que ni siquiera Estados Unidos es capaz de disuadirles”, concluye.