Pasaban 10 minutos de las 10 de la mañana cuando, el pasado miércoles, todos los micrófonos y cámaras apuntaban a Leire Díez. La ya ex militante del PSOE daba una rueda de prensa para seguir repitiendo que los audios publicados en los que rebuscaba trapos sucios de guardias civiles, jueces y fiscales eran parte de un trabajo periodístico. Que iba a publicar un libro sobre supuestas irregularidades del Estado de derecho y que no trabajaba para nadie. Menos aún para su antiguo partido político. "Ni fontanera ni cobarde", se despedía de los medios de comunicación convocados. Pero, justo cuando se levantó para marcharse, llegó el vendaval.

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Por la banda izquierda de la sala de un hotel del barrio de Salamanca, en Madrid, apareció el comisionista Víctor de Aldama. Se acercó hasta la mesa donde estaba Díez para preguntarle "qué tienes contra mí". El empresario, muy molesto, le repitió la cuestión varias veces, sin obtener respuesta. Entonces empezó a perseguirla por la sala, unos 10 metros, hasta que apareció un señor alto, con polo azul, que bloqueó (y empujó repetidas veces) a Aldama. Incluso contra una mesa con botellas de agua de cristal, que terminaron rotas en el suelo. Ese hombre era Javier Pérez Dolset.

Javier Pérez Dolset (Jaén, 1969) fue considerado un techie, un empresario que hizo fortuna gracias a las nuevas tecnologías de finales del siglo XX y principios del presente. Con apenas 19 años, montó su primera empresa, TeleLine, un portal pionero de acceso a internet que luego compró Telefónica. Pero, sin duda, su mayor proyecto fue Pyro Studios.

'Commandos'

Esta compañía se convirtió en la principal empresa de creación de videojuegos de España. Y todo gracias a un título, Commandos, que se vendió en todo el mundo. Hoy en día se le sigue recordando como uno de los grandes hitos de la historia de las consolas. Se vendieron más de 4,5 millones de copias, y tanto él como su hermano ganaron unos 500 millones de euros.

Después de triunfar en el extranjero, comenzó una expansión empresarial: Mediatrade, Ilion Animation Studios, la universidad tecnológica U-Tad... Todo giraba en torno al Grupo Zed, creado en 1996, que fue su gran proyecto de vida y el que le ha llevado a chapotear en las cloacas del Estado más cutres. Esta multinacional se dedicaba a servicios, tecnología y contenidos para móviles. En su carrera empresarial de fondo, en 2008 se asoció con el oligarca ruso Mijaíl Fridman, pero la relación se acabó de romper en los tribunales.

Detención

En junio de 2017 comenzó la caída en desgracia de Pérez Dolset. Fue detenido en la Operación Hanta, una causa que se instruyó en la Audiencia Nacional. Se le acusó de desviar decenas de millones de euros a una sociedad en Panamá. La querella que lo inició todo venía del Grupo Planeta, en el que se engloba el periódico La Razón.

Dolset estuvo algunas semanas en prisión, que consiguió eludir tras el pago de una fianza. Al salir, denunció al excomisario José Manuel Villarejo por espiarle durante años. El empresario cree que estuvo sometido a pinchazos telefónicos, seguimientos y espionaje informático. Todo llevado a cabo por el mando policial, que seguía un supuesto encargo del grupo editorial. La causa se enmarcó en el conocido caso Tándem, que afecta al citado policía.

El juez Manuel García‑Castellón, ya jubilado y que guiaba la investigación de la macrocausa, abrió una pieza separada en noviembre de 2019 para investigar si Villarejo seguía sus comunicaciones desde 2013, periodo durante el cual Zed facturaba alrededor de 400 millones de euros y contaba con mil empleados.

Vuelta a la actualidad

Durante todos estos años, Dolset ha estado "investigando", recopilando datos contra los que considera sus enemigos. En su imaginario, siempre hubo una operación de Estado para acabar con él. Para ello, se ha aliado con Leire Díez, la fontanera del PSOE a la que salvó de la presencia de Aldama esta semana. Pero también con más gente.

Ambos contaban con el apoyo del abogado Jacobo Teijelo. En el despacho de este, mantuvieron una conversación con Alejandro Hamlyn, empresario imputado en la Audiencia Nacional en un tema de hidrocarburos. Le pidieron datos para acabar con el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Balas, responsable de la unidad de delincuencia económica de la Unidad Central Operativa (UCO) de dicho Cuerpo.

Leire, como también Hamlyn, creen que todos sus problemas radican en esa unidad. Ella, porque es el equipo que investiga los casos de corrupción del PSOE y los que también afectan a la familia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Él, según se escucha en la conversación, porque cree que la UCO está a sueldo de otro industrial del fuel, Antonio Rodríguez Estepa, y que su situación procesal emana de unos supuestos acuerdos entre los agentes y ese empresario para acabar con las tramas de fraude en los impuestos de hidrocarburos mientras Estepa se salva.

Pero también entra en juego Patricia López. Esta periodista ha escrito numerosos artículos, primero en Público y luego en otros digitales, sobre la policía patriótica. Esto era, supuestamente, un grupo de agentes que trabajaban coordinados por Villarejo para acabar con rivales, políticos o no, del Partido Popular durante la etapa de Mariano Rajoy.

Según ha revelado la propia López, mantuvo una reunión con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en compañía de la exconcejal socialista Leire Díez y el empresario Javier Pérez Dolset. Según su versión, en ese encuentro entregaron audios del excomisario José Manuel Villarejo, obtenidos en colaboración con Dolset y grabados en saunas que eran propiedad del suegro de Pedro Sánchez.

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