El Partido Popular (PP) afirma que tras la histórica proeza en Andalucía, donde se ha logrado la primera mayoría absoluta conservadora y el mejor resultado electoral desde 2004, el partido ha "roto el último techo" electoral, un límite en Andalucía impuesto desde la entrada de la democracia por el PSOE. Ahora los populares entienden que si han sido capaces de romper esa barrera y conseguir gobernar en solitario, "en España el PP ya no tiene techo" y puede aspirar de nuevo a las grandes mayorías.
En uno de los principales y clásicos graneros socialistas, el voto a las formaciones de derecha se ha mantenido moderado hasta los últimos diez años. Pero sí que se aprecia un continuado ascenso que, este domingo, con 58 escaños de un total de 109 que componen el Parlamento de Andalucía y un 43,13% de los votos, ha terminado por materializarse. El presidente de la Junta en funciones y candidato a la reelección por el PP, Juanma Moreno, ha consolidado el cambio de ciclo definitivo en la autonomía, que se inició en 2018 tras la llegada al poder de la derecha en coalición con Ciudadanos.
En las primeras elecciones autonómicas de Andalucía en 1982, la suma de influencia de los tres principales partidos del ámbito de centroderecha, caso de la UCD de Luis Merino, Alianza Popular de Antonio Hernández Mancha, y Fuerza Nueva de Juan Manuel Conradi, a lo más extremo del bloque, supuso un 31,36% de apoyo inicial. A partir de ahí, la consolidación del PSOE y el socialismo en La Moncloa, con Felipe González al frente, provocó un ligero hundimiento los años posteriores, ya con AP como principal recolector del voto conservador y con un Centro Democrático y Social (CDS) bajo mínimos de influencia. De un 26,35% en 1986 a un 23,46% en 1990.
La refundación del centroderecha en lo que hoy es el PP, permitió, con Javier Arenas al frente, hacer la competencia directa a un PSOE-A que veía perjudicada su influencia a consecuencia de la actuación de González en los últimos meses al frente de la presidencia del Gobierno. Arenas y Chaves quedaron a una distancia corta de poco más de 150.000 votos a favor de los socialistas, que encontraron en el respaldo de IU la muleta perfecta para continuar al frente de la Junta. El PP tenía buena base a principios de los noventa, pero ningún socio en el que sostenerse dado que aglutinó a un espacio plural y amplio bajo sus siglas.
A principios del siglo XXI, ya consolidado el bipartidismo entre PP y PSOE, se aprecia con más claridad un 'efecto péndulo' entre las elecciones autonómicas y las generales en Andalucía. Algo que echa por tierra la afirmación generalizada de que 'no se vota igual en clave autonomista que nacional'. Según el gráfico mostrado anteriormente, en los momentos electorales más reseñables, como en las segunda victoria de José María Aznar (2000-2004), la derecha andaluza aumenta en intención de voto y queda en porcentajes muy parejos con el PP nacional en la región: 38,52% frente a 41,13%.
En esa línea, la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero y, posteriormente, de Mariano Rajoy, marcan un descenso y un aumento respectivamente dentro de esos parámetros electorales expresados. El 14 de marzo de 2004, el PP pierde las elecciones generales y logra un 34,25% de los sufragios en Andalucía. Ese mismo descenso queda reflejado en la cámara andaluza, con un 33,43% que mantiene a los de Arenas en la oposición. En 2008, el PSOE ve reducido su apoyo en la reelección, y se produce una equiparación más significativa del porcentaje de respaldo a la derecha en el escenario nacional y el regional: el PP obtiene un 39,56% de voto andaluz en las generales frente a un 39,2% en Andalucía.
El 'marianismo' y los nuevos partidos alientan cambios
Con la crisis económica de 2008 y sus efectos en España, en 2011 el PP consigue la segunda mayoría absoluta más amplia de la democracia y la máxima de la formación: 186 escaños. Con un 45,57% de respaldo electoral desde Andalucía -añadida además la fuerza de UPyD-, el PP andaluz se ve favorecido por los vientos de cola y en 2012, Arenas consigue el mejor resultado para los suyos: ser primera fuerza, contar con 50 escaños durante la legislatura y un 40,66% de apoyo. Pese a todo, consigue gobernar el PSOE con el apoyo externo de IU, nuevamente.
El voto andaluz se moviliza de manera casi simétrica en los comicios regionales y generales desde el 2000
Con todo, al PP-A se le hace insostenible aguantar el tirón prolongadamente e intentar aumentar esa cifra de respaldo en la siguiente convocatoria de 2015, dado que el bipartidismo se hunde y entran en escena nuevas formaciones en el centro-derecha como Ciudadanos. El PP de Rajoy se hace con un 28,71% frente a Moreno Bonilla, que logra un 26,65% y pierde 17 escaños hasta quedarse en los 33. La suma en conjunto entre populares y naranjas es de 43,59% en el Congreso de los Diputados y de 38,41% en Andalucía.
La derecha encabezada por Moreno Bonilla
Entre 2016, cuando en junio Rajoy reeditó con un pacto de gobierno con Ciudadanos a cambio de medidas concretas, y diciembre de 2018, cuando Moreno Bonilla y Juan Marín replicaron ese acuerdo a modo de coalición en la Junta de Andalucía, hubo dos cambios sustanciales. La primera es la moción de censura al PP que lo apartó de la presidencia del Ejecutivo nacional; y, la segunda, es la entrada de Vox al tablero político. De ese 49,99% de la derecha en Andalucía, se extrapoló casi por completo el porcentaje hacia los populares en torno a los 20 puntos. El resto, se ha ido transfiriendo entre Vox y Ciudadanos.
En base a esta progresión, queda evidenciado que el voto a la derecha española y la derecha andaluza va en consonancia entre generales y autonómicas. Los resultados de Moreno Bonilla, sumados al porcentaje de Vox y de Ciudadanos, ya prácticamente fuera de la aritmética parlamentaria tras su debacle y la pérdida de 21 escaños, situarían al bloque conservador en torno al 59,88%, que es el total de apoyo logrado. El PP, en solitario y bajo esta premisa, podría moverse alrededor del 43,13% de cara a las generales en la autonomía, una cifra no vista desde el 2011.
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