Un oso ha sorprendido a los vecinos de Villar de Biedma (Cangas de Narcea), en Asturias, merodeando por la carretera durante la noche de este viernes. Es la segunda vez que se ven imágenes de osos paseando por Asturias esta semana.
El motivo de que sea una buena época del año para poder observarlos es porque coincide con el periodo de celo, que tiene lugar en primavera y principios de verano, en el que los osos están muy activos.
Y es que, aunque hace algunos años avistar osos pardos en Asturias no era tarea fácil, actualmente, la realidad es muy distinta. Numerosos ejemplares se dejan ver tanto en zonas de montaña como en las inmediaciones de pueblos y aldeas.
De hecho, a principios de 2023, ya había alrededor de 370 ejemplares habitando la Cordillera Cantábrica según el último censo realizado en ese momento. Al ser una especie protegida y no estar permitida su gestión, las cifras se han ido incrementando con el paso de los meses..
Sin embargo, en El Independiente, contábamos hace justamente un año que la recuperación del oso pardo multiplicaba sus ataques a las cosechas y al ganado. Un hecho que hace que la población local esté dividida respecto a la repoblación de estos animales.
Te puede interesar
1 Comentarios
Normas ›Comentarios cerrados para este artículo.
Lo más visto
- 1 Avance de 'La Promesa' este lunes 24 de febrero
- 2 Juan Carlos Monedero, ¿quién te cree ahora, hermano?
- 3 Abascal, tonto útil en USA
- 4 Impacto en 'La Promesa' con una inesperada declaración de amor
- 5 Apuñalado de gravedad un español junto en Berlín
- 6 'Día Cero', la serie de Robert de Niro que ya puedes ver en Netflix
- 7 Un nombre sale a relucir en 'La Promesa' y un personaje le invoca
- 8 El Gobierno estudia fórmulas para aumentar más el gasto en Defensa
- 9 Francia, cómplice de la ocupación ilegal de Sahara Occidental
hace 9 meses
Los lobos acabaron con un pony de Úrsula (UE) y la gestión del lobo sufrió un cambio en Alemania. Si un oso, cualquier desgraciado día, ataca a un familiar de un político importante veremos qué pasa.
Eso sí, si lo rompe unos huesos a una viejilla de una aldea perdida, ningún político se va a preocupar mucho.
Es bonito y queda muy bien la recuperación de especies en peligro, pero la naturaleza en Europa es casi un jardín, y no hay un verdadero ecosistema que se autorregule.