Más allá de la reñida pugna entre el PSC, ERC y JxCat por el control del Parlament, las elecciones catalanas han propinado un duro golpe a las aspiraciones del centroderecha español que tendrá necesarias consecuencias en la política nacional, tanto a nivel externo como dentro de la estructura interna de los dos principales damnificados. El naufragio de PP y Ciudadanos y el histórico resultado de Vox ha dado alas a la teoría de que la formación 'verde' amenaza la supervivencia del actual Partido Popular y que, en todo caso, Casado necesitará a Abascal y no a Arrimadas para seguir soñando con Moncloa.
Pablo Casado necesita rearmarse tras un fracaso que ha dejado una sensación intramuros "devastadora", que a algunos recuerda incluso a aquella debacle del PP en las generales de abril de 2019, en que Albert Rivera se quedó a sólo 200.000 votos del sorpasso. El primer paso será enfrentar el ruido de sables interno, con la dirección de Génova en la diana, por la "cadena de errores" que, a juicio algunos dirigentes, ha llevado al PP al precipicio. Los populares no sólo no fueron capaces de frenar el sorpasso de Vox, sino a firmar el peor resultado de su historia en Cataluña (3 diputados y el 3,85% del voto) y a quedarse a años luz de los de Santiago Abascal, que ha capitalizado una parte importante de la sangría de Ciudadanos.
Frente a las voces que podrían verbalizar este martes en el seno de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP la necesidad de ejecutar cambios de calado entre algunos miembros de la dirección por la derrota sin paliativos en Cataluña, la respuesta de la cúpula es, por el momento, negativa. "Por un diputado menos no va a haber dimisiones", sentencian en Génova. Sí se abrirá, no obstante, un proceso de "reflexión" para analizar en qué momento Vox ha logrado dispararse de la manera en que lo ha hecho, así como "solucionar" los errores que se hayan podido cometer durante la campaña de las elecciones catalanas por parte del PP.
Fuentes del PP insisten en que la abstención y la desmovilización de su electorado han sido los motivos que explican la debacle, aunque no la justifique. Es cierto que la participación cayó nada menos que 25 puntos respecto al récord histórico que se registró en los comicios de 2017, pero entonces, con el 79%, el PP tampoco logró superar la marca de los cuatro diputados. El hecho de que el electorado más mayor se haya quedado en casa por miedo al coronavirus y la movilización "masiva" que, a juicio de los populares, ha logrado Vox gracias a un discurso de marcado carácter antinmigración que ha caracterizado toda su campaña.
El otro escudo frente a la debacle ha sido el del degaste ocasionado por la confesión de Bárcenas en mitad de la campaña catalana, que "ha dado mucho fuelle" a los de Abascal en estas elecciones. Las "facturas del pasado" que pagan los dirigentes del presente podría haber sido protección suficiente si, al menos, hubiesen mejorado su marca en Cataluña y Vox no les hubiese adelantado por nada menos que ocho escaños, teniendo en cuenta que las encuestas más pesimistas auguraban prácticamente un empate técnico entre ambas formaciones. Pero la debacle ha superado todos los pronósticos, y el motivo que señalan fuentes solventes del partido es el de una auténtica "estrategia suicida" cuyo peso "se ha cargado en su totalidad" sobre los hombros del presidente del partido "cuando no le correspondía".
Las fuentes consultadas señalan que la estrategia comunicativa al principio de la precampaña era "acertada", pero la confesión de Bárcenas y la incapacidad de la dirección para encajar los golpes y evitar un desgaste electoral torció las expectativas del PP en Cataluña. "No se ha sabido manejar la crisis de Bárcenas", reconocen en la cúpula de la formación. Y se apunta directamente a los departamentos de Comunicación y de Organización como responsables últimos del desastre en Cataluña por "sobreexponer a Pablo Casado" en lugar de "retirarle del foco" por un asunto del que no es "responsable". "Queriendo tapar una crisis se ha abierto otra mucho mayor", lamentan.
El debate sobre la apertura de un proceso de "recomposición" interna en los dos departamentos citados, especialmente en el de Comunicación, está encima de la mesa, porque "ahora toca asumir responsabilidades". Las fuentes consultadas no encuentran explicación, por ejemplo, a que Casado aceptase una entrevista en catalán en RAC1 en los últimos días de campaña, que "lo único que podía hacer era restar". Fue en este medio de comunicación en el que el líder del PP se desvinculó de la gestión de Mariano Rajoy durante el 1-O e informó que no estaba de acuerdo con el modo de actuar de su antecesor en la resolución del desafío independentista.
Los otros "errores" del PP
Pero hay otros fallos estratégicos que se sacan a colación de puertas para adentro. Algunos cuestionan, por ejemplo, que la estrategia haya pasado por buscar al antiguo votante de CiU que quedó huérfano buscando "espacios de convivencia" y enarbolando "gestión" cuando no se tiene una estructura fuerte en Cataluña, evitando un choque con el independentismo que sí ha capitalizado Vox. El mayor exponente de esta decisión fue el fichaje de Eva Parera como 'número tres' de la lista del PP. La incorporación de la otrora senadora de CiU levantó fuertes críticas dentro del PP catalán precisamente por "hacerle la campaña a Vox".
Además, la sobreexposición de Pablo Casado y el desembarco de líderes como Isabel Díaz Ayuso ha contrastado con la ausencia de importantes dirigentes, como es el caso del número dos del partido, Teodoro García Egea, en Cataluña, mientras Casado asumía en primera persona la crisis ocasionada por el escándalo de Bárcenas.
Feijóo pide autocrítica
Hasta ahora, el líder que más rotundamente se ha pronunciado para exigir "autocrítica" ante el descalabro del PP ha sido el barón gallego, Alberto Núñez Feijóo, que pidió a sus compañeros "reflexionar" sobre las causas de la derrota del partido en Cataluña frente al intento de Génova de esquivar una autocrítica pública.
El líder de la Xunta, sobre cuya figura siempre ha planeado la posibilidad de liderar el principal partido de la oposición después de negarse a dar el salto en 2018 tras la dimisión de Mariano Rajoy, ha restado responsabilidad no obstante a Casado sobre lo ocurrido en Cataluña frente a las voces que pueden cuestionar el liderazgo del actual líder del PP. "Son elecciones distintas, no extrapolables. La responsabilidad de un presidente nacional en unas elecciones autonómicas tiene que ser medida y distante", afirmó el líder gallego en una rueda de prensa.
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