El independentismo no era tan fuerte, políticamente, desde hace años. Los 14 diputados de ERC y JxCat valen una investidura y están a punto de conseguir la ansiada amnistía para todos los involucrados en el 1-O y sus derivadas. Sin embargo, esta ha sido la Diada menos multitudinaria desde 2012 -salvando los años del Covid-. 115.000 personas se manifestaron este lunes por las calles de Barcelona, 35.000 menos que el año anterior. Y lo hicieron visiblemente sumidas en el desconcierto provocado entre el independentismo más radical por la negociación de Carles Puigdemont con el PSOE para conseguir la amnistía.
La convocatoria de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) dejó claro que la amnistía no moviliza al independentismo. El objetivo sigue siendo la independencia, al que se encomendaron de nuevo tanto el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, como el secretario general de Junts, Jordi Turull. "Con la amnistía no se acaba el conflicto" señaló Aragonès.
Turull, además, reivindicó la unilateralidad. "Renunciar a las acciones unilaterales sería como renunciar a la nación" avisó ante el monumento a Rafael Casanova. Horas después, en la manifestación, la amnistía que centra la negociación del PSOE con JxCat y ERC para conseguir su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez no apareció ni en pancartas ni en consignas.
Amnistía asegurada
De hecho la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, no se refirió en ningún momento a una amnistía que los independentistas parecen dar por segura. Por contra, exigió centrar las negociaciones con el PSOE en el reconocimiento del 1-O como un referéndum legítimo para poder proclamar la independencia. "Independencia o bloqueo de las negociaciones" reclamó Feliu.
"Si no se atreven, si no saben como hacerlo, que convoquen elecciones y den paso a otra gente" añadió la líder de la ANC tras confirmar la decisión de la Asamblea de presentarse a las próximas autonómicas con una lista cívica. "Cualquier objeto de negociación que no sea esto (la independencia) rebaja los mínimos democráticos y blanquea al Estado español ante Europa" advirtió, convencida de que "Europa nos mira" tras el resultado del 23J.
Feliu reconoció que "no tenemos ninguna confianza" en que el PSOE acepte reconocer el 1-O, pero expresó también su desconfianza en que, si se diera el caso, los partidos catalanes estén a la altura. "Si contra todo pronostico la historia nos depara un momento de flaqueza del Estado español y reconocen el 1-O ¿El Parlament también reconocería el 1-O?" se preguntó, afeando a la "mayoría del 52%" no haber proclamado todavía la independencia.
Partidos cobardes
El concurso de Puigdemont en las negociaciones, por otro lado, no evitó los ataques a Esquerra. Pere Aragonès fue abucheado en una marcha en la que no participó Oriol Junqueras que tras dar positivo en Covid. "Ha sido muy anecdótico" afirmaba después la portavoz de ERC, Raquel Sans. En la manifestación de la izquierda independentista, la que protagoniza la CUP, las fotografías de Aragonès ardieron junto a las de Alberto Núñez Feijóo o el nuevo alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni.
Las apelaciones a la unidad independentista se combinaron en la marcha de la ANC con las críticas a los partidos políticos, a los que se tildó de "cobardes" por no proclamar la independencia. "Lo único que puede dar miedo al Estado y empujar a los partidos independentistas es la cohesión del movimiento" aseguró el presidente de Òminum, Xavier Antich.
En nombre del Consejo de la República Lluís Llach reclamó "confrontación con el Estado", desde la calle, las entidades, los partidos y desde nuestras instituciones. "Especialmente desde nuestras instituciones" destacó, advirtiendo a los inquilinos de la Generalitat: "si quereis gobernarnos, solo con confrontación os corresponderemos".
Fans de Puigdemont
"Exigimos la independencia"; "independencia o dimisión"; "ya votamos independencia" eran los lemas propuestos por la ANC, además del Vía Fora que daba nombre a la convocatoria de este año. Una manifestación en la que el expresident fugado perdió protagonismo respecto al año pasado, cuando su imagen bajo el lema "no surrender" se multiplicaba entre los manifestantes.
Este lunes apenas se repetió el grito de "Puigdemont, nuestro president" que ha plagado las manifestaciones independentistas de los últimos años. Y cuando la proclama empezaba a coger fuerza, al final del acto, la Asamblea la cortó haciendo sonar el himno de Els Segadors.
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