"Esta semana irá de decir que Esquerra no es razonable, que se vuelve caprichosa". Era el lamento de Marta Rovira, secretaria general de ERC, entrevistada este lunes, antes la evidencia de que los republicanos se han convertido en la piedra en el zapato de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. La resolución aprobada el viernes por el Parlament ha tensionado la negociación, y los socialistas señalan sin dudar a los republicanos, aunque desde Junts defienden ante sus bases que son ellos los que encarecen la negociación reclamando un referéndum de independencia.
Lo cierto, sin embargo, es que el partido de Carles Puigdemont se esforzó en las horas posteriores por dejar claro ante el PSOE y el PSC que están donde estaban. Y buena prueba de ello fue la intervención del propio Puigdemont en el acto del 1-O: una petición de confianza sin demasiadas concreciones. Y la promesa de no "malvender el 1-O por soluciones personales".
Es ERC la que necesita una victoria propia en la negociación para contradecir la frase que repiten desde JxCat: "lleváis cuatro años dialogando, ahora negociaremos nosotros". La amnistía ha abierto escenarios nada halagüeños para los republicanos.
Nuevo escenario electoral
En primer lugar, un regreso de Puigdemont a la política activa catalana como vencedor de la negociación con el PSOE. Lo que muy probablemente devolvería a JxCat el primer puesto en el bando independentista y cerraría el paso a un tripartito de PSC, ERC y Comunes. Es decir, adiós a la presidencia de la Generalitat, con la única opción de volver a ser el socio pequeño bajo presidencia de Junts.
La amnistía pone sobre la mesa, además, un escenario que nadie se planteaba hace apenas medio año: la posibilidad de que Oriol Junqueras vuelva a ser candidato. Una opción que lo sitúa en directa competencia con el actual president, Pere Aragonès. Una hipótesis que también divide a los republicanos.
Frente a estos escenarios, pesa en el ánimo de los negociadores republicanos el largo listado de dirigentes de Esquerra pendientes de juicio, a los que la amnistía beneficiaria en primera persona. ERC es el partido que más cuadros tiene pendientes de juicio, más de una treintena. Una lista que incluye a la secretaria general del partido o a dos consejeras del Govern Aragonès, entre otros muchos. Es decir, el partido más interesado en la amnistía, pese al protagonismo que el debate político otorga a la figura de Puigdemont.
Del 1-O a Tsunami
"Los medios dicen que -según los informes policiales en manos de la justicia- yo formaba parte de la dirección de Tsunami Democràtic, hasta que no sepa de qué va la instrucción de Tsunami no me arriesgaré a volver" reconocía Rovira en la misma entrevista. Una intervención en Catalunya Ràdio en la que la numero dos de ERC se resistió a decir lo que sí han explicitado Junqueras o Aragonès, que el referéndum es condición necesaria para la investidura.
También está pendiente de juicio la consejera de Cultura Natalia Garriga, que en 2017 era la número dos del departamento. El TSJC la procesa por un presunto delito de desobediencia grave. Meritxell Serret, consejera de Exteriores, ya ha sido condenada a un año de inhabilitación, pero ha recurrido la sentencia.
Junto a Garriga, el TSJC procesará tambien a Josep Maria Jové, actual presidente del Grupo Republicano en el Parlament, y Lluís Salvadó, presidente del Puerto de Barcelona. Eran los más colaboradores de Junqueras en Departamento de Economía cuando preparaban el referéndum del 1-O.
El propio Junqueras están pendiente de otro proceso, ante el Tribunal de Cuentas por la acción exterior de la Generalitat. Un proceso que se sigue paralelamente en un juzgado de Barcelona, que investiga de nuevo al ex conseller de Exteriores Raül Romeva. También al actual eurodiputado de ERC Jordi Solé y al ex director del Diplocat, Albert Royo.
La instrucción de Tsunami afecta además a dos nombres claves del entorno de Esquerra, aunque no ocupen cargos orgánicos: Xavier Vendrell y Oriol Soler. El primero, ex consejero durante el tripartito y ex secretario de Organización del partido, es clave en el entramado que hizo posible el 1-O y uno de los ejes que ayudó a construir Tsunami, según la instrucción.
Soler fue el director de la campaña electoral de Junts pel Sí -entonces coalición de ERC y CDC- y formó parte del núcleo de personas que tomaron las decisiones clave en octubre de 2017 en lo referente al referéndum y lo que aconteció en los días posteriores, hasta la declaración de independencia. Como en el caso de Vendrell o David Madí -este próximo a Junts- la instrucción de Tsunami lo sitúa en la cúspide de la organización ideada para reavivar la agitación independentista tras la sentencia del procés.
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