La CUP ha sido el partido catalán que con más agilidad se ha lanzado a capitalizar las protestas de los agricultores y ganaderos que esta semana han estallado también en Cataluña. Si el martes el partido animaba en sus redes a secundar la protesta de los payeses, el miércoles aprovechó la sesión de pleno en el Parlament para recriminar al Govern de Pere Aragonès continuar con "40 años de políticas erróneas que han estrangulado" a los pequeños productores.
Si en el resto de España Vox se lanza a capitalizar la protesta del campo con críticas a la Política Agraria Común (PAC) y la Agenda 2030 de la Unión Europea, en Cataluña es la CUP quien quiere abanderar la protesta. Y lo hace con los argumentos contrarios: limitación del tamaño de las explotaciones agrarias y ganaderas y más ayudas al sector. No en vano los anticapitalistas son firmes defensores del decrecimiento económico y medidas radicales contra el cambio climático.
"La agroindustria y la gran distribución son los responsables" de la crisis del campo, advirtió el diputado de la CUP Dani Cornellà en el Pleno del Parlament de este miércoles. El anticapitalista expresó el apoyo de su formación a la protesta y reclamó regular los precios, garantizar una renta agraria digna, evitar productos extranjeros "con normativas más laxas y una importante huella de carbono", y dar prioridad en el uso del agua "para los que producen alimentos" en detrimento de sectores como el turismo.
El sector primario sufre unas restricciones del 80% del agua disponible en las cuencas internas de Cataluña por la declaración de emergencia por sequía. En Lleida y el Ebro, donde se concentran más productores, ya no hay restricciones pero las sufrieron el pasado verano, con afectaciones en la producción de arroz y fruta dulce.
Con el sector lechero
No es la primera vez que la CUP se pone al frente de las protestas del sector primario. Hace dos años los anticapitalistas asumieron también las reivindicaciones de un sector lácteo atrapado entre el aumento de los costes y la caída de los precios de venta. Unió de Pagesos denunciaba entonces que el lindar de la rentabilidad para las explotaciones catalanas era de 0,37 euros por litro, pero el precio medio que recibían era de 0,33 céntimos.
También en esa ocasión, la CUP salió en defensa de las pequeñas y medianas explotaciones "contra los oligopolios y fondos buitre que alteran el tejido producitvo", denunció el diputado Pau Juvillà. La propuesta de los antisistema fue entonces una reforma des sectore que limitara las granjas a 300 cabezas de ganado.
La CUP obtiene sus mejores resultados electorales en las zonas rurales de Cataluña. En las elecciones autonómicas, los antisistema son cuarta fuerza en las provincias de Girona y Lleida, mientras caen a la quinta y sexta posición en Tarragona y Barcelona respectivamente.
Paralelamente, el sector agrícola fue uno de los más entusiastas apoyos del procés independentista. La última vez que los tractores desfilaron por la Avenida Diagonal de Barcelona fue el 10 de octubre de 2017, cuando Carles Puigdemont proclamó la independencia tras el referéndum del 1-O, para "suspenderla" a los 8 segundos.
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