Este lunes el nuevo Parlament surgido de las urnas el 12M vivirá una sesión de alta tensión con la elección de la Mesa que debe gobernar la cámara autonómica en la nueva legislatura. El bloque independentista escenificará el último intento por retener la mayoría en la Mesa que no le dieron las urnas, confiando en que el PSC de Salvador Illa no llegue a acuerdos con PP y Comunes para neutralizar el bloque integrado por Junts, ERC y la CUP. Y volverá al discurso de la "represión" y la "desobediencia" a cuenta del voto telemático de Carles Puigdemont y Lluís Puig.

Todo ello marcado por los resultados obtenidos menos de 24 horas antes en las elecciones europeas, en las que se prevé una alta abstención, especialmente en Cataluña, que podría rebajar sustancialmente la representación de Junts y ERC en el Parlamento Europeo.

Más allá de esos resultados, la primera lectura de la sesión constitutiva del Parlament será, salvo sorpresas, que el bloque independentista se mantiene pese a la derrota del 12M. La propuesta de una "Mesa anti-represiva" lanzada por la CUP para conservar el control de la Mesa fue acogida de forma entusiasta por Junts y ERC, que han dejado claro en los últimos días que es su opción favorita para imponerse al PSC.

Escenarios de votaciones

Los secesionistas partían originalmente del supuesto de que los Comunes no se sumarán a una eventual alianza de PSC y PP, lo que dejaría al bloque constitucionalista en 57 escaños, frente a los 59 que sumarían los tres partidos independentistas. Pero aquí entra el Tribunal Constitucional, y la decisión hecha pública esta semana de invalidar la argucia que ha permitido votar a Puig desde Bruselas en la última legislatura.

Sin los votos de Puig y Puigdemont, el bloque independentista empataría con la alianza integrada por socialistas y populares, sin necesidad de sumar los seis diputados de los Comunes, que a priori rechazan sumar fuerzas con el PP. Aunque ya lo hicieron, hace un año, para dar la alcaldía de Barcelona a Jaume Collboni.

El presidente del Parlament se escoge en una votación secreta, en la que se impone en primera vuelta el candidato que obtenga mayoría absoluta -68 escaños- y en segunda vuelta el que consiga una mayoría simple. En caso de empate, preside el Parlament el representante de la fuerza que ganó las elecciones. Es decir, el candidato socialista.

Desobediencia al Tribunal Constitucional

Esto explica que Esquerra se apresurara este jueves a anunciar que "desobedecerá" el criterio del Tribunal Constitucional y permitirá el voto de los dos diputados de Junts que son claves para que el independentismo tenga alguna opción. También el de su diputado Ruben Wagensberg, fugado en Suiza, aunque en este caso el voto delegado no ofrece problemas legales porque se ampara en una baja médica. anuncia desobediencia y fuerza a Agustí Colominas a mantener la posición, sesión movida

Esquerra "cree que se tiene que contabilizar el voto de los tres exiliados, para evitar que el TC pueda alterar las mayorías y torpedear" la formación de una "Mesa anti-represiva a partir del lunes" aseguraban los republicanos en un comunicado, el el que recordaban que una de sus diputadas Mar Besses formará parte de la Mesa de Edad que tomará la decisión.

Una desobediencia a la que tendrá que sumarse el diputado de Junts Agustí Colomines, que presidirá la Mesa de Edad. En la pasada legislatura, sin embargo, el republicano Ernest Maragall no admitió el voto de Lluís Puig en la constitución de la Mesa.

Más allá del enfrentamiento que puede provocar esa decisión, que previsiblemente será recurrida por los partidos no independentistas, el pleno debe completar la composición de la Mesa con una segunda votación para escoger a los vicepresidentes, y una tercera, en la que se escogerán los cuatro secretarios en orden descendente en función de los apoyos recibidos.

Lo más probable es que PSC y Junts se repartan las vicepresidencias, con el orden en función de los pactos alcanzados. En el reparto de las cuatro secretarías estará la clave de la mayoría en la futura Mesa, que los socialistas quieren preservar para evitar votaciones incómodas, por su contenido o por quién interviene en ellas.

Si los socialistas consiguen tejer de nuevo una alianza a dos bandas con PP y Comunes se asegurarán esa mayoría, que podría pasar por ceder una vicepresidencia a los populares y una secretaría a los comunes. Junts retendría la otra vicepresidencia y una secretaria, además de otra secretaría para ERC.