Apenas diez minutos ha durado la declaración de Brian Raimundo C. el joven acusado de la brutal agresión a una menor la noche de Halloween de 2021 en Igualada. La declaración ponía punto final a las testificales del juicio oral, que este viernes concluirá con los alegatos. El acusado solo ha respondido a su abogado, y lo ha hecho para negar su implicación en la agresión y asegurar que no recuerda nada de lo sucedido ese 1 de noviembre.
Minutos antes, el perito de los Mossos d'Esquadra que realizó el informe sobre el perfil criminológico lo había definido como un "delincuente sexual homicida" que "buscaba causar el máximo daño" a su víctima alargando el "sufrimiento". Los hechos ocurrieron la noche del 31 de octubre en el polígono industrial de Igualada. La víctima, una menor de 16 años, había ido con unas amigas a la discoteca Èpic, con más concurrencia de la habitual por la fiesta de Halloween.
La adolescente fue "salvajemente" violada y golpeada, según los responsables de la investigación. La encontró un transportista a primera hora de la mañana en un descampado, medio desnuda e inconsciente. La víctima pasó más de un mes ingresada, las primeras semanas en cuidados intensivos, y tuvo que someterse a cinco intervenciones quirúrgicas.
Protección a la víctima
La brutalidad de la agresión y las graves secuelas psicológicas que sufre llevaron al tribunal a exonerar a la víctima de declarar en el juicio. Su testimonio en la fase de instrucción se utilizó como prueba pre-constituida y se vio a puerta cerrada para preservar su intimidad. Una declaración en la que la menor aseguraba no recordar nada de aquella noche, y narraba las secuelas de lo sucedido.
La Fiscalía pide 45 años de prisión por los delitos de asesinato en grado de tentativa y agresión sexual para Brian Raimundo C, que ya había protagonizado dos agresiones sexuales con anterioridad. La primera, contra su hermana pequeña, y la segunda contra una ex pareja.
El perito de los Mossos que hizo el informe sobre el perfil criminológico del procesado ha explicado ante el tribunal que la "finalidad" de su agresión, más allá de satisfacer sus deseos sexuales, era buscar y causar el "máximo dolor y daño" a la víctima: "Le alargó el sufrimiento" y "la dejo en un estado de absoluta fragilidad", ha asegurado. Lo que le ha llevado a definirlo como un "delincuente sexual homicida".
Probable reincidente
Ha resaltado, de esta manera, su "falta de empatía" hacia la menor, a la que dejó "abandonada, desnuda, en una zona oscura y apartada -del polígono industrial en el que se cometió la brutal violación- y con lesiones muy graves", todo lo cual podría haber conducido "al peor de los desenlaces: la muerte". Por ello, el perito ha constatado que el violador de Igualada "no tuvo ningún tipo remordimiento" tras la brutal violación de la menor.
Ha explicado que la agresión sexual fue "muy violenta", algo que los expertos denominan "excesiva", ya que "superó la barrera" de la violencia "justa y necesaria" que suelen emplear los agresores sexuales. Según este perito, en este tipo de agresiones sexuales tan violentas a víctimas "desconocidas", como fue en este caso, el violador tiene un porcentaje de reincidencia del 70%, porque son personas que "no han resuelto sus conflictos" internos.
Secuelas irreversibles
En cuanto a los peritos que evaluaron a la víctima, han relatado ante el tribunal que la joven sufre secuelas como estrés postraumático y ansiedad depresiva que, en una probabilidad "muy alta", son "irreversibles" y pueden afectar a su vida laboral y a futuras relaciones sentimentales o sexo-afectivas. Entre otros síntomas, la joven tiene pensamientos suicidas, una "visión pesimista" de la vida, está en "alerta constante", tiene miedo o sufre alteraciones del sueño.
Los médicos forenses han corroborado que la menor sufrió durante el ataque "lesiones muy graves", de "riesgo vital", de "muerte", como traumatismo craneoencefálico y desgarros por la brutal violación, que han calificado de "monstruosos".
También han testificado este jueves los expertos que realizaron las pruebas de ADN de una chaqueta del acusado encontrada durante el registro policial en su domicilio, quienes han corroborado que las muestras halladas en esta prenda corresponden a la víctima.
Geolocalización y pruebas de ADN
En las sesiones anteriores, los Mossos que participaron en la larga investigación que concluyó con la detención de Brian Raimundo relataron como peinaron horas de imágenes de las cámaras de videovigilancia de la zona para cerrar el cerco sobre el acusado. Tras identificarlo, comprobaron que el repetidor de telefonía móvil sitúa al acusado en la hora y zona en la que se cometió la violación.
En dos de los tres móviles incautados al acusado la policía halló pruebas que le incriminan, como la coincidencia con la localización del teléfono de la víctima en la zona de la agresión, y el recorrido que hizo el procesado para volver a su domicilio. Además, el acusado buscó en internet información sobre la agresión sexual, tres días después del ataque.
La investigación realizada por la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos fue tan exhaustiva que la investigadora que declaró en el juicio relató de forma pormenorizada qué hizo la adolescente durante toda la noche. Desde que llegó a Igualada sobre las ocho de la tarde, acompañada por su madre, hasta que abandonó la discoteca a las 5.45 horas de la madrugada, tras mantener relaciones consentidas con un amigo, al que la policía descartó tras comprobar su coartada.
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