El próximo viernes Xavier Trias vivirá su último pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Lo ha confirmado el propio Trias en su perfil personal de X. Un adiós largamente anunciado que llega, sin embargo, sin que el ex convergente haya podido definir su sucesión al frente del grupo municipal de Junts. Tampoco se ha aclarado la política de alianzas del partido ante el nuevo ciclo político abierto en Cataluña por las últimas victorias del PSC, con un Carles Puigdemont insistiendo en recuperar la unidad independentista mientras ERC mantiene las negociaciones con los socialistas.

Tras su intento fallido de hacerse con la vara de alcalde, Trias decidió abandonar el Consistorio barcelonés. Sin embargo, la incertidumbre sobre la gobernabilidad de la capital catalana -Jaume Collboni gobierna en solitario a la espera de incorporar a ERC-, las batallas internas en el grupo municipal de Junts y la tensión en su partido por el avance de las elecciones catalanas impidieron su relevo en Barcelona.

Ahora, un año después del anuncio -tras el polémico "que os den" pronunciado en la investidura de Collboni- su marcha se hará realidad pese a que siguen sin resolverse la gobernabilidad de Barcelona ni la Generalitat. Una gobernabilidad en la que Trias asegura haber explorado todas las opciones de acuerdo con los socialistas.

El futuro de Barcelona, en Waterloo

Una visita a Puigdemont en Waterloo ha sido el penúltimo acto público de un Trias antes de abandonar el Ayuntamiento. Con ese encuentro, al que acudió acompañado por los regidores Jordi Martí Galbis y Neus Munté, Trias oficializó su renuncia ante el partido, dejando en manos de Puigdemont el futuro del grupo municipal.

Tras la renuncia de Trias, Martí ocupará la presidencia del grupo y Munté la portavocía. Se trata de los únicos regidores procedentes de su época al frente de la alcaldía, sus colaboradores de mayor confianza. Pero Trias sabe que la batalla por ser el próximo candidato a la alcaldía está más abierta que nunca, en un grupo con dos ex consejeros de la Generalitat -Damià Calvet y Victoria Alsina- y un hombre de la máxima confianza de Puigdemont como el portavoz de Junts, Josep Rius.

´Quizá por ello Trias insistía este domingo en que Martí y Munté "son las personas que tienen que hacer que este grupo continúe sólido y fuerte y con las ideas claras" pero no se mojaba sobre el próximo candidato. De hecho, la visita a Waterloo de este lunes ha servido para pasar el testigo a Puigdemont en la responsabilidad de escoger al próximo aspirante a la alcaldía.

"Lo primero que tiene que pasar es que la persona que se presente tenga el apoyo total de la dirección del partido, y eso quiere decir tener el apoyo del president Puigdemont", advertía este domingo en una entrevista en El Nacional. Lo que sí tiene claro es que la elección debe hacerse en en los próximos meses para que el futuro alcaldable tenga dos años de proyección como candidato.

Último representante del pujolismo

Con Trias se va el último representante del pujolismo que durante más de dos décadas gobernó Cataluña. Miembro de Convergencia Democrática desde sus orígenes, fue consejero de Sanidad entre 1988 y 1996, para ocupar después la consejería de Presidencia hasta el 2000, oficializando así su entrada en el círculo más íntimo del poder en torno a Jordi Pujol.

Tras dejar el Govern fue diputado en el Congreso entre el 2000 y el 2004, liderando el grupo parlamentario de CiU tras el retorno de Josep Duran Lleida a Barcelona para intentar disputar la sucesión de Pujol, que finalmente recaería en Artur Mas. En 2003 regresó a la capital catalana para encabezar la candidatura a la alcaldía, que no ganaría hasta 2011 y solo ocupó durante un mandato. En 2015, una casi desconocida Ada Colau le arrebató el bastón de mando de la ciudad.