"Se abre una nueva etapa con nuevos liderazgos". Fue la frase más repetida por la consejera de Interior de la Generalitat, Núria Parlon, en su primera comparecencia ante los medios. Una rueda de prensa en la que anunció el cese fulminante los comisarios Eduard Sallent y Rosa Bosch, números uno y dos los Mossos d'Esquadra cuando Carles Puigdemont dejó en ridículo al cuerpo policial con su fuga del 8 de agosto. Este lunes era el día de la confirmación de José Luis Trapero como nuevo director general de la Policía, pero Parlon no quiso dejar espacio a las especulaciones y optó por abordar desde el primer momento el relevo en la Prefactura de los Mossos.
El Govern aprobará este martes el nombramiento de Trapero en una segunda reunión del Consell Executiu marcada por los nombramientos del sottogoverno de Salvador Illa. Un listado en el que pocos nombres tienen la significación política del mayor de los Mossos, cuyo fichaje fue el único que Illa anunció en campaña.
Esquius fue el puente entre la aplicación del 155 en los Mossos y el nombramiento de Sallent por parte del Govern de Quim Torra
El escogido para sustituir a Sallent es Miquel Esquius, un comisario de larga experiencia, perteneciente como Trapero a la primera generación de Mossos. Esquius fue, de hecho, el máximo responsable de los Mossos que hizo de puente entre la aplicación del 155 en los Mossos, cuando la jefatura la asumió el comisario Ferran López, y el nombramiento de Sallent por parte del Govern de Quim Torra.
Sallent -promocionado aceleradamente a comisario para poder asumir la jefatura del cuerpo- fue el hombre escogido primero por Junts, después por ERC, para relevar del puente de mando de los Mossos al equipo formado durante años por Trapero. Ahora Trapero regresa, esta vez con un cargo "político" que le mantendrá al margen de la dirección operativa de los Mossos, asegura Parlon. Pero ha participado de la decisión de cese fulminante de Sallent y la elección de Esquius.
Un equipo que cerró filas con Trapero cuando fue procesado por la Audiencia Nacional por su papel en la preparación del referéndum ilegal del 1-O. Y que confirmó la existencia de un plan para detener a Puigdemont y su gobierno si así lo requería la justicia. Trapero regresa ahora, con 39 años de servicio a sus espaldas y un cargo de designación política que le obliga a pedir una excedencia del cuerpo. Este lunes, en la reunión de la cúpula policial en la que se explicaron los cambios, fue la última vez que vestía el uniforme de Mayor del Cuerpo de Mossos.
Moriana, rival de Sallent
Tampoco es inocuo el nombramiento de la comisaria Alicia Moriano como número dos de Esquius. Moriana fue la comisaria que disputó a Sallent la nueva plaza de mayor, en un proceso que está impugnado en los tribunales. Una impugnación que impidió al republicano Joan Ignasi Elena, anterior de consejero de Interior, formalizar el nombramiento con un premio, el de mayor de los Mossos, que hasta ahora solo ha obtenido Trapero.
Parlon desvinculó ayer la destitución de Sallent de los "errores" en el dispositivo para detener a Puigdemont. Y argumentó que se trata de una decisión que ha hablado en los últimos días con el nuevo director de los Mossos -Trapero- con el objetivo de abrir una "nueva etapa" en la policía.
De Miquel Esquius, Parlon señaló que espera que impregne al cuerpo con un liderazgo "conciliador e integrador". La consejera destacó además que se trata de un comisario que genera confianza en las instituciones y tiene "muy buena relación" con la judicatura, la Fiscalía, los entes locales y los cuerpos estatales.
Parlon destaca la "muy buena relación" de Esquius con la judicatura, la Fiscalía, los entes locales y los cuerpos estatales
De Moriana, la consejera destacó su experiencia en los servicios centrales de los Mossos y como directora de la Escuela de Policía de Cataluña. "Es una mujer rigurosa y exigente" aseguró, que ha participado en tareas de enlace en la Unión Europea para la prevención de delitos de trafico de drogas, que "será uno de los ejes vitales en la nueva etapa".
En este contexto, Parlón defendió el nombramiento de Trapero como director general de Policía -recordó que su antecesor, Pere Ferrer, es ambientólogo para defender que un policía asuma esta dirección general- y aseguró que Trapero no debe "interferir" en "ningún caso" en la "independencia" con la que actuará la nueva jefatura del cuerpo, ya que son los mandos uniformados los encargados de los operativos y de comandar al cuerpo.
La incógnita de Ferran López
La consejera no aclaró si seguirá en su cargo otro de los antiguos hombres de confianza de Trapero, el comisario Ferran López, responsable ahora de las relaciones institucionales con el Ministerio del Interior. Parlon puso énfasis en su voluntad de mejorar la coordinación con los cuerpos de seguridad estatales y destacó que la relación con el Gobierno "es muy importante". Pero no despejó la duda sobre López.
El comisario López se convirtió antes del 1-O en el número dos de Trapero, fue el hombre al que el ahora director general de Policía encomendó asistir a las reuniones de coordinación con Policía y Guardia Civil bajo la batuta del coronel Diego Pérez de los Cobos. Una tarea que le convirtió en elegido para sustituir a Trapero cuando se aplicó el artículo 155 de la Constitución.
Pero no fue ese relevo el que enturbió la relación entre los dos comisarios de los Mossos. Trapero lo recuperó cuando, una vez absuelto por la Audiencia Nacional, fue restituido como jefe de los Mossos por Quim Torra. Pero meses después López se convirtió en el fichaje estrella de Joan Laporta para dirigir la seguridad del F. C. Barcelona.
Es este baile de nombres al frente del Cuerpo de Mossos d'Esquadra el que ha centrado las primeras críticas sindicales ante los nuevos nombramientos de Parlon. El portavoz del sindicato USPAC, Albert Palacio, recordaba este lunes que "son siete jefes de los Mossos en siete años" para ejemplificar el hartazgo ante cambios en los que ven un sentido meramente político. "No es un problema de la primera etapa de Esquius, queremos que nombren a alguien que pueda dirigir un cuerpo policial fuera de la política", reclamaba Palacio.
El clan de Santa Coloma
El Govern nombrará también este martes como secretario general de Interior a Tomàs Carrión, hasta ahora director de servicios de seguridad ciudadana, espacio público y medio ambiente del Ayuntamiento de Santa Coloma Gramenet (Barcelona). Carrión se convertirá así en el número dos de una consejera con fuerte presencia de cuadros formados en la alcaldía que Parlon ha ostentado durante 15 años.
También proceden del gobierno local de Santa Coloma Esteve Serrano, hasta ahora teniente de alcalde de la ciudad, que será el jefe de gabinete de Parlon, la nueva jefa de protocolo de la consejería, Goyi Salgado, y que era la coordinadora del gabinete de Alcaldía, o el nuevo jefe de comunicación de Interior, hasta ahora responsable de prensa del Ayuntamiento de Santa Coloma.
Ni siquiera el flamante nuevo director general de Policía es ajeno a este "clan de Santa Coloma", ciudad de la que José Luis Trapero es originario. Parlon y Trapero son viejos conocidos por sus respectivas responsabilidades al frente de los Mossos y de una de las ciudades más complejas del entorno metropolitano de Barcelona.
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