El pasado 8 de agosto Carles Puigdemont no huyó de Barcelona tras abandonar el mitin de Arco de Triunfo. Se ocultó en un piso hasta mediodía, desde allí fue trasladado en coche a otro piso y salió de la ciudad en torno a las 20.00 horas para regresar a Waterloo (Bélgica). Así lo ha relatado este lunes Jordi Turull, secretario general de Junts que participó en la huida del ex president, pese al operativo de los Mossos d'Esquadra para detenerlo.
Turull ha asegurado en una entrevista a RAC1 que Puigdemont tomó la decisión de huir de nuevo al constatar que no podría intervenir ante el pleno de investidura de Salvador Illa que en ese momento tenía lugar en el Parlament. Y ha recriminado al entonces consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, que "el mismo día votara a un president del 155 y montara un dispositivo" policial para detener a Puigdemont digno de la "detención de un terrorista".
El secretario general de Junts ha negado tajante la existencia de ningún acuerdo con los Mossos o le Govern, entonces en manos de ERC, para permitir que Puigdemont interviniera en el mitin convocado a primera hora de aquel jueves y se entregara después a la policía autonómica. "No había ningún pacto" ha negado contundente. Un "pacto para someterse a alguien que no aplica ley es impensable" añadía en referencia al juez instructor del procés en el Tribunal Supremo, Pablo Llarena, blanco de buena parte de sus ataques. "No hubo ningún contacto" con la dirección de los Mossos ni el Govern ha asegurado.
La imagen de los Mossos
Turull ha rechazado además que la huida de Puigdemont haya perjudicado la imagen de los Mossos, cuyo máximo responsable, Eduard Sallent, ha sido relevado por el nuevo ejecutivo catalán tras el fiasco del 8 de agosto. Según el relato del dirigente de Junts, Puigdemont optó por la huida "también pensando" en salvaguardar la imagen de la policía autonómica.
Puigdemont "valoró" los efectos que podía provocar la imagen de los mossos deteniéndolo, ha argumentado Turull. "No quiero que los mossos tengan esta imagen" asegura que afirmó Puigdemont, convencido de que esa imagen "podía provocar ruptura sentimental para mucha gente".
Cambio de estrategia
Según el relato de secretario general de Junts, Puigdemont abandonó el mitin convocado por la ANC en dirección a un piso en las inmediaciones del Paseo Lluís Companys para "preparar el debate de investidura" en el que asegura que pensaba participar. Lo hizo acompañado por Turull, quien ha atribuido al despliegue policial de ese día la decisión final de Puigdemont de huir de nuevo.
"Cuando tuvimos noticias del despliegue policial" a su juicio más propio de una operació de detención de un terrorista, y del "uso de gas pimienta" contra los manifestantes que intentaban entrar en el Parque de la Ciudadela, "comprendimos que no era el despliegue habitual para un debate de investidura sinó para hacer una detención" ha argumentado Turull para explicar el "cambio de estrategia" de Puigdemont.
A partir de ese momento, añadía el dirigente de Junts, la decisión era "dejarse detener o plantar cara" a la justicia española. Fue entonces cuando Puigdemont decidió renunciar a intervenir ante el Parlament, ha asegurado, y a mediodía trasladan a Puigdemont a un segundo piso, más alejado del entorno del Parlament. Lo hacen de nuevo en coche, con las ventanillas del pasajero tintadas y de parking a parking.
Operación jaula
En ese momento los Mossos habían desplegado una "operación jaula" que colapsó las salidas de Barcelona. Pero nadie importunó el trayecto de Puigdemont, que no se comunicó con nadie para anunciar su decisión. Sí lo hizo su entorno, siempre con móviles antiguos "tipo Nokia" y sin utilizar plataformas de mensajería que pudieran ser rastreadas por los servicios de inteligencia.
Finalmente, a las 20.00 horas, con la operación jaula ya desactivada, Puigdemont abandonó Barcelona en ese segundo vehículo en dirección a Bélgica. No se detuvieron en el sur de Francia, ha explicado Turull, porque "en los últimos días se había visto por allí a personas que no eran gendarmes pero se les parecía mucho".
El número dos de Junts ha relatado además que les "sorprendió" la situación en el entorno del Arco de Triunfo, donde Puigdemont protagonizó su brevísimo mitin. "No hubo persecuciones, nadie nos dio el alto" ha asegurado, "solo vimos a un señor que anotaba la matrícula y hablaba por teléfono" ha concluido, tras negar que hubiera una estrategia tras el uso de gorras y sombreros de paja.
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