Los partidos catalanes afrontan este otoño como un auténtica carrera de obstáculos en forma de congresos. Procesos para revisar los liderazgos que han gobernado Cataluña en la última década con los exámenes a Carles Puigdemont (Junts) y Oriol Junqueras (ERC), y el relevo de Ada Colau. Un calendario que condicionará también al Gobierno de Pedro Sánchez, tanto para la aprobación de unos nuevos presupuestos generales como para cualquier iniciativa que deba pasar por el Congreso. Como la reforma de la 'Ley mordaza' pactada con Bildu. No en vano Junts, ERC y Comuns suman 20 diputados clave en la mayoría de progreso que sostiene al Gobierno.
La primera cita será también la más determinante, el congreso que Junts celebrará entre el 25 y el 27 de octubre el Calella (Barcelona) con el objetivo de encumbrar de nuevo a Puigdemont a la presidencia del partido. Dos semanas después será el turno de los Comunes. Los morados afrontan el relevo de Colau, que se va con la amenaza de regresar para las municipales de 2027 y la necesidad de revisar su estrategia política, incluida la relación con Podemos.
ERC, un partido roto
El 30 de noviembre, coincidiendo con el Congreso del PSOE, ERC dirime la batalla por el liderazgo del partido. Oriol Junqueras parte como favorito para revalidar la presidencia del partido, esta vez con Elisenda Alamany como número dos. Pero la batalla está abierta, aseguran fuentes republicanas, que advierten que "aunque gane, no lo hará con el 90% de los votos", tendrá que pactar con los perdedores tras una campaña que está siendo descarnada por el cruce de acusaciones entre Junqueras y la actual dirección de Marta Rovira.
El partido está tan dividido que esa fractura se evidencia también en el Grupo Republicano en el Congreso. Sus líderes, Gabriel Rufián y Teresa Jordà, se alinean con las dos principales facciones del partido: Rufián con Junqueras, Jordà forma parte de la candidatura auspiciada por Rovira. Además, la tensión en el partido ya ha provocado una baja en el grupo, la de Montse Bassa.
En las últimas semanas, Junqueras ha coqueteado con el sector más crítico con los pactos con el PSOE y el PSC, asegurando que "había muchos motivos para votar en contra" de la investidura de Salvador Illa. Un victoria por la mínima en el conclave republicano podría llevarle a romper puentes con los socialistas para ejemplificar la ruptura con la etapa liderada por Rovira, aunque el ocupara la presidencia del partido.
Junts, en manos de Puigdemont
Cuando se dirima la batalla en ERC Puigdemont ya habrá completado la "renovación" de Junts. Un proceso anunciado por el ex president ante los diputados de Junts reunidos en Waterloo esta semana que consistirá en ascender a nuevos valores que compensen el retorno del líder que nunca se fue del todo. Casi nadie alberga dudas sobre el objetivo principal del cónclave de Junts: encumbrar de nuevo a Puigdemont a la presidencia del partido y renovar su ejecutiva para amoldarla a ese liderazgo. Pero el cónclave debe aprobar también una ponencia política y de estrategia que marcarán las relaciones con el Gobierno.
El objetivo fijado por la ponencia de estrategia del partido y convertir a Junts en 'pal de paller' (eje central) del independentismo, la misma expresión con la que tradicionalmente se autodefinía Convergencia. Pero junto a esa voluntad, se mantienen todas las amenazas explicitadas hasta el momento contra la estabilidad de la mayoría de gobierno en el Congreso. El texto dirigido por Mónica Sales y Agustí Colominas define Junts como "un partido para la independencia, firme en Madrid". No se atisba, por tanto, una relajación en las relaciones con el PSOE.
Comunes, la revolución silenciosa
Frente a la guerra abierta en el seno de Esquerra y un Puigdemont empeñado en centrar los focos con su oposición a cada iniciativa del Gobierno en el Congreso, el cónclave que debe marcar el futuro de los comunes se ha convertido en la revolución silenciosa de la política catalana. Pero el balance de los Comunes era igualmente dramático tras las las elecciones autonómicas y europeas del pasado verano. Y el adiós anunciado por Ada Colau, que deja abierta la puerta a regresar en 2027 para volver a competir por la alcaldía de Barcelona, abre más interrogantes de los que cierra.
Los comunes perdieron dos diputados en el Parlament hasta quedarse solo con seis el pasado mayo. En las europeas se quedaron en un 4,3% de los votos en Cataluña -el peor resultado de la confluencia desde su creación en 2015-. Podemos les superó en Cataluña, con Irene Montero como candidata, con 8.000 votos más y, por más intentos que han hecho, se han quedado fuera de todo pacto de gobierno en Barcelona.
Esta será la cuarta asamblea de Catalunya en Comú en tan solo siete años en el partido creado por Xavier Domènech y Ada Colau. La líder de los Comunes en el Parlament, Jéssica Albiac, anunció este verano un "cambio de caras" en el liderazgo del partido que ahora dirigen Colau, Albiach y Candela López, diputada en el Congreso. Pero solo Colau ha renunciado a seguir al frente del partido.
En una carta a la militancia Colau confirmó su intención de dejar el Ayuntamiento de Barcelona a finales de octubre, y revelaba que no se presentará en la asamblea de noviembre para seguir coordinando Catalunya en Comú. La IV Asamblea Nacional del partido estaba prevista para el año 2025, pero los resultados electorales llevaron a la formación a adelantar el congreso un año para "actualizar y renovar el proyecto político".
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