"Cataluña no ha salido de la sequía". Es la letanía que repite semana tras semana la consejera de Territorio y portavoz del Govern, Sílvia Paneque. También esta semana, tras el paso de la DANA por Cataluña, que ha dejado cantidades de lluvia no vistas en el último lustro. Entre el fin de semana y el lunes las comarcas del sur de Tarragona han registrado precipitaciones de entre 100 l/m² y 400 l/m², pero la lluvia ha sido más que discreta en el norte de Girona, donde se encuentran las cabeceras de los ríos que riegan el centro y norte de Cataluña.

Fuente: Agencia Catalana del Agua

Los embalses de las cuencas internas de Cataluña se encuentran todavía al 32% de su capacidad. El Plan de Sequía de Cataluña establece cinco niveles para graduar las alertas por riesgo de sequía, que establece la situación de alerta en el momento en que los embalses se sitúan por debajo del 40% de su capacidad. En este nivel, el plan de sequía ya fija una limitación de 250 litros por habitante en día para todos los municipios de las zonas en situación de alerta, y medidas de ahorro como limitación del riego o la prohibición de utilizar agua para fuentes ornamentales.

Pese a todo, la situación de los embalses catalanes dista mucho de la del marzo pasado, cuando las reservas hídricas llegaron a su punto más bajo, con apenas un 14,3% de su capacidad y pantanos como el de Sau, prácticamente vacíos. La Generalitat decretó entonces la emergencia, con unas restricciones que condicionaron especialmente a las explotaciones agrícolas y ganaderas.

Seis millones de personas, residentes en 202 municipios de las zonas más pobladas de Barcelona y Girona, sufrieron las restricciones por la sequía durante la pasada primvera tras constatarse que los embalses de las cuencas internas de Cataluña, el sistema Ter-Llobregat, han bajado de los 100 hectómetros cúbicos de agua embalsada. Fue uno de los motivos detrás del adelanto electoral decidido por Pere Aragonès que a la postre le costaría la presidencia de la Generalitat.

La lluvia no llega a las cabeceras

Cataluña ha cerrado el octubre más lluvioso desde 2018. Un balance que se completaba con la llegada de la DANA los primeros días de noviembre. Pero las lluvias de este otoño se han concentrado en el oeste y sur de la comunidad, en ámbito de la cuenca del Ebro, que no riega a esa parte muy mayoritaria de la población catalana. Por contra, las lluvias han sido más que discretas en las cabeceras de los ríos del Pirineo que integran las cuencas internas, especialmente el sistema Ter-Llobregat.

Así, destacan las subidas en los pantanos del Sur, como Riudecanyes, que ha pasado del 1,6% al 14%, o Siurana, del 1% al 6% en una zona -la de Tarragona- especialmente castigada por la sequía. La DANA está detrás de la espectacular recuperación del pantano de Ulldecona, que ha pasado de estar vacío al 53% de su capacidad; pero este embalse no forma parte de la cuenca hidrográfica catalana.

Un crecimiento que no han experimentado los embalses que garantizan el suministro de Barcelona y Girona. Se trata de Sau, que ha pasado del 17% al 28,4% en un año, o Susqueda, que se encuentra al 27% de su capacidad, frente al 18% de hace doce meses. La mejora es sustancial en la Baells, en la parte alta del Llobregat, que dobla sus reservas, con un 55% de su capacidad frente al 24% de noviembre de 2023.

Este noviembre tendrá que seguir lloviendo para que Cataluña supere ese 40% de capacidad en sus embalses que fija la salida del estado de alerta. Una situación que no se ha producido en los últimos tres años. El pasado junio, en el mejor momento de los últimos meses, los embalses de las cuencas internas alcanzaron el 37% de su capacidad, pero a principios de octubre el agua embalsada ya había caído diez puntos.