Cuando los puentes parecían rotos como en la Región de Murcia, María Guardiola ha dado un giro para intentar reconducir el diálogo con Vox y evitar una repetición de elecciones que podrían poner en riesgo la capacidad del PP de dar un vuelco político en Extremadura. Y es que, con un solo escaño de la derecha que se traslade a PSOE o Unidas Podemos, frustraría cualquier opción de desplazar al presidente en funciones, al socialista Guillermo Fernández-Vara. La popular ha confirmado este lunes, vía carta a sus afiliados que no quiere dar opciones a la izquierda [algo en lo que coincide con Vox, tal y como reconocen desde la sede nacional de Bambú los de Santiago Abascal], por lo que cree correcto incidir en el "diálogo" para conseguir "un acuerdo programático" con Vox para su investidura.
Inauguradas ya la nueva legislatura en la Asamblea, el margen que queda es el mes de septiembre. De hecho, hoy la presidenta de las Cortes inicia la ronda de consulta con los grupos para explorar qué candidato llega con mejor opciones para una sesión de investidura.
Ahora bien, aunque el mensaje público de Abascal, desde Valencia [allí ha asistido a la apertura de Les Corts este lunes], y los suyos ha sido el de recibir como positivo este cambio de postura, cuyo antecedente oxigenaba al sanchismo en Extremadura y a nivel nacional, dicen, desde Vox se sigue recalcando internamente que de ninguna manera se conformarán con un pacto de programa. La exigencia sigue siendo la misma que plantearon hace ya casi dos semanas: entrar en el Ejecutivo.
La condición esencial de Vox de cara a un nuevo proceso de negociación será exigir una cuota interna, en la que, a diferencia del anterior periodo de conversaciones, no queda asegurado que los ultraconservadores de Ángel Pelayo en el territorio vayan a renunciar ahora a una vicepresidencia como se dijo. Porque, como se indica en las filas de Vox, se requiere "volver a hablarlo todo". Preguntados por el asunto, fuentes nacionales de Vox argumentan que una vez se despeje el calendario de reuniones, no se va a pedir "más competencias" de las necesarias. Cabe recordar que en las anteriores negociaciones se solicitó Agricultura y Educación, para rebajar esa última cartera a la petición de Cultura [las mismas competencias pedidas en multitud de municipios y en Valencia]. "De verdad que no", insisten mientras ponen en valor la necesidad de consensuar un programa y ser "responsables".
La apuesta por un pacto externo en lugares como Baleares conllevará, no obstante, garantizar instrumentos de control para asegurar que se cumplen los acuerdos programáticos"
A diferencia del terreno extremeño, los de Abascal muestran disposición a una mayor flexibilidad en Aragón o Baleares. En ambas autonomías PP y Vox ya han acordado el control de la presidencia de la cámara para la fuerza verde: Marta Fernández en las Cortes mañas y Gabriel Le Senne en las Illes. Ese gesto correspondido con Bambú, que ya se dio inicialmente en el pacto de mínimos que llevará a PP y Vox a su segunda coalición regional en la Comunidad Valenciana, en contraste no se ha producido en Extremadura. Allí el PSOE domina la Mesa parlamentaria junto a Unidas Podemos, y Vox ha quedado fuera, por lo que éste es un aliciente para no abrirse a ningún otro acuerdo que no pase por la cogobernanza.
Un matiz importante a las conversaciones que se vienen dando entre los equipos negociadores de Jorge Azcón, el barón aragonés del PP y Alejandro Nolasco de Vox, así como los de la popular balear Marga Prohens y el candidato y ahora cabeza de lista de Vox al Congreso por Baleares Jorge Campos, es que apostar por una vía alternativa a acuerdos de coalición no quiere decir que se renuncie a controlar que se cumple el pacto.
Y es que los precedentes del PP y Ciudadanos en Andalucía en la legislatura de 2018 y 2022, y la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso en solitario entre 2021 y 2023, dicen, confirman que "el PP no cumple los acuerdos cuando son solo de programa". A la hora de detallar qué métodos alternativos se barajan para esa supervisión externa, aparte de reuniones periódicas, no se descartan entradas a algunas secretarías y direcciones generales. Es decir, estructuras inferiores dentro de las consejerías. "Hay que buscar las vías", se limitan a detallar en Vox.
Vox alude a presiones de otros barones del PP
Fuentes de Vox creen que el paso atrás dado por Guardiola, quien ponía líneas rojas a la incorporación en el Gobierno a un partido que "no reconoce la violencia de género" o la pluralidad de colectivos como el LGTBI, se debe a presiones internas, pero especialmente externas. "Se ha metido en un jardín y está reculando", en los últimos días, consideran en Vox, quien apunta al acto de investidura de Ayuso este fin de semana. Se sugieren conversaciones de Guardiola [que se dieron] con la propia presidenta de Madrid, así como con el próximo de la Comunidad Valenciana Carlos Mazón, y con el actual de Castilla y León Alfonso Fernández Mañueco incitándola a volver a la senda del diálogo. Un diálogo que no se ha dado directamente entre Vox desde Madrid y Guardiola en este tiempo, solo entre equipos designados.
Ayuso, Mazón o Mañueco conversaron con Guardiola en la investidura de la presidenta de Madrid para que volviera a la senda del diálogo con Vox"
Según ha podido saber El Independiente, desde Génova se considera que, al igual que Mazón se ha precipitado demasiado pactando con los de Carlos Flores Juberías, Guardiola ha hecho lo mismo forzando la ruptura que ahora busca reconducir. Frente a la tesis de Guardiola, que ya se veía en precampaña de cara a una repetición de comicios, tanto barones como cúpula vendrían a entender que de pasarse a ese escenario, el PSOE saldría beneficiado [más información en la siguiente noticia relacionada]
Ante esta encrucijada, en Vox no ven descabellado que Génova "intente torpedear el acuerdo", hay dudas sobre que esto pueda darse de existir opciones de producirse un pacto de coalición. Ello, para no manchar la campaña de Feijóo al estilo Sémper, basada en la moderación, y que llama a aglutinar el mayor número de votos bajo el paraguas del PP. Posponer sin motivaciones no agrada en Vox, que, no obstante, prefiere centrarse no en los tiempos, sino en los puntos que se proponen y se pactan. Aunque no niegan que cuantos más acuerdos se consigan antes del 23-J, mejor para ellos.
Mientras que el giro de Guardiola ha estado, en parte, motivado por la posibilidad de pérdidas electorales, desde Vox sostienen que su posición inamovible hasta la fecha no les podría pasar factura de producirse una repetición de elecciones autonómicas en otoño. "Nuestro votante no se siente confundido como el del PP, porque no hemos cambiado el discurso respecto a la campaña. Es más probable que ir de nuevo a las urnas penalice más al PP que a Vox". Esta idea, también la trasladan al escenario de generales. "Ganará quien más movilice a la gente, y nosotros estamos movilizados", sentencian desde Vox.
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