El 20 de agosto de 2018, un lunes, comenzaron las obras de remodelación de la estación de metro de Gran Vía. La entrega estaba prevista para abril de 2019, pero estamos en mayo de 2021 y los trabajos continúan. Este domingo se cumplen mil días desde que el último tren paró en el andén de Gran Vía.
"Ya falta poco y en julio habremos acabado las obras", señala el responsable del servicio de infraestructuras y estaciones de Metro de Madrid, Carlos Zorita. Con casco y chaleco amarillo, acompañamos a este arquitecto por los pasillos y escaleras de lo que pronto será la estación más moderna de toda la red madrileña.
"El retraso que ha sufrido la obra se ha debido a que las excavaciones se han llevado a unos ritmos muy meticulosos por los restos arqueológicos que fueron apareciendo", explica Zorita. "Han aparecido restos de la cimentación de edificios de la zona anteriores incluso a la construcción de la Gran Vía y restos del pozo original del año 1919, cuando se construyó la estación".
Esos trabajos se ha hecho con maquinaria pesada y también fue necesario modificar el sistema constructivo del eje vertcal y acometer unas obras complementariosas para garantizar los trabajos de arqueología, del entorno y de los edificios.
La estación de Gran Vía, por la que pasan las líneas 1 y 5 de Metro, lleva cerrada desde agosto de 2018. Las obras, sin embargo, se han llevado a cabo sin interrumpir el servicio: los vagones siguen pasando por la estación. «Han sido unas obras muy complejas por todos los inconvenientes que han aparecido en la fase de ejecución estructural», indica Zorita.
Aunque estaba previsto que las obras terminaran en abril de 2019, desde el inicio empezaron a aparecer obstáculos. El hallazgo de restos arqueológicos y el descubrimiento de cimientos de edificios antiguos fueron la principal causa del retraso. Según detalla Zorita, aparecieron restos incluso de la Casa de Astrearena, un edificio que estaba justo en lo que es hoy la Gran Vía entre las calles Montera, Hortaleza y Fuencarral. «Vamos a exponer en la estación algunos de los restos que han aparecido», dice el arquitecto.
Una de las grandes novedades será este túnel de la imagen, que conectará la estación de Gran Vía con los andenes de Cercanías de Sol. Según los cálculos de Metro de Madrid, por ese pasillo subterráneo que hará el recorrido de la calle Montera pasarán cada día unas 44.000 personas. Tiene 85 metros de largo y seis de ancho.
Con la obra, se duplicará la superficie de 900 a 2.000 metros cuadrados y habrá un enorme vestíbulo principal (en la foto) donde habrá una pantalla gigante de led a través de la que se anunciaran las ofertas culturales del momento en la zona centro de Madrid.
La pandemia de coronavirus no alteró prácticamente el ritmo de trabajo en la obra, salvo algunas bajas puntuales por contagios y cuarentenas. Se ha trabajado 24 horas en tres turnos diferentes, con entre 40 y 50 operarios por turno. En la zona de los andenes se ha trabajado únicamente por la noche, cuando no pasaban los vagones.
Tras la remodelación, la estación tendrá seis nuevas escaleras y cuatro nuevos ascensores. Se han realizado mejoras en la accesibilidad para que todas las personas con discapacidad o movilidad reducida puedan realizar todos los movimientos entre las líneas 1 y 5 y entre Gran Vía y la estación de cercanías de Sol.
Uno de los puntos que más enorgullece a Zorita es la reconstrucción del templete original que levantó Antonio Palacios en 1919, cuando se inauguró la estación. El templete desapareció hace medio siglo y ahora se está construyendo con los mismos materiales. «Es un templete icónico y queremos que vuelva a ser un punto de referencia en la ciudad», dice el arquitecto de Metro.
En Gran Vía se estrenarán los nuevos tornos que después se irán incorporando a todas las estaciones de la red. Son más anchos, menos robustos y con un menor coste de mantenimiento.