Superada la moción de censura de Vox a escala nacional, un nuevo episodio de confrontación incumbe a la agrupación de Santiago Abascal y al PP, esta vez en la Comunidad de Madrid. En el último pleno de la Asamblea de Madrid, la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha dicho, en el marco de la precampaña electoral, a Rocío Monasterio que, a partir de hoy, es mejor que "cada uno siga su camino". Y es que aunque en "muchas ocasiones" durante la legislatura han podido llegar a puntos de encuentro, el partido ha tomado "una deriva" en la que ella no quiere participar.

Ayuso ha expresado a hasta el momento socia externa de Gobierno, Monasterio, que tiene "el máximo respeto" por Vox, y lo ha tenido "como nadie en esta cámara durante los últimos cuatro años, en los momentos más difíciles. Incluso cuando la hipocresía de la izquierda, y de la ultraizquierda, buscaba que ni siquiera ustedes [Vox] tuvieran legitimidad" de tener representación en las instituciones.

Monasterio, que pese a tender puentes con Ayuso intenta diferenciarse en cada intervención parlamentaria, acentuando principios ideológicos [en las últimas semanas ha apostado por la derogación de la Ley Trans autonómica], había afirmado con antelación que Vox no apoyaría la deducción fiscal para las inversiones extranjeras que proponía el Gobierno popular. Ello, porque dotaría de ventajas "a los que vienen de fuera" y no a los que siguen en Madrid "aguantando" el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, y a Pedro Sánchez, que ayer superó su segunda moción de censura en lo que va de legislatura.

Pese a que la líder de Vox ha recordado que se han denegado 34 iniciativas junto a la izquierda mientras que su grupo ha aprobado una veintena de leyes que el PP ha traído a la cámara regional, con "buena disposición", Ayuso ha afeado que "es muy difícil, prácticamente imposible" alcanzar más entendimientos con los ultraconservadores. Principalmente, porque Vox no entiende "que la vida son matices, contrastes, distintos puntos de vista". Y que aunque a veces la agenda de Vox tiene metas racionales, cualquier objetivo queda vulnerado porque Vox se pierde "siempre por el camino con sus formas y su pretendida superioridad moral" frente al PP; "un partido que les ha enseñado todo".

Ayuso ha incidido en sus críticas asegurando que no ha visto "ni una sola propuesta de Vox que sea original, solo se han dedicado a esperar sentados a que el PP se equivocara en alguna o se quedara corto" para ubicarse en el "'nosotros más'". "No han aportado nada hasta este momento, pero ya cuando han decidido que el enemigo soy yo, por tanto lo paga Madrid. Ahí les digo: cada uno mejor por su cuenta", ha concluido en el pleno.

Ante la negativa de Vox a apoyar su propuesta, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha ensalzado sus "21 deducciones" desarrolladas durante su mandato, en la que cada madrileño "se ha ahorrado 6.700 euros anuales". "No ha hecho falta que usted ayudara porque le recuerdo con los que tiene el PP tenemos más que toda la izquierda junta. No hemos dejado de trabajar para ello", ha dicho.

Pleno con sabor a despedida

El último pleno de la legislatura, dado que a principios de abril todos los parlamentos autonómicos deberán disolverse, los candidatos electorales, todos repiten, han utilizado sus minutos para hacer un discurso electoral. Juan Lobato, el secretario general del PSOE, que destaca por su bajo reconocimiento entre los madrileños, se ha presentado: "soy Juan Lobato, tengo tres hijos, soy el marido de Susana y me voy a dejar la piel por ser presidente de los madrileños". A él, las encuestas le dan la segunda posición, alejado con notoriedad de Ayuso, que le ha reprochado la falta de estabilidad del PSOE en Madrid, "con cinco delegados del gobierno en los últimos cuatro años" e inseguridad, consecuencia, considera, del Gobierno central.

Mónica García, de Más Madrid, ha cargado contra Ayuso, después de que saliera a la luz que su marido cobraba el bono social eléctrico, algo que previamente afeó al vicepresidente Enrique Ossorio. Ésta le ha recordado las muertes en residencias y la precariedad a la que abocan sus políticas. Ayuso, en respuesta, ha acusado a García de generar inestabilidad azuzando "una huelga de Sanidad", algo que, pese a todo, "no le ha salido bien".