Este jueves a las 20:00 horas arranca la primera sesión de la obra Alsasua en el madrileño Teatro La Abadía. Pero esto no es noticia, porque la compañía ha realizado cerca de 70 funciones de esta obra en España y otros países (como Uruguay o Colombia) desde que se estrenó en 2021. Sin embargo, en ninguna de ellas se respiraba un ambiente similar al de esta ocasión, donde centenares de manifestantes de Vox han bañado las calles que bordean el teatro para protestar en contra de la representación.
En cuanto se supo que Alsasua llegaría a Madrid estalló la polémica. La representación, que narra el altercado violento que enfrentó en 2016 a varios vecinos de este pueblo navarro con dos agentes de la Guardia Civil, ha generado toda una batalla política, donde una vez más se ha discutido sobre los límites de la libertad de expresión. Un conflicto, sin embargo, que no ha evitado el éxito rotundo de la obra. Porque no quedan entradas para ninguna de las 11 funciones programadas hasta el próximo 28 de enero.
El pasado 16 de enero Vox convocó una concentración a las puertas del teatro para este jueves, coincidiendo con primera representación de la obra en Madrid. "Animamos a todos los madrileños a que se acerquen a protestar por permitir que se celebre esta obra. Conviene recordar que el Teatro de la Abadía recibe 1.750.000 € de subvención de la Comunidad de Madrid y más de 60.000 € del Ayuntamiento. Nos parece intolerable que se blanquee el terrorismo y que se atente contra la dignidad de nuestra querida Guardia Civil", se leía en el comunicado que difundieron por redes sociales.
Un día después fue Podemos quien lanzó una convocatoria para realizar una "concentración de urgencia" como respuesta a la de Vox. Mismo sitio, misma hora, pero mensaje distinto. Esta vez era "en defensa de la Libertad Artística y de Creación y en contra de la cancelación que VOX propone contra la obra Altsasu".
Por su parte, la Comunidad de Madrid ha tratado de mantenerse al margen de la polémica. El consejero de Cultura, Mariano de Paco, aseguró que su Gobierno "está al lado de las víctimas del terrorismo y de los cuerpos de seguridad del Estado". Pero a la par aseguró que no hay que tener miedo a la libertad de expresión, porque "es sana, conforma a los pueblos y a los ciudadanos". En cualquier caso, también matizó que el Teatro de la Abadía no forma parte de la red de teatros que dependen de la Administración regional.
Pero acostumbrados a las manifestaciones frente a la sede de Ferraz, esta ha sido mucho tranquila. Primero porque la asistencia ha sido mucho menor. Y segundo porque la edad media era bastante superior. Y en Ferraz, normalmente, los que hacían estallar la concentración y provocaban los enfrentamientos contra la Policía eran los más jóvenes.
Las dos concentraciones, de Podemos y Vox, se han organizado en aceras contiguas de la misma calle. Pero mientras que los simpatizantes del partido de Abascal eran centenares, los de la formación morada apenas superaban unas pocas decenas.
Ambas manifestaciones han intercambiado algunos insultos, pero no se han producido incidentes reseñables. Por parte de Vox han acudido Javier Ortega Smith, concejal y portavoz en el Ayuntamiento madrileño, y Rocío Monasterio, diputada de la asamblea regional, que han cargado contra la obra teatral, contra el PSOE y contra el PP por du tibieza.
La libertad de expresión es un derecho que tiene límites no todo es aceptable
"Nadie apelaría a la libertad de expresión si la obra de teatro fuera fascista o humillara a las víctimas del holocausto, porque es algo que genera odio. Nosotros mismos nunca apoyaríamos una obra que criminalizara a los homosexuales, a los negros o los gitanos. La libertad de expresión es un derecho que tiene límites no todo es aceptable", aseguró Ortega Smith.
Para el concejal es "inaceptable" la inacción del PP tanto en la Comunidad como el Ayuntamiento. "Hay mucha gente en el PP que piensa como nosotros. Tenemos que conseguir que levanten la voz" recalcó por su parte Monasterio, al tiempo que aseguraba que se avecinan tiempos difíciles para ellos y que Vox volverá a la calle tantas veces como sea necesario.
El 'caso Alsasua'
"Altsasu. 15 de octubre de 2016. Exterior. Noche. Puertas del bar Koxka. Un altercado entre vecinos del pueblo y unos visitantes, dos agentes de la guardia civil en tiempo de ocio con sus parejas. Un tobillo roto. Varias contusiones entre los participantes. Horas después: la televisión, declaraciones, la Audiencia Nacional, unos hechos tildados de terroristas, un juicio sin reconstrucción de los hechos, sentencia, prisión y cárcel. La historia de unos jóvenes, arraigados a su tierra, condenados a vivir en prisión".
Esa es la sinopsis que puede leerse de la obra en la propia página web del teatro, que nos traslada al embrollo judicial que supuso el 'caso Alsasua' en su momento. La Audiencia Nacional condenó en 2018 a los ocho acusados de agredir a los dos guardias civiles y a sus parejas a penas de entre 2 y 13 años de cárcel. Y en marzo de 2019 respondió a los recursos de apelación manteniendo las penas para siete de los ocho acusados rebajando solo las de uno de ellos.
En octubre de ese mismo año, el Tribunal Supremo rebajó las penas a los ocho condenados, dejándolas en una horquilla de entre un año y medio y 9 años y medios de prisión por los delitos de atentado a agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas. En julio de 2020 accedieron al tercer grado los últimos acusados que permanecían en prisión. Y finalmente, en enero de 2022 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos desestimó la demanda presentada por los acusados, que consideraban que sus derechos habían sido vulnerados por la justicia española.
Por el camino, la Fiscalía llegó incluso a promover la calificación de estos hechos como terrorismo. Un calificativo rechazado más tarde por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, que no apreció indicios de terrorismo.
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