La Seguridad Social y el diario Gara han cerrado un acuerdo por el que el periódico afín a la izquierda abertzale tendrá que hacer frente a la deuda histórica del diario Egin, clausurado por Baltasar Garzón en 1998. De este modo, la cabecera que le sucedió y que fue creada en 1999 tendrá que realizar pagos por un importe anual cercano al millón de euros durante los próximos tres años. Un acuerdo que según ha reconocido hoy su director, Iñaki Soto, ha sido necesario para salvaguardar la viabilidad del periódico y el grupo de comunicación que lidera pero que será difícil cumplir por "las condiciones leoninas" que se les han impuesto.
Desde hace tres lustros el diario Gara se encontraba en suspensión de pagos, una situación excepcional por el tiempo transcurrido y que el propio Soto ha denunciado. El acuerdo suscrito permitirá levantar la suspensión. El director de Gara ha señalado que hacer frente a esta deuda no será sencillo ya que se tendrán que abonar alrededor de 500.000 euros semestralmente, lo que representa el montante equivalente al salario de toda su plantilla. Por ello, ha solicitado apoyo a las instituciones vascas para salvaguardar la viabilidad de la empresa. También ha anunciado que se pondrán en marcha canales de apoyo encaminados al conjunto de la sociedad vasca.
La asignación de la deuda que acumulaba el diario Egin con la Seguridad Social la asignó Garzón en 2003 al diario Gara al considerar que se trataba de una empresa sucesora de ésta y por tanto debía hacer frente a la misma de modo solidario. Esta situación había provocado la suspensión de pagos de la sociedad editora, situación que sólo ahora se levanta tras el acuerdo alcanzado. La deuda global abonada rondará al final de periodo pactado los 3 millones de euros, si bien el conjunto de la misma, sumado lo referido a proveedores alcanza los 4,7 millones de euros.
Durante su comparecencia esta mañana en la sede del diario, el director ha calificado de "duro golpe" el acuerdo y de decisión "injusta" por la asignación de la deuda de Egin a Gara. Ha asegurado que el acuerdo se ha alcanzado para asegurar la continuidad del proyecto y evitar la bancarrota. Soto ha recordado que todo nace de un cierre "ilegal" de Egin y que derivó en el encarcelamiento de sus principales promotores. Ha reclamado "amparo" a las instituciones vascas para hacer frente a una situación a la que no se ha sometido a ninguna otra empresa, no sólo del sector periodístico sino del entramado empresarial en su conjunto, "esto es un expolio", ha apuntado.
200 trabajadores
Ha recordado que detrás de Gara se encuentran cerca de 200 trabajadores y que, por tanto, la continuidad de una empresa de tal envergadura merece el apoyo institucional. Soto ha recordado cómo el conjunto del sector de los medios de comunicación, también en su caso, ha llevado a cabo "con nuestras propias fuerzas" un complicado proceso de reconversión y actualización hacia un modelo periodístico digital.
Se ha comprometido a hacer "un periodismo independiente y profesional" y a contribuir a la formación de "lectores críticos" en la sociedad. Ha reclamado a las instituciones que dejen de analizar esta situación "con miradas del pasado", "hay que cambiar las reglas de juego" y hacerlo concibiendo un medio de comunicación como parte del sector cultural esencial en cualquier sociedad.
El Gobierno vasco ya se hizo cargo departe del legado del diario Egin, cuando el Archivo Histórico de Euskadi acogió más de un millar de carpetas con material del extinto diario de la izquierda abertzale para que formen parte del archivo. En ellas se reúnen miles de fotografías empeladas por Egin y que se encontraban abandonadas en las viejas instalaciones del diario.
El 30 de enero de 1999 nació el diario Gara (Somos) como sustituto del clausurado Egin. Antes, el entorno de la izquierda abertzale había logrado sacar a la calle un periódico provisional, Euskadi Información, con el titular de portada Egin, egingo dugo (Haremos Egin). Pero la estructura informativa de la izquierda abertzale quedó dañada para siempre. La Justicia incluso estableció que la deuda con la Seguridad Social que arrastraba el diario clausurado, por impago de las cuotas empresariales, seguiría pesando sobre ellos. El surgimiento de Egin (Hacer) fue casi simultáneo al de Herri Batasuna. Apenas siete meses de diferencia en aquel agitado 1977.
El periódico fue un proyecto impulsado por una veintena de socios deseosos de dar voz a un sector nacionalista de izquierdas que demandaba recuperar la cultura, la lengua y los valores vascos tan laminados durante el franquismo. Lo hizo con una visión amplia y plural dentro de ese mundo, hasta que la izquierda abertzale más radical fue copando su control de modo progresivo. Editada por la sociedad Orain, constituida después como un grupo mediático -el cierre de Egin fue acompañado de la clausura de Egin Irratia-, el relato que la sentencia del denominado macrosumario 18/98, que juzgó a lo que definió como estructura financiera de ETA, hace de su evolución es claro.
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