Es una tolerancia creciente, también selectiva y con rasgos que empeoran. La sociedad vasca en su conjunto es hoy más tolerante hacia la inmigración de lo que lo era hace unos años. Lo ha hecho de modo especial en este último año en el que la pandemia ha condicionado las relaciones y convivencia social. El último informe del Observatorio Vasco de Inmigración revela que en una escala de 0 a 100 el grado de tolerancia hacia la inmigración del conjunto de la sociedad vasca alcanza los 65 puntos, cinco punto más que hace un año y doce más que en 2012, cuando se registró el grado de tolerancia más bajo, con 53,6 puntos.
Más aún, apenas un 10% de la sociedad considera que la inmigración es hoy “un problema” para Euskadi y sólo un 2,8% afirma que es un “problema personal”. Se trata de la cifra más baja de todas las series realizadas desde 2007.
Pese a esta evolución, el grado de tolerancia o simpatía hacia los distintos colectivos de inmigración es dispar. Los ciudadanos procedentes de países del Magreb, de Marruecos y Argelia fundamentalmente, son los que reciben el grado de simpatía más bajo, con un 5,3 sobre diez. Algo más obtienen los ciudadanos rumanos y los de Estados Unidos, en torno a un 6. A la cabeza, los ciudadanos argentinos y los procedentes de países de la Unión Europea, con una puntuación de 6,7 puntos sobre diez.
La tendencia ha sido contraria en cuanto al grado de tolerancia frente al Islam. Hoy los vascos se muestran más desconfiados hacia esta religión. La tolerancia apenas alcanza 3,1 puntos sobre diez. Quienes muestran un mayor rechazo son las mujeres frente a los hombres. Una actitud que también se percibe en cuanto a la tolerancia en las formas de vestir del mundo árabe e islámico, aunque en menor medida. Así, las prendas que más cubren el cuerpo de la mujer, como el Burka o Nicab sólo son admitidos por uno de cada cuatro ciudadanos vascos. En el resto de prendas, como Chador, la Chilaba, el Hiyab, la Kipá o la Túnica la tolerancia es mucho mayor, ya que la aceptan cerca de tres de cada cuatro encuestados en este sondeo.
Igual acceso a derechos
Los vascos creen que en Euskadi hay muchos más inmigrantes de los que realmente existen. Frente al 10,9% de ciudadanos de origen extranjero que están empadronados en el País Vasco, el conjunto de la sociedad vasca cifra la población extranjera en un 20%. Son de nuevo las mujeres las que tienen una percepción de la existencia de una mayor población inmigrante. La mayoría de la población, el 70%, también cree que en el futuro el número de inmigrantes que llegarán al País Vasco seguirá creciendo y que en su mayor parte procederán de países del Magreb y del Africa Subsahariana.
Respecto al impacto que esta realidad tiene, los ciudadanos señalan en un 65% de los casos que tiene efectos positivos ya que permite contar con trabajadores en determinados sectores de la economía o que permite cubrir puestos que la población autóctona no quiere. Más de un 62% cree que su presencia no está provocando un descenso de los salarios y un incremento del paro, como sí asegura uno de cada cinco ciudadanos.
Los vascos en su inmensa mayoría, tres de cada cuatro, igualan a los locales como los inmigrantes en cuanto al derecho al acceso de derechos, sin establecer ninguna prioridad entre unos y otros. Esta preferencia sólo la reclama una cuarta parte de los encuestados. Incluso la opinión es mayoritaria, un 65%, entre quienes consideran que el acceso a las ayudas económicas y sociales debería ser la misma para extranjeros y locales.
En este punto sí se detectan matices, como el acceso a la reagrupación familiar, las VPO, el derecho a voto o las ayudas sociales que más de un 75% las limitarían sólo a las personas que tengan una situación regularizada. Casi el 85% de la población vasca es partidaria de que los hijos e hijas de los ciudadanos extranjeros nacidos en el País Vasco sean considerados vascos a todos los efectos.
Las mujeres, menos tolerantes
En términos generales, los principales estereotipos que circulan en torno a la inmigración tienen poco apoyo en el conjunto de la ciudadanía vasca. Así, la idea de que son quienes se benefician del sistema de protección social sólo es respaldada por el 39% de la población. Que aumenta el machismo lo comparte el 35% y que generan más inseguridad y delincuencia, el 31%. Sólo uno de cada cuatro cree que los inmigrantes abusan de la sanidad pública, que se llevan las VPO o que son la razón por la que aumenta el desempleo.
Por último, el informe elabora un perfil sobre las personas más y menos tolerantes en Euskadi. Entre quienes se muestran más favorables a los inmigrantes se subraya que son mayoritariamente hombres entre 18 y 44 años, con estudios universitarios, euskaldunes, de sentimiento nacionalista vasco, de izquierdas y de un estatus económico alto y que residen en barrios sin inmigración. En el otro lado, entre los menos tolerantes el perfil que se dibuja es el de una mujer de más de 45 años, con estudios primarios, católica, no vascoparlante, sentimiento predominantemente español, un estatus bajo y que reside en barrios con inmigración.
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