Es una cuestión genética con origen lingüística. El estudio concluye que los vascos son diferentes en su estructura genética, que apenas se mezclaron con otras poblaciones de su entorno a partir de la Edad de Hierro, -hace 2.500 años-, y que fue el euskera lo que se convirtió en la "barrera cultural" que les hizo genéticamente singulares en toda Europa. Incluso en el propio entorno de la población vasca se han detectado singularidades genéticas de acuerdo al uso de diferentes dialectos de la lengua vasca que también habrían actuado como limitaciones al entendimiento y con ello a la movilidad de las poblaciones dentro del País Vasco.
El estudio publicado por la revista Current Biology apunta a que el desarrollo de la población vasca en los últimos 2.500 años les ha imprimido una particularidad visible en sus marcadores genéticos. Una particularidad que les diferenciaría del resto de poblaciones que habitaron España o el conjunto de la Península, donde el influjo de movimientos migratorios e invasiones, o la presencia de pueblos como el árabe, o el romano durante siglos sí tuvo un influjo en su estructura genética.
La investigación que durante los últimos diez años ha llevado a cabo el Instituto de Biología Evolutiva, conformado por investigadores de la Universidad Pompeu Fabra y el CSIC, ha acreditado que los flujos migratorios registrados en los últimos siglos y el cruce y mezcla de poblaciones apenas tuvo una incidencia en el caso del País Vasco y su entorno. Tras analizar el ADN de casi 200 personas cuyos antepasados nacieron en el mismo lugar, en ellos se han observado indicadores genéticos propios pero en cambio no señales de migraciones globales como la romanización o incluso la procedente del norte de África, muy presente en otras poblaciones europeas o del conjunto de la península ibérica.
Menos migraciones
El investigador David Comas asegura que fenómenos similares se detectan en poblaciones aisladas como la Sarda, fundamentalmente explicado por el asilamiento de una isla como Cerdeña, o en el caso de la población Lapona. En el caso de la población vasca afirma que la particularidad genética vendría determinada por haber vivido "aislada" pero no por razones geográficas sino culturales o lingüísticas y apenas haberse mezclado a partir de la Edad de Hierro: "Vemos que los indicadores genéricos de los vascos revelan que es un pueblo que se ha desarrollado aquí y que lo ha hecho sin haber recibido ninguna migración, como sí ha ocurrido en el resto de la Península Ibérica".
Comas apunta que en un periodo anterior a la Edad de Hierro las similitudes genéticas sí pueden ser mayores entre la población vasca y el resto pero que ello se altera a partir de entonces, "vemos que los flujos posteriores a ese periodo son diferentes": "Tras la Edad de Hierro vemos que hubo flujos migratorios en toda Europa, flujos extensivos pero que en el caso de la población apenas tuvieron incidencia".
A la hora de buscar las razones de esa particularidad, el equipo de investigadores considera que pudo ser la barrera cultural e idiomática la única que lo explicaría-. Comas, en declaraciones a Radio Euskadi, señala que incluso dentro del propio entorno del País Vasco se han podido describir una variedad de estructuras genéticas que se podrían relacionar con la existencia de dialectos, que a su vez fragmentaron esa población: "Hay poblaciones que aunque se encontraban muy cercanas apenas han compartido flujo genético".
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