De uno a dos escaños escalaría el PP vasco en estas próximas elecciones en Euskadi, en comparación con 2020, cuando obtuvo seis junto a Ciudadanos. Así lo prevé la última oleada de encuestas publicadas este lunes, que dejan en el aire, salvo una, la permanencia de Vox en el Parlamento con su nuevamente candidata por Álava, Amaia Martínez. El propósito de Génova allí, ahora en solitario, no es otro que crecer sin fijar un techo concreto, algo que mencionó el propio dirigente popular, Alberto Núñez Feijóo, en el último cónclave del partido, hace una semana exacta. Añadió el escenario catalán, focalizándose para la victoria en las europeas, en cambio.
País Vasco no es territorio favorable para el PP, especialmente desde 2012. El exministro Jaime Mayor Oreja alcanzó el máximo de la formación allí en 2001, con 19 escaños de los 75 totales que se reparten por igual entre las tres provincias vascas. Cuatro años antes, Carlos Iturgaiz marcó el récord previo con 16. A partir de ahí, sucesivamente, María San Gil, Antonio Basagoiti, Alfonso Alonso, y de nuevo Iturgaiz vieron descender la base política popular. El de 2020, fue el peor resultado del partido, bajo las siglas de PP y no como Alianza Popular. Pero ahora, el contexto político y de la campaña electoral suponen un pequeño aliciente para recuperar espacio.
Hay dos lecturas clave que pueden aproximar este ligero ascenso de los populares, que, por el margen de error de los sondeos -de entre el 2,5% y el 3,17%-, podría ser clave para la reedición del Gobierno entre PNV y el PSE-PSOE. Y es que, con una previsión de 28 escaños para los jeltzale y 10-11 para los socialistas, se bordea la mayoría absoluta necesaria de 38 parlamentarios. El apoyo externo del partido que lidera Javier De Andrés podría ser esencial. El PP nacional, como ha expresado Feijóo, garantiza ese apoyo para evitar que haya un lehendakari de EH Bildu.
No responde a la no candidatura de Ciudadanos, porque ese ámbito ya viene de estar 'integrado'. Por un lado, el primer factor puede determinarse es el desgaste del PNV y el descontento de sus simpatizantes más conservadores. Y de aquellos que priorizan la gestión o la materia económica. También del sector que está cansado de apoyar medidas que nacen del debate o la propuesta del PSOE con Sumar en el Gobierno nacional. De los más mayores, el votante más clásico y de aquellos que no entienden qué hace su partido sosteniendo la alianza con ERC, Podemos e incluso EH Bildu. De ello es consciente el PP. El propio presidente popular lo mencionó en su discurso de investidura allá por septiembre del año pasado, cuando el PNV confirmó su rechazo a apoyarla por estar sustentada en su mayoría por el grupo parlamentario de Vox. Lo extendió el gallego a Junts, también. ¿Les votaron a ustedes para practicar el programa económico de Podemos?", preguntó a Aitor Esteban y Miriam Nogueras, que también le rechazó.
El PP busca aprovechar el descontento entre parte del votante del PNV por su asociación permanente con Sánchez y el resto de aliados de izquierdas"
De las tres encuestas publicadas ayer, dos incluyen transferencia directa de voto. Son NC Report y SigmaDos. La primera determina que el votante peneuvista que abandona las siglas en favor de las de De Andrés es el 4%. La segunda demoscópica privada lo reduce al 3,5%. En cifras, de acuerdo a los votos obtenidos por la formación en 2020, supondrían un flujo favorable de unos 14.000 votos. En torno al 3% del voto del PSE-PSOE también recae en seno popular, lo que dejaría unas 3.600 papeletas más. Hay principal descontento entre la clase media, que busca capitalizar el PP. De la abstención, obtendría un 2% aproximadamente, lo que le daría cerca de 18.000 sufragios. El combo de transferencias, teniendo en cuenta igualmente las pérdidas populares, a PNV y Vox, de no más de 5.000 en total, es de un incremento de 30.000 nuevos votantes.
No se tiene en cuenta, por otro lado, lo que el PP roba a Vox. Mientras que pierde para los de Abascal en torno a un 3%, le gana un 7-8%, especialmente en Vizcaya y Álava. Unos 1.400 votantes de los 17.569 obtenidos hace cuatro años. No son cantidades muy amplias, pero pueden suponer un aliciente a la hora del reparto de restos. La previsión es que el PP gane sus nuevos escaños por Álava quitando a PNV y a Vox, ya que el sistema electoral sobre representa al territorio con los mismos 25 escaños que en Vizcaya y Guipúzcoa para igualar las oportunidades del territorio. El caso de Vox, es el segundo factor a considerar.
Vox, sin hueco para la pugna nacionalista
Ni la cuestión identitaria ni la independencia figuran en este momento entre las principales preocupaciones de la sociedad vasca, por lo que EH Bildu, que entiende la necesidad de pasar por puestos de gestión antes de avanzar hacia ese objetivo, ha decidido guardarla en el cajón en favor de comercializarse como una alternativa de gobierno seria frente al PNV. Así lo revelaba el CIS a finales de marzo: solo un 22% de los encuestados apuestan claramente por el soberanismo. En ese escenario, Vox no encuentra ninguna fuerza con la que confrontar en términos de nacionalismo, una de sus banderas en la zona. Tampoco gana la batalla de la gestión con el PP entre el público moderado. Por ello, Abascal y los suyos están priorizando el rechazo de la inmigración. Que también tendrá notable presencia en las catalanas y las europeas.
"Tenemos que insistir como locos" en esa materia, aseguran voces autorizadas del partido en Bambú, que ven que la situación en zonas como Bilbao, Zaragoza o Valencia puede alcanzar en los próximos cinco años los niveles de Francia o de Suecia. Desde Vox, las mismas fuentes reconocen a El Independiente la "bajada de tensiones" en la confrontación nacionalista con EH Bildu, algo que aprecian, también, en la calle. Pero indican que no es resultado de un compromiso real, sino de las "órdenes" de la dirección abertzale. Hay que recordar que en la anterior campaña, hubo piquetes hacia el partido y lanzamiento de piedras. La previsión del partido es que, al contrario de lo que indican los sondeos, Martínez podrá aguantar con su escaño. El mejor escenario, estiman, sería conseguir no uno, sino dos cargos. Aunque saben que es complicado.
Ejemplo de esa prioridad es la intervención de este lunes del portavoz nacional, Juan Antonio Fúster, que hacía hincapié en la cuestión mencionando que el informe del Departamento de Seguridad Nacional del año pasado les da "la razón". Éste considera la inmigración ilegal como el tercer riesgo nacional para la seguridad de España. "Vox lleva años denunciando esto y los expertos en seguridad nos dan la razón y los españoles también", destacó ayer. Hoy el director de gabinete de la Presidencia del Gobierno y responsable del Departamento de Seguridad Nacional, Óscar López, comparecerá en la comisión mixta Congreso-Senado para dar cuenta de este informe. El cuál, además, establece relaciones entre Rusia y el secesionismo catalán. El documento lo mencionó Abascal durante su mitin de Irún este domingo.
La conexión hecha por Vox con la inmigración ilegal -que al final se conecta en el discurso muy fácilmente con la inmigración en general- en Euskadi se hace por dos vías: la de la inseguridad y la económica. En el mitin del viernes pasado en Bilbao, Abascal, que se ha echado la campaña a sus espaldas para contar con más visibilidad, lanzó la primera cuestión. Indicó que para tres de cada diez bilbaínos la principal preocupación es la seguridad. Porque "en esta provincia en el último año han aumentado un 100% los robos con violencia y un 200% las violaciones", vinculó a la inmigración masiva. El partido sostiene que un tercio de los delitos cometidos en la región son por parte de inmigrantes. Según un informe del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de 2022, es así. Casi la mitad lo es en Cataluña, del 41% en Madrid, del 37% en Castilla y León y Aragón, y del 34% en Baleares.
Vox vincula el mantra migratorio con lo económico, en cuanto ayudas, y con la delincuencia. Un tercio de los convictos son inmigrantes"
Es la segunda vertiente, la económica, en cambio, ha adquirido más notoriedad en este inicio de confrontación partidista oficial. Y le sirve a Vox como objeto de oposición directa a PNV y PSE-PSOE; contra Ajuria Enea. Es el caso de las ayudas públicas a familias sin o con pocos recursos de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). Las nuevas cuantías de 2024 dotan de un mínimo de 840 euros para un adulto que viva solo, hasta los casi 1.700 euros para adultos que residan con más de cuatro niños. Y para Vox, eso está generando el efecto llamada en países del Norte de África. Se están destinando este año 382 millones de euros a ello. Estas son las cantidades detalladas:
Si bien es cierto que van dirigidas también a inmigrantes sin permiso de residencia, seis de cada diez receptores son ciudadanos vascos. Así lo estimaban datos de la administración vasca en 2019.
La sensibilidad que esta cuestión genera en parte del votante conservador de Euskadi no es ajena al PP, que también ha abordado el asunto, aunque sin tanta notoriedad. Lo hizo hace un mes en el mismo enclave que Vox este fin de semana, en Bilbao, en la presentación de De Andrés como candidato. Allí el barón popular rescató las críticas, ya conocidas, al modelo de ayudas sociales y denominó hasta en dos ocasiones como "paguita" la renta. "Nosotros queríamos que fuera para la inserción labora (...). Está llevando a la gente a no integrarse en el mercado laboral". "Se pueden llegar a cobrar 1.924 euros sin trabajar. Va a ser muy difícil que cobren eso en el mercado laboral. Lo que estás haciendo es sacarla del mercado y meterla en el gueto de los subsidios", dijo De Andrés, apostando más por la integración laboral. Feijóo lo avaló posteriormente, aunque destacó que el tema puede resultar "políticamente incorrecto".
Por el momento, el PP no ha vuelto a sacar el asunto, aunque no se descarta. Sí ha apostado por un modelo económico más eficiente. De hecho, ayer se reunieron Feijóo y De Andrés con entidades de autónomos reivindicando cuestiones como menos burocracia e inseguridad jurídica. También, ayudas. Copan la campaña el señalamiento a PNV y EH Bildu como "satélites" externos del PSOE en Euskadi para reivindicarse como alternativa a las políticas nacionales.
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