La investigación de los guardias giviles asesinados por una narcolancha el pasado 9 de febrero en el Puerto de Barbate (Cádiz) avanza a pasos agigantados, una vez las pesquisas han dado un vuelco. Lo previsible es que la magistrada de refuerzo Mª Eulalia Chanfreut tome la decisión en los próximos días de si deja en libertad o no a los ocho detenidos que han resultado no ser autores del asesinato. Las fuentes jurídicas consultadas tienen pocas esperanzas de que Francisco Javier Martín Pérez, alias Kiko El Cabra, y el resto de encarcelados puedan salir después de que la Fiscalía Antidroga siga postando por la prisión provisional. Mientras, la Guardia Civil indaga en las pistas marroquís en busca de un tal "Karim".

Este medio ha venido informando desde el inicio de los indicios que apuntaban a otra narcolancha como autora de la muerte de David Pérez Carracedo y Miguel Ángel González. Tras los primeros momentos de confusión en los que varios testigos apuntaron con claridad a la embarcación con cuatro motores, dos antenas y un piloto con chaquetón "naranja o rojo", las pesquisas se fueron afinando del visionado de los distintos vídeos. Desde los que estaban en el Puerto, hasta los grabados por los testigos, los de la Go-Pro (llevaba uno de los agentes del Instituto Armado) y, finalmente, los de la narcolancha de Kiko El Cabra.

Primero, la Guardia Civil reveló que pudo haber más de una narcolancha compatible con el crimen porque observó que más de una (de las seis que había en el Puerto esa noche) tenía cuatro motores. Después, uno de los encarcelados, Mustafá Chrayah, aportó un vídeo que ya arrojaba muchas más dudas sobre que ellos fueran los que estaban asediando a los guardias.

Una grabación más, la de José Antonio González Cazorla, ha sido determinante para que el equipo investigador conjunto que se había constituido -- con la Unidad Central Operativa (UCO) y la Policía Judicial de Cádiz-- cambiara rotundamente de opinión. "Es posible descartar la participación de los actualmente investigados en la perpetración de los delitos de asesinato y atentado agravado objeto de las presentes pesquisas", dice el informe que analiza unas imágenes de tres minutos y 33 segundos.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1, a cargo de la causa, ha ido redirigiendo las pesquisas también. Ha pedido ya dos informes distintos sobre otras dos narcolanchas que se han ido encontrando en estos meses. Descartada la incautada por la Guardia Civil en la playa La Hacienda, en La Línea de la Concepción, ahora se espera información de otra hallada el día después del suceso en la playa de Chiclana, totalmente destrozada, y un más aprehendida en el Puerto de Mazagón (Huelva).

La magistrada Chanfreut que estuvo al frente al inicio ha regresado como refuerzo y ahora tiene que determinar qué hacer con los encarcelados. Se les acusaba a cada uno de ellos de dos presuntos delitos de asesinato, cuatro de asesinato en grado de tentativa, seis de atentado agravado, seis de contrabando, seis de desobediencia y resistencia y dos de encubrimiento.

Toda la primera parte se cae, pero lo relacionado con el narcotráfico se mantiene. Por eso, fuentes de la Fiscalía Antidroga consideran que los detenidos deben seguir en prisión porque "persiste el riesgo de fuga y de reiteración delictiva". Las fuentes jurídicas consultadas tienen poca fe en que la juez vaya a llevar la contraria al Ministerio Público.

Pero, paralelamente, la UCO trabaja ya por encontrar a los culpables. "Todos los tripulantes de la narcolancha cuatrimotora autora de los hechos conocían la condición de agentes de la autoridad de los guardias civiles [...] percibida incluso por los ciudadanos que, desde la distancia, jaleaban en masa insultando", indican en el último informe.

Las pistas que siguen siendo válidas son: que el piloto llevaba una chaqueta de color naranja o roja y que la lancha era cuatrimotora. Los nuevos indicios apuntan a Marruecos. Desde el principio, según explican fuentes de la lucha contra la droga, la misma noche que buscaban con ansia encontrar a los autores distintos confidentes dieron el nombre de "Karim". Incluso, Mustafá Chrayah, de nacionalidad marroquí, en su declaración se atrevió a mencionarlo y aclaró que en la narcolancha que embistió a los agentes había cuatro personas dos con "documentos españoles y otros dos no".

Los investigadores han deshecho sus pasos y vuelto al punto de partida. Si bien, aseguran que hay avances. La principal hipótesis es que el autor pudiera estar escondido en el país alauí, desde donde las narcolanchas van y vienen para traer la droga.