El Ministerio del Interior admite que desplegó refuerzo en la frontera con Francia para buscar al expresident Carles Puigdemont hasta dos días después de la fuga. En el informe remitido al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, al que ha tenido acceso íntegro El Independiente, el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska responsabiliza a los Mossos d'Esquadra de todo el operativo inicial, pero reconoce que activaron 15 controles fronterizos una vez habían perdido al prófugo.

La visita fugaz de Puigdemont al Arco del Triunfo de Barcelona el jueves 8 de agosto fue como un truco de magia que provocó que unos minutos después ya nadie supiera dónde estaba el líder de Junts. Interior admite en un documento remitido al instructor del procés que una vez se le perdió la pista y no antes se activaron "dispositivos reforzados, combinando dispositivos fijos y aleatorios" que se prolongaron hasta la media noche del sábado 10 de agosto.

A pesar de que el secretario general de la formación independentista, Jordi Turull, aseguró esa misma tarde que Puigdemont ya había salido del país, los de Grande-Marlaska no lo creyeron y siguieron buscándolo en España dos días después. "Por los servicios de información e inteligencia del Ministerio del Interior, durante toda la jornada del jueves 8 se realizaron innumerables comprobaciones de diferentes informaciones que se manejaban", dice el documento.

No especifica, en cambio, por qué se desactivaron estos refuerzos ni si en algún momento supieron con seguridad que Puigdemont ya estaba fuera de Cataluña. Lo cierto es que ese mismo fin de semana apareció en un vídeo grabado en Waterloo (Bélgica) donde reside sin rendir cuentas a la Justicia española desde hace siete años.

Una vez se perdió el rastro del líder independentista, el Ministerio agrega que se estableció refuerzo con vigilancia de puertos y aeropuertos de la Comunidad de Cataluña y dispositivos operativos de ciertas vícas públicas en la provincia de Lleida (rotonda de entrada a la localidad de Bossost, rotonda de salida de Vielha, aduana de La Farga de Moles con Andorra, etc) y Girona (acceso a Francia por Coll de Banyulls, C-38, etc). Hasta 15 controles distintos. Nada funcionó.

En este sentido, descargan la responsabilidad en los Mossos que dirige el comisario Eduard Sallent: "Desde el Ministerio del Interior se ofreció a los responsables de Mossos cualquier apoyo operativo que precisaen por parte de la Policía Nacional y de Guardia Civil para sostener y cumplimentar el logro de los objetivos del plan especial y proceder a la detención del fugitivo, sin que fuesen requeridos tales apoyos más allá de los habituales".

Señalan que todos los esfuerzos estaban centrados en el Parlament porque Puigdemont había anunciado que su obligación era asistir al debate de investidura. "Yo estaré allí, presidente. Estaré en el Parlament. Y sólo un golpe de Estado me podrá impedir estar allí", dijo el prófugo el sabado 27 de julio en un acto público al sur de Francia, como recuerda literalmente el informe.

"Este Ministerio fue informado de que por dicho cuerpo se establecería un dispositivo específico y especial para poder proceder a la detención del Sr. Puigdemont una vez fuese localizado y se diesen las circunstancias operativamente idóneas para proceder a la práctica de la misma y su eventual traslado a Madrid si así era acordado por el Tribunal Supremo", señala el documento.

En estas ocho páginas, Interior aclara que fue esa la razón de que ellos no desplegaran un "dispositivo ad hoc" ya que la "cadena orgánica ordinaria" de mando pasaba por respetar las competencias de los Mossos en ese plan específico. El Ministerio recuerda, asimismo, que no se pueden realizar controles fronterizos de forma sistemática porque tanto España como Francia forman parte del espacio Schengen y por tanto la entrada del expresident por carretera era muy difícil de detectar.