El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha movido ficha ante el caos de las salas de asilo del aeropuerto de Madrid-Barajas, colapsadas de migrantes y este martes enviaba una carta al delegado del Gobierno en la capital y al Ministerio del Interior para que tomen cartas en el asunto. El Independiente ha hablado con el letrado responsable del turno de oficio, Juan Manuel Mayllo, que describe con datos la evidente situación insostenible: "En 2023, el Colegio designó para asistencia de asilo a migrantes a unos 450 letrados y sólo en enero de 2024 hicimos 800".
El grito de auxilio no es aislado. Los letrados que tienen que acudir diariamente a Barajas ven cómo la Policía también está sobrepasada ante la palpable crisis migratoria que está sufriendo España por tierra, mar y aire. "El problema del atasco ahora mismo es que vienen aviones enterios de solicitantes. Las mafias en muchas ocasiones están utilizando este método en vez de cayucos, y traen aviones completos de personas para solicitar asilo. Hablamos de 200 personas a la vez", explica Mayllo. Según su experiencia, se trata principalmente de dos grupos: magrebíes (principalmente argelinos y marroquíes) y subsaharianos.
Cada persona que pisa suelo español tiene derecho a cumplimentar su solicitud de asilo en la que deben explicar por qué huyen de su país y explicar el motivo por el que quiere quedarse en territorio español. Todos deben estar asistidos por un abogado que, al tener asistencia gratuita, forma parte del llamado turno de oficio. Una profesión casi "voluntaria" porque cobran en torno a unos 158 euros brutos por asistencia. Se quejan, por ejemplo, de que no tienen ni siquiera sitios para poder aparcar al llegar al edificio.
"A nosotros nos gustaría que el letrado estuviera allí lo antes posible, pero no tenemos plazas de aparcamiento reservadas. En la T4 es ridículo que no las tengamos porque hay todo el sitio del mundo. Tenemos que pagar alrededor de unos 18 euros de parking. Esto obliga a que los letrados vayan en transporte público y, claro, si vamos en transporte público se tarda lo que se tarda", explica. Los profesionales reclaman medidas dignas y piden que se obligue a Aena a tener media docena de plazas disponibles para estos casos.
Cuando no existía este trasiego en el aeropuerto, lo normal era que la Policía llamara puntualmente al ICAM para pedir un abogado porque había un solicitante de asilo que lo necesitaba. "Ahora, con la situación desbordada, generalmente el día anterior nos remiten un correo de cuántas solicitudes de asilo tienen y cuántas van a poder hacer... porque, claro, a la Policía también le faltan medios", explica. Cada letrado puede hacer solo cinco asistencias diarias, así que si antes les valía con un solo abogado de guardia, estas semanas tienen que tirar de muchos suplentes.
Al llegar a las salas de asilo se topan con la siguiente barrera: el intérprete. Excepto en el caso de algunos países del sur de América, el grueso de los recién llegados necesita un traductor. Lo ideal sería que éste estuviera presente en la sala donde el migrante va a ser interrogado por la Policía, pero... "Ahora, en ocasiones, se hace mediante traducción telefónica", lamenta Mayllo.
Un funcionario de la oficina de asilo realiza el interrogatorio: nombre, edad, países del que proviene, datos del país, detalles de cómo ha sido el traslado a España, etc. Y todo esto debe cotejarse. "En ocasiones se dice una nacionalidad porque a lo mejor es un país con un conflicto bélico y es más probable de recibir el asilo que si dices el suyo", cuenta. "Hay de todo. Personas perseguidas por sus ideas políticas, por su orientación sexual".
Una vez cumplimentado, este formulario se envía a la Oficina de Asilo y a ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados) que son los que deciden si se admite o no se admite a trámite la solicitud. Pero la simple admisión no implica la concesión del asilo. "Si se admite quiere decir que se empieza a tramitar todo el expediente y, finalmente, habrá resolución dentro de unos meses". Pero a partir de ese momento la persona ya puede quedarse de forma provisional en España. Hasta entonces, debe permanecer retenida en el aeródromo.
El tiempo para resolver este primer paso suele ser de unos tres días y esto normalmente sí se cumple. "Yo, por ejemplo, en la última guardia que hice a principios de julio, asistí a cinco solicitantes. Uno era una chica de Sudán del Sur que se le admitió a trámite y otro era una familia de ecuatorianos. Ella, si no recuerdo mal, llegó el viernes y se le admitió el domingo. A los demás se les notificó el martes por la tarde que no entraban", cuenta Mayllo.
Lo que ocurre es que en todo este proceso los letrados tienen que lidiar con más obstáculos que podrían revertirse. "La oficina de asilo a nosotros no nos notifica nada. Se hace directamente a los solicitantes de asilo. Evidentemente, si la mayoría no hablan ni castellano, difícilmente te van a llamar para comunicarte la resolución. ¿A qué nos obliga esto? A que los letrados tenemos que llamar a los Policías de Barajas para preguntar si se ha notificado o no la admisión del solicitante. Imagina el caos que es esto. Todos los letrados llamando allí a todas horas", describe.
A juicio del ICAM, lo más sencillo sería que la Administración anunciara la decisión directamente a los abogados para evitar que tanto los agentes como ellos doblen el esfuerzo de su trabajo.
Y su labor continúa más allá porque si se inadmite posteriormente el asilo, cabe recurso ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional. Ellos son los encargados de hacerlo.
A todo este cóctel, hay que añadir el atasco en la oficina de asilo. "Solicitantes por ejemplo de Venezuela que entran en Barajas sin problema porque no se les retiene y una vez están en España quieren pedir quedarse, se encuentran con que la oficina de asilo no da citas. No pueden tramitar algo que es un derecho", relata el responsable del turno de oficio.
La carta que el decano del Colegio de la Abogacía de la capital envió este martes al ministro Fernando Grade-Marlaska supone una llamada de socorro para una situación que dada la tendencia de la migración de este mes de agosto está lejos de revertirse. "Se debería dotar de más medios tanto humanos como materiales a los funcionarios que están allí. Si hay tres policías para entrevistar a 150 solicitantes de asilo es evidente que no van a dar abasto. La entrevista, dependiendo del país, puede irse a una hora fácilmente. No duran cinco minutos", reclama Mayllo.
Además, señalan que lo lógico sería tener un espacio adecuado para poder entrevistarse con los migrantes y actualmente no cuentan con algún despacho o sala propia en ninguna terminal. Igualmente, añade que las condiciones de las salas de asilo en la que todos los que llegan tienen que esperar hasta que se les notifique ese primer filtro también dejan mucho que desear. "Están tan abarrotadas que han tenido que abrir otras dependencias para poder agilizar la cosa y algunos compañeros lo describen ya como campos de refugiados", agrega.
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