El PSOE envió a José Luis Ábalos un mensaje indicando cuál tenía que ser el voto para la proposición no de ley impulsada por el PP el pasado jueves en el Congreso para reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Los socialistas votaron no y, por primera vez, el exministro y exsecretario de Organización del partido se desmarcó de los que eran sus compañeros de bancada. Según explican fuentes conocedoras, esta directriz no fue un hecho aislado. La formación que dirige Pedro Sánchez sigue enviándole la disciplina de voto antes de cada sesión a pesar de que lo suspendió del partido y desde entonces él forma parte del Grupo Mixto.

El otrora todopoderoso socialista está en el momento más delicado de su carrera. No sólo en el plano político, sino, más bien y sobre todo, en el plano judicial. Tal y como avanzó este medio, la Fiscalía Anticorrupción está a la espera de un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil para pedir su imputación por el 'caso Koldo'. Fuentes cercanas a Ábalos confiesan estar "sorprendidas" del aguante que él está teniendo cuando su vida personal en su etapa del Ministerio de Transportes está saliendo a la luz.

Estas voces hablan de "humillación" por parte del PSOE hacia el que fue uno de los hombres más fieles a Sánchez. "Era el que ponía la cara para todo. Cuando había que salir a hablar de amnistía, 'venga, que abra la veda Ábalos'", dicen. Por eso, encuentran chocante que, el mismo partido que le dio un plazo de 24 horas para dar un paso atrás cuando habían detenido a su exasesor Koldo García, dé directrices sin mediar más palabra, como si nada hubiera pasado.

El diputado del Grupo Mixto recibió un Whatsapp señalando cuál debía ser la postura en el Congreso el pasado jueves, además de en el tema del presidente venezolano, en todos los demás asuntos que iban a votarse es día, como planes del Gobierno para Sanidad o transparencia sobre las previsiones y compromisos del Ejecutivo en materia de financiación. En esta última, Ábalos también se abstuvo, apartándose en dos puntos por primera vez de los socialistas. Según fuentes presentes en el Congreso, en el PSOE hubo desconcierto y quisieron saber si esa iba a ser la tónica habitual de su voto.

"Que se ganen su apoyo", dicen fuentes cercanas al exministro. El mensaje que dejó en el ambiente fue rotundo: no hay nada asegurado. En su entorno dicen que no es de recibo seguir tratándole como un miembro del partido cuando le han "dejado solo". El desmarque es relevante en la minoría parlamentaria en la que se mueve el Gobierno porque no cuentan con los votos de ERC, de Junts o de Podemos de forma automática. Y ahora tampoco con el de Ábalos, que es vital para poder aprobar los presupuestos del próximo curso.

La auditoría encargada por el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha molestado de forma visible a su antecesor que en las últimas semanas ha emprendido varias vías de defensa. De un lado, las entrevistas y aclaraciones en muchos medios de comunicación; del otro, el intento de personación en el 'caso Koldo' en la Audiencia Nacional como perjudicado por la investigación en la que, si no es parte, no puede participar.

El informe del departamento de Puente señala que el exministro cambió una orden para la compra de cuatro millones de mascarillas por otra que la elevaba a ocho millones en marzo de 2020 en un lapso de 38 minutos. Según la auditoría, se pagaron en total 20 millones de euros a Soluciones de Gestión S.L, empresa en el centro de la supuesta trama de corrupción para la compra de material sanitario. Pero Ábalos trata de desmontar el documento alegando que no puede formar parte de la causa porque era ilegal desarrollar esta auditoría cuando había un proceso penal ya en marcha.

Algunos excompañeros piensan que se mantendrá fiel a los postulados socialistas por principios propios y por su lealtad al partido en el que ha desarrollado toda su vida profesional; otros defienden que lo hará porque no puede tirar de la manta, "porque si tira cae él también".

El exministro estaba acostumbrado a poner la otra mejilla, si bien, reconocen sus cercanos, la situación actual es la peor por la que ha transitado. Uno de los más devotos a Sánchez, que se mantuvo tras la dimisión y caída del líder del PSOE en 2016, estuvo en la diana política desde enero de 2020, cuando se reunió en el aeropuerto de Madrid-Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que no podía entrar en territorio europeo.

A partir de entonces, su nombre ha copado titulares y denuncias en los juzgados sobre su gestión, mientras él se ha enfrascado en interponer querellas contra aquellos que se metían en su vida privada. Pero en las últimas semanas, ha tenido que hablar de ella en público cuando, por ejemplo, trató de explicar en una entrevista en Onda Cero los correos que se han publicado sobre unos pagos a una joven mientras era ministro.

Ábalos considera que se han escrutado todos sus movimientos tanto cuando dirigía Transportes como a partir de que Sánchez le cesara sin mediar explicación. Que se ha hecho con él lo que no se ha hecho con otros responsables de Transportes de los que la opinión pública ya ni se acuerda, como su sucesora Raquel Sánchez que ahora dirige la compañía pública de Paradores. A su juicio, y según la denuncia que remitió a la Fiscalía por delitos de revelación de secretos, se han expuesto sus correos privados en causas judiciales que aún no le afectan, sin que la Guardia Civil los expurgara para tratar de no perjudicar su relación. Un juzgado de Madrid ha iniciado una causa por este motivo.

En las próximas semanas vendrán curvas. Fuentes cercanas a la investigación del 'caso Koldo' deslizan la idea de que existen evidencias de pagos de la trama de corrupción en torno a Transportes que pudieron acabar en el exministro. Él, por lo que pueda venir, ya está buscando abogado.