La solidaridad que está dejando la catástrofe de Valencia está siendo el principal motivo de orgullo de muchos vecinos que han perdido todo. Pasear por las distintas calles de los municipios afectados deja un sabor agridulce en el que se mezcla la tragedia de aquellos que han visto sus vidas arrasadas con la esperanza de los que van a echar una mano a personas que no conocían de nada. La exjugadora del Valencia Gema Rueda es buena prueba de ello.

En el barrio de La Torre, una pedanía de la capital, habitan unos 5.000 valencianos que han perdido la parte de abajo de sus casas. Allí ya no quedan bajos, ni supermercados, ni farmacias, ni bares.

En la avenida central el tío de la deportista tenía su vivienda. "Es una de la casa antigua de toda la vida de este barrio que tienen todas la misma estructura. Normalmente son muy grandes, entonces llegan hasta el otro lado de la calle, por lo tanto imagínate el poder de destrucción que ha tenido aquí dentro", cuenta a El Independiente.

La mascarilla y la ropa embarrada demuestran que Rueda lleva toda la mañana fregando. "Ahora está súper bien en comparación de cómo estaba", dice con una sonrisa. A la casa se entra a través de una gran puerta por la que se accede al piso de abajo que conecta un lado y el otro de la alargada vivienda. A través de otra pequeña puerta se accede al piso superior que, por suerte, tenía la casa.

"El agua llegó en dos tandas. Una llegó como a medio metro y luego siguió entrando, se reventó el tabique del garaje que está al lado porque no podía almacenar más agua", describe mientras enseña un gran agujero en la pared. Los bomberos ya han pasado por esa vivienda para comprobar que no hay peligro, pero sorprende ver las marcas del barro a más de un metro y medio de la pared.

Lo que era el comedor, es ahora apenas un par de paredes descoloridas y un suelo color chocolate. "Tuvimos que hacer un agujero ahí para poder desaguar", relata. En el centro de la casa hay una estancia donde tenían la nevera que, una semana después, ni siquiera han abierto. "Ya la siguiente tanda será esa", cuenta entre el cansancio de lo que ha supuesto tirar prácticamente todos los muebles de una casa.

En la cocina ya no queda nada. Los electrodomésticos y los muebles se han apilado en la calle y "la encimera está para tirar". En la bañera del baño todavía queda agua. "Ya iremos achicando poco a poco". En el corral todo se había caído de las estanterías y "los trastos" se los habían encontrado flotando. Ahora quedan los trazos de la DANA.

"Este coche era una reliquia de mi padre, es un R5 y lo tenía aquí, pues de recuerdo porque fue como su segundo coche o algo así. Entonces lo tenía de recuerdo, pero lo vamos a tener también que desguazar. Ya ni siquiera para el recuerdo sirve, más que nada porque se llenó de agua", cuenta señalando un pequeño cochecito aparcado en el garaje.

Gema Rueda se siente afortunada porque tiene otras viviendas en las que puede alojar a su tío, pero cuenta que "hay gente en el barrio que no tiene nada". Por eso, ha iniciado una campaña de recaudación. "Sé que van a recibir muchas ayudas, pero seguramente habrá gente que viva en los primeros o en los segundos que no les ha llegado el agua, pero que el coche se los haya llevado la riada y sea todo lo que tenían. Entonces, seguramente haya mucha más gente de la que pida ayuda que la necesite", explica.

En su intento de hacer comunidad ya tiene donativos por valor de casi 3.000 euros. Pero cualquier ayuda más para el barrio de La Torre será bien acogida.