La fiscal Superior de Madrid, Almudena Lastra, ha sido más contundente en su declaración como testigo en el Tribunal Supremo este jueves de lo que fue en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) el pasado mes de junio. Lastra ha desvelado detalles nuevos ante el juez que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, como que ella sospechaba que las filtraciones sobre el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso provenían de su propio jefe y así se lo recriminó. Fuentes jurídicas apuntan que el testimonio de la fiscal es un indicio crucial para apuntalar la acusación contra García Ortiz por revelación de secretos.
Los protagonistas en esta nueva ronda de declaraciones ante el instructor del alto tribunal Ángel Hurtado fueron Lastra y el fiscal de Delitos Económicos Julián Salto, que dirigía las diligencias por fraude a Hacienda contra Alberto González Amador (pareja de Ayuso). Para no perderse en esta ensalada de nombres hay que conocer también al resto de imputados en la investigación contra el más alto cargo de la Fiscalía. Más allá de García Ortiz, el magistrado ha imputado a Pilar Rodríguez, fiscal provincial de Madrid, concretamente subordinada de Lastra, pero superior de Salto; y a Diego Villafañe, mano derecha de García Ortiz en la Fiscalía General.
Lo que está bajo el foco comprende un periodo que va desde el 7 de marzo de 2024 --cuando Villafañe pide a los fiscales de la capital (Lastra, Rodríguez y Salto) que les dé cuenta del procedimiento que se sigue contra el novio de Ayuso-- hasta el 14 de marzo, momento en el que el Ministerio Público hace llegar a la prensa una nota desmintiendo una información falsa que se había publicado.
Salto llevaba semanas indagando en un fraude fiscal de González Amador sin saber que éste compartía casa con la presidenta de la Comunidad de Madrid. El malestar de Lastra empieza bien pronto en este asunto, cuando se da cuenta de que Villafañe ha pedido información a sus fiscales sobre el tema y la han puenteado, según explicó este jueves en el Tribunal Supremo.
Desde la Fiscalía General se puede pedir a cualquier fiscal de España una dación de cuenta, es decir, que se informe a los jefes (fiscal general, jefes de la Secretaría Técnica...) sobre diligencias sensibles que estén llevando. Cualquier investigación que tenga cierta vinculación con la política o que sea mediática por algún motivo entra dentro de este paquete. Así las cosas, el procedimiento habitual es de abajo hacia arriba, jerárquico. El fiscal del caso informa a su superior, de ahí a su superior y así hasta llegar a García Ortiz.
En este caso, lo procedente hubiera sido de Salto a Rodríguez, de Rodríguez a Lastra y de Lastra al fiscal general. Pero se saltaron a la fiscal Superior (Lastra) y esto a ella le molestó, y así lo verbalizó el 8 de marzo en los actos del día de la Mujer. Según explicó ayer en el Supremo, esa dación de cuenta fue extraordinaria porque se hizo simultánea y de forma verbal.
Otro día importante en el calendario de este sumario fue el 12 de marzo, cuando Eldiario.es publicó por primera vez que existían unas diligencias contra el novio de Isabel Díaz Ayuso. Ese mismo día, el fiscal Salto decide enviar al abogado de González Amador un email en el que le da traslado de la denuncia que había interpuesto la Fiscalía casi un mes antes y le dice que no hay problema en llegar a un pacto como ellos habían manifestado que era su intención.
Esa mañana hay una reunión por otro asunto entre Lastra, Rodríguez y Salto. Según la versión de Lastra, Salto le cuenta allí que ha enviado un correo al letrado de González Amador y, por eso, cuando al día siguiente García Ortiz reclama la información ella le dice que tiene "cumplida cuenta" de todo lo que ha ido ocurriendo en el procedimiento. La declaración de Salto, en cambio, difiere y dice que él no informó ahí de nada a su superiora.
La noche del 13 de marzo es cuando se desatan todos los problemas. El Mundo publica una información que indica que la Fiscalía había ofrecido un pacto a la pareja de Ayuso y, otros medios que le siguen, señalan que además se ha frustrado por "órdenes de arriba". Ni el pacto lo había ofrecido la Fiscalía (lo había propuesto primero González Amador), ni nadie de la cúpula había frenado tal cosa. Lastra avisó a García Ortiz que de que esa información va a salir y ambos convienen que hay que desmentirla al día siguiente.
Lastra llamó también a Salto esa noche, quien se encuentraba en un partido de fútbol de Champions, para explicarle lo sucedido y avanzarle que al día siguiente darían una respuesta a los medios de comunicación. Sin embargo, Lastra de nuevo se siente puenteada.
El fiscal general llama a Rodríguez para que ésta le pida a Salto los correos que se mencionan en las informaciones que se están publicando. Previamente, le había pedido a Lastra que se los reclamara a su subordinado, pero ella le expuso que ella no necesitaba esos correos para nada.
Rodríguez, en cambio, sí se dispuso a recopilarlos. Llamó dos veces a Salto. La primera a las 21:39, para decirle que necesitaba saber qué detalles se había intercambiado con abogado de González Amador y que cuando saliera del partido, por favor, le devolviera la llamada, que ella lo esperaría operativa.
La segunda, a las 21:43, fue una llamada más directa: "El fiscal general del Estado lo necesita ya". Es entonces cuando Salto le reenvía los correos a sus dos jefas, tanto a Rodríguez como a Lastra para que ellas se lo hagan llegar a García Ortiz. Y aquí sucede la primera de las advertencias que la fiscal Superior le hace a la fiscal Provincial. Según fuentes presentes en la declaración, Lastra llega a decirle a Rodríguez "déjalo ya" y le advierte de que no le mande esas comunicaciones al jefe "que los van a filtrar".
Una vez estos mensajes llegan al fiscal general, la cadena completa entre abogado de González Amador aparece publicada en más medios de comunicación. El juez Hurtado cree que el filtrador fue el fiscal general del Estado, si bien los periodistas de esos periódicos y radios han negado este extremo al explicar que tenían esos emails antes de que le llegaran a García Ortiz.
En cualquier caso, Lastra dejó una segunda puntualización importante: ella no cree que la fuga de información pudiera venir de ningún otro lado que no fuera la Fiscalía General. "En la radio se estaban diciendo cosas que sólo venían en mis diligencias de información", especificó.
El día se cerró con la felicitación de García Ortiz a Rodríguez y Salto por el trabajo bien hecho. Al ver los correos con sus propios ojos consideró que la Fiscalía había actuado de forma impoluta y se comenzó a redactar una nota de prensa que definía cronológicamente lo que había ocurrido desde el inicio de las actuaciones. Ese documento se pasó a Rodríguez para que diera el visto bueno del iter de los acontecimientos y ella los avaló.
La mañana del 14 de marzo también fue frenética porque a García Ortiz le urgía hacer pública ya esa nota de prensa. Desde el gabinete del Ministerio Público central se remitió a la Fiscalía de Madrid, pero el jefe de prensa de Lastra no estaba de acuerdo con esa publicación. Ni Lastra tampoco. Habló inicialmente con el fiscal general del Estado cuando iba en un taxi de camino a su puesto de trabajo. Aquí llegó el tercer indicio que la fiscal Superior dejó sobre la mesa del juez Hurtado.
"Álvaro, ¿Lo has filtrado tú?", le preguntó. "Eso ahora no importa", le contestó él que quería que se centrara en dar luz verde a la nota de prensa para que la enviaran a los periodistas. La conversación se cortó porque Lastra entró en un túnel y ya no volvió a coger el teléfono a su jefe porque estaba "quemada" por cómo estaban sucediendo los acontecimientos. Él la llamó seis veces más.
La logró localizar cuando llamó a la centralita a través de su secretaria. Le mandó un mensaje que consta en las diligencias en el que le advertía de que publicar esa nota de prensa era una orden: "Almudena, hay que publicar ya. Es imperativo". Como ella no estaba de acuerdo con lo que se relataba en ese documento, al quedar expuestos datos del procedimiento interno de González Amador, le dijo que si quería publicar sería bajo el membrete de la Fiscalía Provincial y no bajo el suyo. Lo dejó por escrito y su jefe de prensa no remitió el documento a los periodistas hasta que se cercioró de que García Ortiz había recibido el documento con su oposición.
Esta declaración deja en una posición muy complicada a García Ortiz. El relato de Lastra va acompañado de los Whatsapp que ella misma aportó a la causa por lo que goza de toda credibilidad. Ella es, además, una testigo clave al no tener ningún interés en la causa, por lo que fuentes jurídicas dan total veracidad a su testimonio. Sus sospechas, las de que su jefe era el filtrador, las tiene también el juez Hurtado que, ahora, tendrá que escuchar al propio García Ortiz, que aún no se ha defendido, a Rodríguez y a Villafañe. Entre el 29, 30 de enero y 5 de febrero declararán los tres investigados.
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hace 56 segundos
Por desgracia, en realidad, este relato podría ser atribuido a cualquier nivel de la administración ya sea la estatal, la autonómica, la local o cualquiera de los chiringuitos que existen paralelos a la misma.
La única diferencia?
La figura del presunto delincuente que ahora declarará ante un juez por un delito que se hubiera ahorrado si hubiera llegado al pacto.