El exministro de Transportes José Luis Ábalos ha pasado por distintos estados de ánimo en las últimas semanas. Del enfado, a la indignación; del no querer hablar y mantenerse en un discreto segundo plano, a dar un paso adelante y volver a la tournée de entrevistas. El que fuera todopoderoso miembro del PSOE, actualmente suspendido de militancia, regresa hoy al Tribunal Supremo ya formalmente imputado por el 'caso Koldo'. Su intención hace unos días era guardar silencio, pero por momentos ha cambiado de opinión y este jueves ante el juez Leopoldo Puente volverá a declarar, según indican fuentes cercanas.

Desde su última declaración han pasado, exactamente, 65 días y no se han producido excesivos avances de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en cuanto al análisis de datos. Los agentes se centran en desbrozar el teléfono del empresario Víctor de Aldama que ha disparado a diestro y a siniestro en el Gobierno, pero que tampoco ha elevado más la apuesta contra Ábalos. Lo que se sabe ahora es lo mismo que se conocía el pasado 13 de diciembre: que el exministro cobró comisiones en efectivo; que disfrutó de una casa en La Alcaidesa (Cádiz) el verano de 2021 pagada por los socios de hidrocarburos de Aldama; que la que fuera su pareja Jéssica Rodríguez vivió en un céntrico edificio madrileño a cargo de otro socio del comisionista y fue contratada por la Administración que dependía de Ábalos; y que el exministro gestionó la compra de una vivienda de 750.000 euros en el Paseo de la Castellana (Madrid) a través de Aldama que, finalmente, no llegó a fraguarse. Todo ello, presuntamente.

Ábalos lo niega todo. En púbico y en privado. Delante del juez y delante de las cámaras. Y su versión no se va a mover de los márgenes en los que se mantuvo la anterior vez cuando acudió a declarar voluntariamente. Su ánimo era no volver a hablar ahora, sin embargo, fuentes de su entorno explican que no se entendería que cuando fue de motu proprio colaborara y ahora que lo llama el magistrado no lo hiciera. Como tampoco se vería bien que se explicara en la prensa, pero no en sede judicial. Por eso, va a contestar tanto al instructor como al fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón, y a preguntas de su abogado. No así a las acusaciones populares.

Está por ver cómo materializa esa suerte de amenaza velada que ha dejado en su última entrevista en 'El Mundo': "Este caso va a escalar, pero por interés". Ábalos cree que ha sido el cortafuego del PSOE, pero quienes le conocen explican que aún no se ha roto el cordón umbilical con partido. Quedadas en la máquina de vending del Congreso con el secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, o saludos de algunos ministros que le habían retirado la mirada y un evidente acercamiento con el que fuera su asesor Koldo García son muestra de que la fractura no es profunda.

Así las cosas no se espera que Ábalos se haga un Aldama y tire de la manta que todavía lo arropa. En la jornada de hoy hay algunos elementos nuevos. El primero, el cambio de abogado de Koldo García, que ha dejado por "motivos personales" a Javier Pimentel, contratando a Ismael Oliver, entre cuyos clientes han estado el que fuera jefe de los servicios de inteligencia de Venezuela Hugo Armando Carvajal; el exviceministro de Energía venezolano Nervis Villalobos, y el expresidente del FC Barcelona, Sandro Rosell. Un movimiento que algunas fuentes dicen que habrá que interpretar con el tiempo.

El segundo, la aparición de un inmueble en el municipio de Chimbote (Perú) a nombre de Ábalos: "Es un centro social con aulas y un salón de actos. El funcionamiento que ha tenido nunca fue de viviendas. Es una historia de hace 30 años. Yo era presidente de una Fundación. El centro siempre ha sido de la Fundación y nos encontramos ante un problema legal", contó en otra entrevista de Telecinco.

Por lo demás, el impulso más relevante de la investigación llegará cuando la UCO presente el informe con el patrimonio tanto de Ábalos como de su hijo para conocer si se ha enriquecido o no con una operación que, en principio, indaga un pelotazo por contratos de mascarillas durante la pandemia. El exministro viene negando por activa y por pasiva cada vez que puede que no tiene cuentas en el extranjero.

Puente puede imponerle por primera vez medidas cautelares, puesto que el Congreso de los Diputados ya ha admitido el suplicatorio. Es muy improbable que se decida alguna medida tendente a la limitación de la libertad de Ábalos, puesto que los motivos que se pueden esgrimir para algo así no se dan actualmente. En cambio, el juez podría decidir, por ejemplo, la retirada del pasaporte o algún tipo de obstáculo a su libertad de movimiento.