Pilar Sánchez Acera, la exasesora de Moncloa y actual 'número dos' en el PSOE madrileño del ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, ha declarado este miércoles como testigo en el Tribunal Supremo que no recuerda exactamente qué persona le envió el documento con información del procedimiento que había abierto contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso, si bien lo ha vinculado con la prensa. El juez del Tribunal Supremo Ángel Luis Hurtado que mantiene imputado al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos la había llamado para esclarecer por qué ella tuvo acceso a esa información. Sánchez Acera ha añadido que en este tiempo, al cambiar de puesto, ha cambiado su móvil, según fuentes presentes en la declaración.

Sánchez Acera, que ahora ocupa el cargo de secretaria de Organización del PSOE de Madrid, ha llegado poco antes de las diez de la mañana acompañada por Carmen Mena, diputada de la Asamblea. En su declaración, la testigo ha explicado que ni conoce al fiscal general del Estado, ni a ningún fiscal y que tampoco ha mantenido conversaciones con ninguno en este tiempo.

Ella fue la que la mañana del 14 de marzo del pasado año remitió al móvil del que fuera portavoz socialista en la Asamblea Juan Lobato un documento con fecha de 2 de febrero en el que el letrado Alberto González Amador (el novio de la presidenta madrileña) confesaba que su cliente había cometido dos delitos a la Hacienda Pública. Sánchez Acera le instó a que utilizara esa información interna del procedimiento judicial en la sede política contra Ayuso.

La exasesora del Gobierno ha admitido que envió ese WhatsApp a Lobato, pero que no recibió ninguna orden de Moncloa para hacerlo. Que su actuación se enmarca dentro de las funciones que ella tenía como secretaria de política institucional de los socialistas madrileños y, por tanto, como 'número tres' de Lobato. Únicamente lo compartió con él, ha dicho según confirman fuentes con conocimiento del interrogatorio.

"La carta cómo la tenemos? Se ha publicado esto en algún sitio?", le preguntó Lobato. Según Sánchez Acera, ella no envió el correo a nadie y lo que tenía en su poder era un documento sin fecha, ni destinatario, ni formato de correo electrónico, por lo que no podía proceder de la investigación original que se seguía en la Fiscalía de Madrid contra González Amador.

Ante el recelo que muestra Lobato, la exasesora responde: "Porque llega. La tienen los medios". Posteriormente, a las 9:29, Sánchez Acera le remitió un link de El Plural que acababa de publicar el correo completo con algunos datos personales tachados. El juez Hurtado llegó a dejar por escrito su sospecha rotunda de que la filtración al medio que dirige Angélica Rubio provino directamente del propio Gobierno. La testigo, en cambio, ha negado ser ella el origen de la filtración.

Algunas fuentes señalan que ell ha vinculado el documento a "periodistas que cubrían la política regional" y, por tanto, en ningún caso hubo revelación de secretos, si bien otras niegan que haya hablado de prensa dentro de la Sala. Preguntada en varias ocasiones de quién en concreto venía, Sánchez Acera ha dicho no recordar este dato con exactitud, aunque sí que fue de una única persona y no de un grupo de WhatsApp con más personas. Sobre por qué estuvo tan segura de que eso se iba a publicar, ella ha aclarado que lo sospechaba porque lo tenía también Más Madrid y eso podía terminar en la prensa.

El juez no ha reclamado un volcado del teléfono de la exasesora y ha permitido que la declaración se extendiera algo más de una hora sin que haya cambiado su situación procesal de testigo a imputada, según explican mentadas fuentes. Sobre el cambio de teléfono, Sánchez Acera ha dicho que sucedió cuando se fue de un puesto a otro y que un técnico del Ministerio de Transformación Digital le borró lo que tenía en el otro terminal lo cual le imposibilita también saber a ciencia cierta quién le envió esa carta.

El ex secretario de Comunicación

Por su parte, el juez ha escuchado en segundo lugar al que fuera secretario de Estado de Comunicación Francesc Vallès que se ha desvinculado de los hechos y se ha ubicado como mero espectador de lo que sucedía. Según su relato, él ni siquiera tuvo acceso al email que está en cuestión y que tuvo constancia de lo sucedido únicamente cuando se publicó en la prensa.

Vallès ha asegurado que el tema de la pareja de Ayuso estaba para él en "segundo plano" y que le remitió a Lobato noticias de prensa únicamente para que estuviese "atento" en la Asamblea. Que él ni siquiera llegó a hablar con Sánchez Acera del tema. El que fuera cerebro de la comunicación en La Moncloa ha dicho que no tenía inconveniente en enseñar la conversación con el exportavoz de la Asamblea de Madrid porque, aunque ha cambiado de móvil, esos mensajes los conserva. En cambio el juez le ha dicho que no hacía falta, según fuentes jurídicas.