Nadie sabe a estas alturas cuánto tiempo pudo estar Óscar Sánchez Gil (1976) teniendo un doble papel en la Policía Nacional entre agente y narcotraficante. Quizás comenzó en 2021 cuando un importante capo se fugó de España dejando un contenedor con una tonelada de droga abandonado porque alguien le había dado un chivatazo; o antes, en 2020, cuando ascendió a inspector jefe y saltó desde la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF); o quizás fue en 2016, la primera vez que incluyó en la base de datos de confidentes a uno de los narcos más importantes con los que trabajaba. Igual la fecha es anterior, para tristeza de sus compañeros entre los que ya no hay ninguna duda de que Sánchez, que duerme cada noche en la prisión de Estremera (Madrid), ha tocado los bajos fondos de la droga y los ha engañado durante años.

Cuando la UDYCO interceptó el pasado 14 de octubre un contenedor en el Puerto de Algeciras con 13 toneladas de cocaína recién llegadas de Ecuador, los agentes que fueron a recibirlas ya sabían que Sánchez estaba corrompido. El inspector jefe, en cambio, vivía ajeno, tratando de recopilar información sobre la aprehensión para dársela a sus amigos de la red que andaban muy nerviosos por haber perdido la mayor carga de droga que había llegado a las costas españolas desde que hay registros.

"Yo no sabía ni que estaba propuesto para revisión [el contenedor de droga]", le confesó por teléfono al agente de vigilancia aduanera con el que habló esa tarde. A Sánchez le indignó que nadie hubiera introducido el dato (la matrícula del contendor) en los sistemas de coordinación policial para así poder alertar a los suyos. Todas las llamadas que él realizó ese día y los posteriores estaban siendo escuchadas por la Unidad de Asuntos Internos.

La Policía esperó exactamente 24 días desde que se capturó el alijo de la empresa Abadix Fruits S.L. hasta que detuvo al inspector jefe en su vivienda en una localidad de Alcalá de Henares. Fueron cuatro semanas totalmente pensadas para ver cómo él se relacionaba con la organización criminal que cayó el 6 de noviembre en la llamada 'Operación Augur'. En ese periodo, le dio tiempo de avisar, por ejemplo, a los dueños de la compañía frutícola que querían huir.

Ignacio Torán (uno de los jefes de la organización criminal en Madrid y la persona que se relacionaba con el agente): Una cosa, este se quiere ir a Ecuador. Es tarde? Si sale por otro país?

Sánchez introdujo la consulta en Orion, una aplicación policial que permite búsquedas simultáneas en varios ficheros policiales. A las 9:38 de la mañana puso el DNI de Vilma Janet Águila y José Miguel Berenguer y confirmó que no existía orden de detención ni prohibición de salida del territorio nacional. Minutos más tarde escribió a Torán: "Lo otro que me preguntastes (sic). Pues sí pero hoy", le dijo. Cuando la Udyco acudió a detenerlos ya no estaban.

La Fiscalía Especial Antidroga había requerido la intervención de los teléfonos de Sánchez, de Torán, de Vilma Janet, de Berenguer y de otras nueve personas desde el 10 de junio, el día que judicializó el asunto en el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional. Mucho tiempo antes, al menos desde enero, tanto miembros de la unidad Antidroga como integrantes de Asuntos Internos estaban haciendo vigilancias a su compañero y escrutando cómo se desenvolvía con las bases de datos del Ministerio del Interior.

óscar Sánchez, el exjefe del Policía de la UDEF
óscar Sánchez, el exjefe del Policía de la UDEF

Lo sabían todo de él, pero Sánchez Gil ignoraba que le estaban pillando, y de sus conversaciones se desprende la impunidad que sentía. Dos días después de haber capturado el gran alijo hablaba con su socio Torán:

Torán: He hablado con J. Le he dicho que esta semana quiero la firma por su bien (...). Porque le he hablado serio y le he dicho que se firma ya. Que le doy 25 mil el día de la firma.

Sánchez: Sí, a ver si te hace caso

Torán: Y que se deje de mierdas. Él les deberá dinero

Sánchez: Si a mí él me da igual, pero no quiero que nos salpique. Hay muchas empresas vinculadas a él, y otras cosas que nos pueden salpicar, fútbol, etc. No es por hablar ni nada, es el rastro sucio que tiene

Torán: Lo están investigando ya o aún no?

Sánchez: Sí, pero frenados por mí. Solo cuentas. Creen que está forrado por viajes y eso.

En realidad, no estaban frenados por Sánchez. Todo lo contrario, los agentes se dieron cuenta de cómo el inspector jefe realizó búsquedas de 550 contenedores en un plazo corto de tiempo, de cómo incluía en el fichero GATI, que coordina a todas las unidades policiales para una mayor eficiencia, nombres de sus colegas o de empresas en las que él mismo participaba para hallar "coincidencias" y detectar si alguien las investigaba.

La investigación contra él se llevó con mucho sigilo y sólo pudo figurar en las bases de datos de Asuntos Internos que están ocultas para el resto de los uniformados. Por eso, el inspector jefe vivía de espaldas a la realidad y cuando sus compañeros entraron en su despacho y en su vivienda el 6 de noviembre el 'Anodino', como algunos le llamaban, se quedó en shock.

Algunas fuentes de la investigación consultadas reconocen la satisfacción de haber encontrado más de 20 millones de euros en su casa de Villalbilla (Madrid). No por poder poner el sello de certificación a la sospecha de que el policía se había pasado al lado oscuro, sino porque los indicios obtenidos allí eran tan abrumadores que ninguno de los compañeros a los que había engañado durante años podría achacar ni rastro de duda a los métodos de la investigación. Había tantos paquetes de billetes en el dormitorio, en bolsas de deporte, en la caja fuerte, en la buhardilla, en unos trasteros, en el jardín, en cajas de zapatos, en un macetero... que los policías tuvieron que dejar de contar. En su despacho oficial hallaron casi otro millón de euros y una máquina de envasar al vacío.

El sumario que consta en la Audiencia Nacional, al que ha tenido acceso en parte este medio, deja rastro de mensajes que indican que Sánchez cobraba un 40% de la entrada de cocaína en puertos españoles que él facilitaba. Las pesquisas se centran ahora en desenmarañar todas las sociedades traspuestas, testaferros, blanqueadores y demás colaboradores. De hecho, esta semana se han producido dos nuevos arrestos, como adelantó El Independiente, vinculados a este 'narcopolicía'.

Sólo con los indicios que figuraban en la querella de la Fiscalía Antidroga había material más que suficiente para arrestar el exjefe de la UDEF. Pero todos quisieron esperar para ver cuál era la dimensión de semejante bola. Sánchez tenía pagos periódicos de una empresa (Incazam Gestión S.L.) detrás de la cual figuraba Torán; había cobrado 56.895 euros de premios en lotería; y usaba coches a nombres de narcotraficantes de la trama.

Además cada vez que Torán cazaba a algún agente haciéndole una vigilancia, el policía introducía los datos de la matrícula en el sistema de Interior, creyendo que nadie se fijaba en él. Los investigadores controlaron también a su mujer (también policía) y, especialmente, a su cuñada Yolanda Ruiz, cuyas cuentas estaban desbordadas de dinero cuando ella apenas salía de su casa para ir a ningún trabajo. La llegada de las conversaciones encriptadas de Sky-ECC han terminado de apuntalar todos los indicios.

Algunas fuentes hablan de que falta la última puntada a la operación, llegar a la pieza de caza mayor: Alejandro Salgado Vega, alias El Tigre. Este madrileño es uno de los narcotráficantes más importantes actualmente afincados en Dubái. Unos hablan de que está negociando para entregarse, otros dicen que fue él quien dio el 'chivatazo'. La mayor parte del caso, por el momento, continúa bajo secreto en la Audiencia Nacional.