La contaminación atmosférica es un problema global de salud pública. La emisiones producidas en un lugar del mundo viajan largas distancias por el aire e impactan en otra región, provocando la muerte prematura de personas que viven a miles de kilómetros del foco. Un estudio recién publicado en la revista Nature revela que la globalización económica multiplica el alcance de la contaminación viajera mediante el transporte de mercancías fabricadas en un país para consumir en otro lejano.
“Hasta ahora el impacto de la contaminación dependía de las condiciones meteorológicas y de la distancia. De esta manera la polución producida en Europa occidental afectaba más a Europa del Este que a Asia”, explica el autor, Qiang Zhang, de la Universidad de Tsinghua (Beijing, China). “Nuestro estudio muestra que el transporte de mercancías internacional ha aumentado el alcance de la contaminación. De esta manera la contaminación en Europa sí impacta en la calidad del aire de Asia”.
Los científicos han analizado mediante simulación digital la mortalidad prematura relacionada con la exposición a partículas en suspensión (PM2.5). Es uno de los tóxicos más dañinos de la polución atmosférica. En su mayoría son de carbón y proceden de la quema del aceite de los motores diésel. Son tan pequeñas que se incorporan al torrente sanguíneo y contribuyen a taponar las arterias. Se calcula que las partículas finas presentes en la atmósfera reducen la esperanza de vida en la UE en más de ocho meses.
Han observado que de los 3.45 millones de muertes prematuras relacionadas con las partículas en suspensión en 2007, alrededor del 12% (unas 411.100 personas) habían muerto por las contaminación emitida en otro lugar del planeta. El 22% (762.400 personas) tenía que ver la contaminación emitida por el transporte de bienes producidos en un lado del mundo para ser consumidos en otro. Para llegar a estas conclusiones han estudiado las emisiones y el transporte en 13 regiones. Se han fijado en las muertes por ataque al corazón, ictus, cáncer de pulmón y EPOC.
Así, las partículas en suspensión producidas en China producen 64.800 muertes prematuras en otras partes del mundo, más del doble de muertes que las de cualquier otro país. Le siguen India y el resto de Asia. En concreto, China es responsable de 30.900 muertes del resto de Asia (incluido Japón y Corea del Sur), 47.300 muertes en Europa del Este, 3100 en la Occidental y Estados Unidos. A su vez, el consumo de estas dos últimas regiones produce 108.600 muertes prematuras en China. Unas 2300 muertes en Europa Occidental tienen que ver con las emisiones de Estados Unidos.
“Pedimos la colaboración internacional para frenar el problema. Que los países ricos sean conscientes del impacto de su consumo y traten de hacerlo sostenible. Y que los países en desarrollo mejoren la estructura y la eficiencia de su economía”, dice con preocupación Qiang Zhang en nombre de su equipo. "Mejorar las tecnologías para controlar la polución en China, India y demás regiones de Asia tendrá un beneficio desproporcionado en todo el mundo", añade Dabo Guan, especialista en cambio climático de la Universidad de East Anglia y firmante de la investigación.
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