Los míticos violines Stradivarius no son para tanto. Su sonido no es mejor que el de un violín moderno. Un experimento muestra que ni los músicos ni los oyentes son capaces de distinguirlos. La leyenda del virtuosismo de estos violines del siglo XVIII se derrumba.
Claudia Fritz, experta en acústica de violines de la Universidad Pierre y Marie Curie, lleva años sorprendiendo al mundo con sus experimentos con Stradivarius. Son muchas las investigaciones previas que se han hecho sobre estos legendarios violines y se han averiguado los detalles más íntimos de su madera e incluso el barniz, pero nunca se había ahondado en su supuesta superioridad sonora. Esto es lo que impulsó a Fritz.
Cuenta la tradición que los violines Stradivarius proyectan mejor el sonido en un auditorio. Para comprobarlo Fritz y su equipo contaron con la colaboración de 55 expertos, que escucharon el evocador sonido de 3 de estos instrumentos míticos y 3 violines modernos en un auditorio con capacidad para 300 personas de París. Se sucedieron las melodías que un ducho músico acometía tras un biombo, acompañado en ocasiones de una orquesta, otras en vertiginosa soledad. En el otro continente, repitieron el experimento con 82 personas que escucharon los violines en una sala de Nueva York de 860 asientos.
La leyenda y el elevado precio de los Stradivarius deforma la percepción que tenemos de su sonido
Los científicos recogieron las impresiones del público y los violinistas. La mayoría de los oyentes y más de dos tercios de los músicos no notaron diferencia en la proyección del sonido de los Stradivarius, que se presuponen mejores, y prefirieron el sonido emitido por los violines nuevos. Esta conclusión concuerda con la obtenida en otra investigación anterior de Fritz; concluyó que la leyenda y el elevado precio de los Stradivarius deforma la percepción que tenemos de su sonido y hace que nos parezca de mejor calidad.
Ella pidió durante un concurso internacional de violinistas celebrado en Indianapolis en 2010 a 21 violinistas que tocaran seis violines a oscuras, durante 20 minutos: tres modernos y tres antiguos, dos fabricados por el mítico Antonio Stradivari en 1700 y otro hecho por Giuseppe Guarnieri en el 1740, también reputadísimo luthier. El valor de mercado de los tres violines antiguos era de 10 millones de dólares, mientras el precio de los tres modernos rondaba los 10.000 dólares
Los violinistas tocaron el instrumento con unas gafas especiales que les impedían distinguirlos por su aspecto, se perfumó a los instrumentos para que no pudieran distinguirlos tampoco por el olor y se les pidió que lo hicieron con las manos recién lavadas, para evitar al máximo el deterioro de los violines antiguos. Les pidieron que solo apoyaran, con mucho cuidado, la barbilla y el cuello para tocar.
Al terminar la prueba, cada violinista respondió a una serie de preguntas sobre el sonido de los instrumentos. La valoración más alta fue para los instrumentos modernos, la más baja para los antiguos y la más baja de todas fue para un Stradivarius. De los 21 participantes tan solo 8 eligieron uno de estos violines antiguos como el violín que se llevarían a su casa. Un descalabro.
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