Al Gore vuelve. En verdad nunca se fue, porque ha estado muy activo con The Climate Reality Project, la organización sin ánimo de lucro con la que trabaja para encontrar soluciones a la crisis global del clima. El que fuera vicepresidente con Bill Clinton y candidato presidencial en el año 2000 estrena en España Una verdad muy incómoda: ahora o nunca y se hace de nuevo visible para el gran público con otro documental sobre cambio climático.
Si bien la primera película Una verdad incómoda trataba de evidenciar el problema y sensibilizar sobre su existencia con la información disponible en 2006, en esta ocasión el personaje de Al Gore gana mucho peso. El documental sigue la estructura de una conferencia de las muchas que da Gore sobre cambio climático. De pie, con un gran apoyo visual a sus intervenciones y un manejo excepcional de la comunicación las conferencias de Al Gore son auténticas bombas contra todo tipo de negacionistas. Y esta cinta está dedicada al negacionista del momento: Donald Trump.
Siempre Florida
No es casual que la conferencia con la que inicia el documental sea en Florida. Por dos razones, la primera es porque en Florida perdió las elecciones tras la disputa, voto a voto, de los condados del Estado, hasta que el Tribunal Supremo le dio la victoria a George W. Bush. La segunda es porque Florida es la zona cero del cambio climático en Estados Unidos. Allí es donde la subida el nivel del mar ya es palpable. En Miami las autoridades combaten con bombas el agua que se adentra en la ciudad en una lucha contra el tiempo que no pueden ganar.
Si Florida es el punto de partida para demostrar que EEUU está siendo afectado por el cambio climático, el siguiente es Nueva York. Dirigiéndose al corazón herido americano por el 11S, Gore recuerda una proyección del primer documental en la que mostraba la vulnerabilidad de las crecidas de agua en Nueva York y por la que le acusaron, en 2006 de alarmista. Pues bien, el vicepresidente refuerza su primer documental con las imágenes del huracán Sandy cuya virulencia afectó a la ciudad, inundando el Memorial del 11S, entonces obras.
Dos mensajes muy claros para la audiencia americana antes de repasar todas las amenazas y problemas que afectan a todo el globo. Una lista de problemas que cubrimos a diario los periódicos de todo el mundo. Aumento y récord de temperaturas, refugiados, turbulencias más peligrosas en los vuelos, sequías, supertormentas, superincendios, cambios en el comportamiento las especies, cambios en de los océanos y en los peces, deshielo en el Ártico, efectos en la Antártida, etc.. Una lista, que no por ser algo más conocida, debemos obviar. Bendita reiteración la de Al Gore.
Acuerdo de París
Tras recordar el estado del problema, llega la búsqueda de soluciones. Aparece entonces el Al Gore lobista, que se maneja como pez en el agua entre presidentes de gobiernos de todo el mundo y que queda reflejado en el documental como actor clave en las negociaciones del Acuerdo de París. Clave o no, lo que sí que deja patente es su acceso a las élites políticas de todo el mundo para llevar el mensaje ecologista.
Un mensaje que se ha encontrado un inesperado obstáculo, la presidencia de Donald Trump y su anuncio de la salida de Estados Unidos del acuerdo de París. Así que Al Gore tiene, de nuevo, la mirada puesta en la Casa Blanca. Y, por el traje que se ha hecho con este documental, quizá no sólo es para cambiar las políticas de Trump, sino para ser su sustituto.
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