El pasado 13 de septiembre la conselleira del Medio Rural, Ángeles Vázquez, presentaba en el parlamento de Galicia los buenos resultados del verano en cuanto incendios. Estaba dando, prácticamente, por terminada la época de incendios. Se congratulaba de que el Plan Especial de Protección Civil ante Emerxencias por Incendios (Peifoga) sólo se había activado en dos ocasiones en situación 2, esto es, peligro para las poblaciones. Una magnífica cifra de la temporada que presentar ante el parlamento, frente a una media anual de 13 activaciones de la situación 2 de otros años.
El lunes 16 de octubre comparecía el Presidente de la Xunta, Alberto Nuñez Feijoo, para defender los medios disponibles en su comunidad para atender a los incendios y contabilizar en 15 los incendios en situación 2 y en tres los fallecidos. Poco después de su intervención la cifra se elevó a cuatro muertos.
Entre una intervención y la otra media el final del verano y el final de la temporada de alto riesgo. Una situación que en Galicia, como en otras comunidades, se traduce en despedir a los brigadistas temporales.
El viernes, 13 de octubre, los brigadistas de Seaga (la empresa mixta de la Xunta) se concentraron ante la Dirección Xeral de Montes para denunciar "abandono" de la Xunta y reclamar la ampliación de sus contratos. Ese mismo día recibieron una comunicación del director de Seaga, Pablo Arbones Maciñeira, en la que se informaba de que se ampliaba su trabajo hasta el 31 de octubre, pero desde el 16 de octubre.
A estos 500 efectivos hay que añadir otros 436 brigadistas de mando directo de la Xunta que terminaron su contrato el 31 de septiembre. Son los bomberos que se contratan por un periodo de tres meses en verano y que hacen de refuerzo en los concellos. Una situación que no es exclusiva de Galicia.
Escenario de cambio climático
El calendario de incendios termina una fase de extinción de incendios para concentrarse en la de prevención, una situación que se circunscribe al verano pero que, ante la extensión de este por el aumento de las temperaturas, parece un planteamiento desfasado.
“Esto que está pasado es por la sequía y por el cambio climático. Ya hoy hay temporalidad, ya no tiene sentido que que haya una temporada alta de incendios”, asegura José Pedro Hernández Caballero, de la Asociación de Trabajadores de las Brigadas Forestales. Se necesitan muchos efectivos todo el año, asegura.
El calendario de incendios pierde sentido en un escenario de cambio climático para la organización ecologista WWF, que considera que los incendios que traía el calentamiento global ya están aquí: fuera de la temporada tradicional de alto riesgo, con condiciones de sequía y calor extremas en el mes de octubre.
“Los incendios en octubre, en la España verde, son la prueba más evidente y dramática de los efectos del cambio climático”, asegura la portavoz de la campaña de incendios forestales de WWF España, Lourdes Hernández. “O abordamos las causas de fondo de los incendios, apostando por la prevención y por crear paisajes menos vulnerables al fuego, o empezaremos a sufrir estas oleadas de fuegos durante todo el año”, concluye.
Precariedad entre los efectivos antiincendios
Cristobal Medeiros, coordinador de UGT de las BRIF (Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales) que trabaja en Galicia, nos cuenta cómo ha evolucionado la situación de los brigadistas desde que hicieran su huelga indefinida hace dos años. “Nuestra situación no ha mejorado, seguimos como en los noventa”. Por su situación se refiere, principalmente, a sus condiciones de trabajo. “Cobro 900 euros desde 2006, trabajo 11 meses al año y uno estoy despedido”.
Esta es la situación de las Brigadas Forestales en España, antes de las navidades son despedidos por un mes y luego son reincorporados. Previo paso por unas pruebas físicas. Si no las pasan, son suspendidos de su empleo, pero no pueden cobrar paro. Si al año siguiente superan las pruebas pueden reingresar, si no lo hacen, entonces sí son despedidos en condiciones de cobrar el paro.
Medeiros reconoce que están en negociaciones con el Ministerio y que están en el buen camino, pero considera que tiene que cambiar la manera de enfocar la lucha contra los incendios. “Dedicar más tiempo a la limpieza de los montes y a la prevención, entre otras cosas”, asegura.
La fragmentación de las fuerzas
Los bomberos de la Xunta de Galicia pueden tener varios tipos de contratos: indefinidos, de un año, de nueve o por tres meses. Para el bombero de la Xunta Sebastián Hernández el panorama profesional, además de ser muy precario está muy fragmentado. “En un mismo incendio pueden aparecer bomberos de la Seaga -la empresa mixta de la Xunta- efectivos de la BRIF, bomberos de la Xunta, efectivos de Nautecnia- empresa privada con concesiones en gestión de parques de bomberos y con unidades helitransportadas-, los refuerzos del ejército de la UME, más los voluntarios de protección civil”, explica. ¿Cada cuánto pasa esto? “Constantemente”.
José Ramón Fernández Folgueiras, es presidente de la Asociación de Profesional de Agentes Forestales y Medioambientales de Galicia (Aprofaga), sus asociados, los agentes forestales, son los encargados de dirigir sobre el terreno los incendios. Ellos mandan y todos los demás actores de un incendio obedecen sus órdenes.
Para Fernández Folgueiras sería “mejor si todos los efectivos fueran de la Xunta, la comunicación es complicada. Asegura que todos se comportan de manera profesional, aunque señala al personal más afectado por la temporalidad como el más inexperto, normalmente adscritos a los concellos. “Están tres meses y muchos no repiten al año siguiente, así que desconocen el terreno y cuentan con menos experiencia”, explica.
Medios para perseguir a los incendiarios
Los incendios de Galicia y Asturias de este fin de semana han sido intencionados. Una situación que debe perseguirse penalmente con más dureza, según vienen demandando los expertos. La base de datos de detenidos e investigados en incendios forestales de la Fiscalía General del Estado muestra, desde su creación en 2007, una tendencia regular al alza. Tendencia que se mantuvo hasta la campaña de 2014 en la que se alcanzó el número más alto de detenidos/imputados de toda la serie histórica alcanzando los 565. En 2016 fueron 449 personas (51 detenidos y 398 investigados).
En este sentido la organización ecologista Greenpeace, aunque valora positivamente ese incremento, demanda un mayor apoyo y dotación técnica para las Fiscalías de Medio Ambiente en el esclarecimiento y persecución del delito de incendio forestal. Mónica Parrilla, responsable de la campaña de bosques de la organización, mantiene que “hay que investigar las causas de los incendios y dotar a las fiscalías de más medios, necesitamos condenas ejemplarizantes para la sociedad, el 96% de los incendios se debe a la mano del hombre”.
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