En 1965 el legendario divulgador científico de la BBC David Attenborough presentaba el primer ganador del Wildlife Photographer of the Year. Apenas unas cien personas habían participado en el concurso de fotografía de naturaleza organizado por el Museo de Historia Natural de Londres.
El galardonado se llamaba Roger Dowdeswell y competía con la foto de un búho con una presa en la boca. Comida para sus crías. Han pasado más de cincuenta años y en la última edición han participado alrededor de 50.000 fotografías de 92 países. La foto premiada en 2017 se llama Monumento a una especie. Un rinoceronte matado a tiros por traficantes. Su rostro está desfigurado y le han arrancado el cuerno, que en extremo oriente es empleado como supuesta cura para el cáncer. En el mundo quedan apenas 5.000 ejemplares de esta especie, pero cada día tres de ellos mueren a mano de cazadores furtivos.
En cien fotografías, el Wildlife Photographer of the Year se ha convertido en la imagen de las amenazas a nuestro entorno natural. La exposición acaba de estrenarse en el COAM, el Colegio de Arquitectos de Madrid, donde estará abierta al público hasta el 10 de diciembre. “Muchas de las especies que vemos en estas fotos están a punto de desaparecer” dice a El Independiente Luis Suárez, responsable de especies de WWF España. Explica que la fotografía es una herramienta fundamental para dar a conocer los grandes problemas que sufre el planeta, como el tráfico de las especies, la contaminación, el cambio climático. Una parte importante de la exposición es apadrinada por la campaña de WWF contra el comercio ilegal de animales, que la ONU ha equiparado al tráfico de drogas por su impacto negativo sobre la humanidad.
Antes que fotógrafo Javier Aznar González de Rueda, madrileño de 28 años, es biólogo. Hace cuatro años se fue a Ecuador y ahí empezó a fotografiar. Su especialidad son los anfibios, los reptiles y los insectos. Animales que no provocan especial simpatía en el público y a menudo son consideradas plagas. “Sin embargo son fundamentales para el equilibrio de nuestro ecosistema. Sin ellos, por ejemplo, no habría polinización. Por esto es importante que salgan bonitos y que nos fijemos en ellos”. Es la tercera vez en los últimos cuatro años que sus fotografías son seleccionadas por el jurado del Museo de Historia Natural. En total son ocho los fotógrafos españoles cuyas imágenes han sido seleccionadas en diversas categorías del concurso. Madrid es la primera ciudad en acoger esta exposición itinerante que recorrerá las principales ciudades del planeta con el objetivo de sensibilizar sobre la fragilidad de la naturaleza. Porque no se puede conservar lo que no se ve y no se conoce.
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