Qué ha llevado a Greenpeace a bucear con un submarino en aguas antárticas? El objetivo es claro y directo: recabar apoyos y conseguir que finalmente se cree la mayor área protegida de la Tierra, un Santuario del océano Antártico de 1,8 millones de kilómetros cuadrados. Como equipo científico, nuestra contribución es la recopilación de nuevos datos del mismo fondo marino, así como imágenes que ayuden a mostrar a la gente qué es lo que está en juego.
Existe una urgencia real, ya que la península Antártica se está calentando más rápido que ningún otro lugar del planeta, y la pesca de kril, que ya es enorme en esta área, busca expandirse y pone en riesgo a las ballenas y pingüinos que dependen de estas criaturas -muy parecidas a los camarones- para alimentarse.
Como científico, he tenido la oportunidad de pilotar submarinos en lugares como el mar de Bering, el arrecife de coral del Amazonas, el mar de Chukchi o el golfo de México. Pero esta iba a ser mi primera vez en la Antártida y estaba muy emocionado. Para prepararme, hablé con bastantes científicos de la Antártida, incluida la Dra. Susanne Lockhart, que terminó sumándose a la expedición.
Aun así, no sabía exactamente qué esperar. Por todo el trabajo científico realizado en aguas antárticas, la mayor parte de lo que se sabe sobre el fondo del mar procede de lo obtenido en las prospecciones de arrastre. El submarino nos proporcionó la excepcional oportunidad de observar este ecosistema único de primera mano. A pesar de sus más de 25 años de experiencia como bióloga antártica, esta también fue la primera vez para la Dra. Lockhart. Y esto es lo que encontramos:
1. ¡¡Guau!! La diversidad y abundancia de vida marina es increíble. A pesar de las temperaturas bajo cero, vimos espectaculares jardines de corales, esponjas, anémonas, ofiuras y mucho más. Los crinoideos danzaban como bailarinas, las arañas de mar (¡del tamaño de un plato!) merodeaban por el fondo marino con sus patas larguiruchas y los bancos de kril se colaban en la mayoría de nuestras fotos.
2. Los ctenóforos (un familiar de las medusas) dominan las aguas sobre el fondo marino. Los ctenóforos -o medusas peine- emitían ráfagas arcoiris de bioluminiscencia o luz propia para atraer presas diminutas a sus tentáculos pegajosos. En un fenómeno que se ha descrito como el “aumento de la viscosidad”, el número de criaturas gelatinosas como ctenóforos, salpas y medusas está aumentando considerablemente debido a la sobrepesca de sus depredadores y al calentamiento del agua. Esto puede crear un ciclo de retroalimentación peligroso, ya que comen las larvas y los huevos de los peces ya agotados.
3. Aquí hace demasiado frío para la mayoría de los peces. Vimos dracos o peces hielo en cada inmersión, que dependen de su propio anticongelante en sangre, pero ningún otro pez pequeño. Sin embargo, los dracos son muy diversos y muy divertidos de observar. Vimos uno que aparentemente se había tragado otro entero, solo con la cola saliendo de su boca. Otro nadó directamente hacia nosotros con la boca abierta, amenazante. Este pez está acostumbrado a comer casi cualquier cosa que vea moverse, así que pude imaginar su confusión al darse cuenta de lo grande que era nuestro submarino en comparación con cualquier otra cosa que hubiera visto antes.
4. El fondo marino del océano Antártico es un gran lugar para los equinodermos espinosos. Este grupo incluye estrellas de mar y sus parientes. Y tienen MUCHOS parientes aquí. Las estrellas, astutas y frágiles, se arrastran rápidamente por el fondo, comiendo detritos a medida que avanzan. Las gigantescas estrellas de la familia Solasteridae podrían llamarse mejor estrellas de la muerte porque cada vez que las veíamos estaban devorando algo. Los erizos, crinoideos, los lirios de mar y las brillantes estrellas rojas de mar eran habituales de nuestras inmersiones. Las holoturias – unidas, reptantes o incluso nadando – siempre aparecían en el entorno, de manera sigilosa y alimentándose de lo que cae de la superficie del mar.
5. ¡No es demasiado tarde! Si bien las áreas poco profundas son periódicamente erosionadas por glaciares e icebergs gigantes, las regiones más profundas que visitamos todavía son más exuberantes y prístinas. Se ha pescado muy poco del mar de Weddell. Ninguno de los estudios iniciales de microplásticos que hemos realizado hasta ahora en aguas antárticas arrojó partículas de plástico, una diferencia muy alentadora pero llamativa de lo que hemos visto en otros lugares.
Una vez en tierra, comienza el verdadero análisis: identificar las criaturas más misteriosas que encontramos, analizar los datos de vídeo, cuantificar la abundancia relativa de lo que vimos y compartir nuestros resultados con la Comisión que gestiona las aguas antárticas.
El trabajo científico realizado en nuestra expedición es importante para proporcionar una base sólida para las propuestas del Santuario Antártico, pero es igualmente importante que las personas de todo el mundo se unan para pedir la protección de este lugar único y maravilloso.
John Hocevar, biólogo marino, Greenpeace. Firma aquí para solicitar la creación del Santuario Antártico.
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