El 20 de septiembre de 2016, estaba probando su nueva cámara. Acoplada a un telescopio newtoniano de 406mm, el astrónomo aficionado Víctor Buso hizo 40 pacientes exposiciones de 20 segundos hacia la galaxia NGC 613. Ya en el ordenador, al procesar las imágenes (cuando salen del telescopio no se ven como bellas estampas coloridas del Hubble) observó un puntito brillante en algunas de las fotos.
Buso se las paso a la UAI y, con ello, a Melina Bersten, del Instituto de Astrofisica de La Plata, y sus colegas. Realizaron una monitorización exhaustiva de la supernova y estudiaron su evolución. El brillo de la luz emitida por la estrella explosiva aumentó muy rápidamente, una señal que los autores sugieren corresponde a la fase de onda de choque largamente buscada. Hasta ahora, para cuando se ha querido hacer la foto del momento, los astrónomos ya habían llegado tarde. Es la primera vez que se capta un momento tan anticipado de la explosión.
Es la primera vez que se capta un momento tan temprano del nacimiento de una supernova.
El nacimiento de una supernova, capturada fortuitamente por Buso, se publica en Nature esta semana gracias a los estudios de esta astrónoma. La observación casual brinda la oportunidad de aprender más sobre las propiedades de la estrella que explotó y ofrece nuevos conocimientos sobre la evolución de la supernova. En este caso, se baraja la posibilidad de que originariamente hubiera un sistema binario, de dos estrellas.
La ráfaga de luz en el nacimiento de una supernova puede arrojar pistas sobre la evolución final y la estructura de la estrella explosiva. Sin embargo, es complicado predecir cuándo van a explotar las supernovas, lo que dificulta la detección de esta breve fase de "ruptura de descarga". La mayoría de las supernovas se observan en un tiempo indeterminado después de la explosión.
Más masiva que otras conocidas
Las ondas de choque que normalmente se desprenden de este tipo de explosiones "resultan muy valiosas fuentes de información", señala aquí la doctora de la Universidad de París-Diderot Isabelle Grenier a El Independiente. "Viajan desde muy lejos, casi a la velocidad de la luz" y son portadoras de energía y materia de lugares (y tiempos) muy remotos del universo. Realidades que, de otra manera, "si no se acercan a nosotros no podemos observar".
Clasifican la explosión como una supernova de tipo IIb y su análisis sugiere que la estrella progenitora fue ligeramente más masiva que otra supernova bien estudiada tipo IIb, conocida como SN 2011dh. Además, el modelado, basado en los datos de descubrimiento, permite a los autores distinguir entre distintas fases de evolución de supernova que están reguladas por diferentes procesos físicos. Los autores concluyen que los análisis adicionales de las ondas de choque podrían potencialmente proporcionar más información sobre la estructura progenitora y los procesos físicos que ocurren durante la emergencia del shock.
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