Y “los ecologistas no son animalistas”. Los movimientos animalista y ecologista tienen en estas dos aseveraciones los límites de su relación. Dos movimientos sociales que para gran parte de la población responden a la misma sensibilidad y que incluso se llegan a confundir y equiparar en los medios de comunicación. Aunque comparten muchas de sus vocaciones y ambiciones, hay diferencias importantes, para algunos insalvables.
La pujanza del movimiento animalista ha conseguido llevar sus postulados al escenario de la opinión pública alcanzando logros en el ámbito legislativo que son aplaudidos por los ecologistas. Pero su entrada en el debate conservacionista o medioambientalista no siempre es bien percibido.
Cuando entran en un debate medioambiental generan más conflicto, perjudicando seriamente el entendimiento y polarizando
“Los animalistas mezclan biodiversidad, ecología y animalismo sin ningún rigor y con su manera de entrar en el debate perjudican al discurso conservacionista. Cuando entran en un debate medioambiental - como es el caso del lobo - generan más conflicto, perjudicando seriamente el entendimiento, polarizando y poniendo a la gente contra el lobo”, asegura el miembro de la junta directiva de una organización medioambiental de ámbito nacional que prefiere mantenerse en el anonimato. La razón: “Controlan las redes sociales y son muy fanáticos, harían un ataque masivo por redes contra mi organización y no pararían hasta que me echaran de la junta directiva”, asegura. “Te digo esto si quieres que te hable con sinceridad, es lo que pienso. Llevo toda mi vida entregado a la naturaleza, pero si te tengo que dar una valoración oficial, no te la doy”.
Otro ecologista, miembro de otra organización, en este caso internacional, reflexiona también desde el anonimato para no perjudicar a su organización: “ En redes sociales y en las distancias cortas los animalistas son excesivamente vehementes y en esta vida las cosas no son ni blancas ni negras, sino que están en los grises. No sé muy bien por qué, pero los animalistas son muy agresivos en la defensa de sus ideales. Pero creo que lejos de ganar adeptos o de acercar posiciones con otra gente que podría estar cercana, la gente se agobia y se echa para atrás. Es probable que haya más coincidencias con los ecologistas de las que aparentemente se ven, pero por problemas de comunicación y de talante se pierden oportunidades”, explica este ecologista.
El despertar animalista
“Los logros y cambios sociales que ha conseguido el movimiento animalista son notables en España, algo que empezó a ser reconocible hace unos 10 años. En este tiempo se han alcanzado grandes cambios y se han introducido en la sociedad grandes debates. Además hay una especie de pelea entre los partidos políticos por ver quién es más animalista entre los partidos que no lo son, que demuestra que hay un interés por parte de la sociedad, en defender a los animales y mejorar su situación”. Quien habla es Laura Duarte, portavoz del PACMA, el partido animalista que en las últimas elecciones generales obtuvo casi tantos votos para el Congreso como el PNV.
“Nos hubiera correspondido, por número de votos, la representación en el Parlamento con los mismos escaños del PNV, ellos tienen cinco diputados con la actual ley electoral. Estamos compitiendo en volumen de votos con partidos políticos que están en el Congreso. Pero la ley electoral no lo ha permitido”, asegura la portavoz. Para el Senado el PACMA sumó 1.213.871 votos.
No fue posible el acuerdo porque de entrada no querían prohibir los toros
La Ley electoral perjudica al partido, aunque no ha dejado de mejorar en sus resultados electorales. Según la portavoz su gran baza van a ser las próximas europeas en las que esperan conseguir algún eurodiputado. El nicho de votos animalistas seduce también a otras formaciones como EQUO y Podemos, que en las últimas elecciones generales quisieron acercar posturas para su inclusión en Unidos Podemos. “No fue posible el acuerdo porque de entrada no querían prohibir los toros”, explica la portavoz. Aunque fuentes conocedoras a las conversaciones que se mantuvieron aseguran que el rechazo a la pretensión animalista de incluir perros y gatos en la Seguridad Social fue uno de los principales puntos de desencuentro.
Florent Marcellesi, eurodiputado de EQUO, asegura que como ecologista y animalista a él no le interesa tanto lo que separa como lo que une a ambos movimientos. “Hay puntos de fricción porque el ecologismo tiene una visión centrada en la naturaleza y en los ecosistemas, cuando el animalismo, o parte del animalismo, es antiespecista, esto es, se centra en la igualdad entre especies. Pero hay más puntos de encuentro que puntos de fricción, así que lo que tenemos que buscar son puntos de encuentro”.
Señala el eurodiputado que estos puntos de vista son enriquecedores para ambas visiones: “Es importante que la ecología vea a los demás seres vivos como seres sintientes, y eso hay que introducirlo en nuestra forma hacer política en democracia, al mismo tiempo que el animalismo introduzca temas ecológicos como cambio climático y biodiversidad”.
Nosotros nos consideramos ecologistas, son los ecologistas los que no son animalistas"
Si bien la reflexión de este eurodiputado encuentra factible el intercambio de ideas entre ambos movimientos, la portavoz de PACMA marca las líneas con más grosor: “Nosotros nos consideramos ecologistas, son los ecologistas los que no son animalistas. No es posible defender los derechos de los animales sin defender el entorno. La diferencia está en que ellos defienden el entorno sin defender a los animales como individuos”, asegura Duarte.
Juan Ignacio Codina, subdirector del Observatorio Justicia y Defensa Animal -organización promotora del cambio del estatuto jurídico del animal en el Código Civil que ha recibido la aprobación del Congreso-, pone también el acento en “los individuos”. “La principal diferencia que veo entre el animalismo y el ecologismo es que el ecologismo se preocupa por el hábitat y por la especie, pero no por el individuo. Los ecologistas sostienen que desde un punto de vista moral es plausible sacrificar o eliminar a determinados individuos de una especie siempre cuando sea en beneficio de un ecosistema y un hábitat. Los animalistas defendemos que los individuos son importantes en sí mismos, no la especie sino el individuo. En este sentido los ecologistas dicen que lo importante es la especie y no el individuo. ¿Pero qué pasa si estos individuos son los últimos de la especie? Entonces para los ecologistas sí que son importantes, esta es su lógica”, explica Codina. Y añade: “Los ecologistas son muy dados a la eliminación selectiva de individuos, ya sea a través del escopetazo o de cualquier tipo de situación que atenta contra la vida y la integridad de un individuo. En ese sentido nosotros los animalistas no vemos las cosas igual”.
Hay ecologistas que son cazadores o taurinos, yo no conozco a ningún animalista que sea cazador o taurino"
El subdirector de Observatorio Justicia y Defensa Animal considera que “no se trata de atacar al ecologismo, ni mucho menos, de hecho yo empecé en esto a través del ecologismo. Luego me di cuenta de que el ecologismo se quedaba corto”. Pero recuerda que “hay ecologistas que son cazadores o taurinos, yo no conozco a ningún animalista que sea cazador o taurino. Pero sí que creo que ambos movimientos son complementarios, porque a mí de nada me sirve defender al animal sin proteger su hábitat. Yo creo que el ecologismo sería una habitación de la casa y la casa sería el animalismo, porque engloba al ecologismo de alguna manera”, asegura.
Para este animalista el movimiento está creciendo mucho gracias a Internet y las redes sociales: “Han supuesto una revolución para nosotros, han hecho que mucha gente se conozca y esté conectada, no sólo en España sino en todo el mundo. Nosotros veníamos de un atraso muy importante”. Sobre el peso que adquiere el animalismo, Codina ve significativo que “algunas organizaciones ecologistas se hayan sumado a la batalla antitaurina y otros festejos populares con animales” y que partidos políticos se acerquen a las sensibilidades animalistas porque el nicho de voto animalista “cada vez es más grande, porque cada vez hay más gente que se preocupa por los animales y reclama a los legisladores, los políticos y sus representantes cambios”.
Ciencia frente a derecho animal
“El ecologismo nos ha mirado por encima del hombro porque se ha identificado animalismo con perros y gatos y esto es falso, no sólo se preocupa por los animales de compañía sino por la fauna y los animales salvajes“ explica Codina.
“El ecologismo se fundamenta en la ciencia pero el animalismo en el Derecho Animal, que es una disciplina del Derecho que se estudia en universidades como Yale, Harvard, Stanford, y en España, que hay un máster de Derecho Animal en la Universidad de Barcelona. Así que las ciencias jurídicas también están sosteniendo la defensa y la protección animal desde un punto de vista jurídico y legal. Esto de que el ecologismo mire un poco por encima del hombro al animalismo porque ellos son la ciencia pura y dura y el animalismo no, ha quedado desfasado”, asegura el director de organización que está consiguiendo cambiar la legislación sobre animales en España.
Ramón Martí, portavoz de SEO/BirdLife, explica que su organización es una sociedad científica que tiene en las aves su herramienta de trabajo: “Son nuestro indicador, nosotros abordamos temas de conservación más amplios que la conservación de una especie por sí misma, y la conservación se orienta por criterios científicos”, explica.
Animalismo no puede confundirse con ecologismo, ni con ecología, por supuesto, son dos movimientos distintos"
“Compartimos con los animalistas la sensibilidad por el buen trato a los animales, que si se hacen acciones con animales que sean lo más amigables posibles, lo menos cruentas. Esa sensibilidad la compartimos, pero ni el planteamiento, ni los métodos, ni el fondo del problema es compartido. Yo creo que hay que distinguir, no son ecologistas y no somos los únicos que lo decimos, no somos los únicos que han marcado esa diferencia. Animalismo no puede confundirse con ecologismo, ni con ecología, por supuesto, son dos movimientos distintos. En una prima más la conservación del individuo y en otra la conservación de la especie “, explica el portavoz de la Sociedad Española de Ornitología.
Menos categórico se muestra Luis Suárez, responsable del Programa de Especies de WWF, quien mantiene que no puede decir que sean cosas distintas: “Creo que compartimos cosas, creo que muchos animalistas son ecologistas y que buena parte de los ecologistas son animalistas. Cualquier persona que trabaja con la naturaleza tiene amor por los animales, otra cosa es dónde están nuestras prioridades o cuál es nuestro campo de acción. Para ellos hay unas prioridades y para nosotros hay otras, pero las sensibilidades son afines. Nosotros tenemos una visión global que es que el planeta siga adelante y le damos importancia al conjunto de ecosistemas y seres vivos, y ahí está también el ser humano, claro. El énfasis no está tan puesto en el individuo, puede estar en una especie cuando la especie está en peligro crítico, pero nosotros lo que creemos es que lo que hay que proteger es el conjunto. Como biólogo entiendo que cada especie es una pieza de un puzle gigantesco y no puedes permitirte el lujo de perder ninguna de estas piezas, el equilibrio del conjunto es lo que nos preocupa y es en lo que nosotros trabajamos”.
Las especies exóticas invasoras
El punto de fricción más importante entre ambos movimientos es el de las especies exóticas invasoras. Especies que han entrado en nuestro medio natural por culpa del hombre y que desequilibran los ecosistemas y están consideradas como una de las principales culpables de la pérdida de biodiversidad. Las especies invasoras son detectadas e introducidas en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y la lógica desde el punto de vista ecologista es que desaparezca de un hábitat que no es el suyo.
“La actuación frente a las especies invasoras es necesaria porque lo dice la ley y porque lo dice la ciencia. Hay motivos, no sólo científicos, sino económicos. Y el problema se está magnificado, nosotros siempre hemos pedido medidas preventivas, pero llegados al problema que tenemos ahora lo que hay que hacer es buscar acuerdos, hay que sentarse, hay que hablar y hay que buscar acciones alternativas, pero partiendo de la base de que el criterio científico debe pesar y hay argumentos aplastantes que defienden la necesidad de controlar determinadas especies", explica Martí de SEO/BirdLife.
“Otra cosa sería el cómo lo hacemos que entra en parte del debate. Hay muchas organizaciones animalistas que están a favor del control, lo que pasa es que cuando entras en el detalle de cómo hacerlo es cuando hay más problemas”, añade.
Un ejemplo de este conflicto se produjo en Sevilla, donde el murciélago nóctulo gigante, una especie en extinción, se estaba viendo muy afectada por la cotorra de kramer que puebla ya en muchos parques de ciudades españolas.
En el parque de María Luisa el Ayuntamiento decidió intervenir y se encontró con la oposición de vecinos animalistas. Según Ramón Martí, la actuación respondía a un informe de la Estación Biológica de Doñana, información que llevó al Ayuntamiento de Sevilla a tomar la decisión de empezar a controlar la cotorra con disparo, que es el método que, al parecer, es el más eficaz. Hubo un gran movimiento en contra. Nosotros apoyamos la decisión del Ayuntamiento en su momento porque estaba basado en un informe de científico”.
Ante estas situaciones los animalistas como Codina prefieren “apostar por soluciones humanitarias, captura selectiva de individuos, esterilización de individuos. Claro lo más fácil es echar veneno o que vayan tíos a pegar tiros, que es como en este país parece que se soluciona todo”, apunta.
Salvad a Excálibur
Dado el peso de los individuos para los animalistas, su movilización, especialmente digital, se produce con bastante frecuencia. Un caso especialmente significativo en España se produjo con el perro Excálibur de la enfermera Teresa Romero que contrajo ébola y al que se sacrificó de manera preventiva. En aquel caso la movilización digital con el hashtag #SalvemosaExcalibur saltó de las redes sociales a la calle. Una movilización de la que todavía quedan registros digitales como este vídeo.
La movilización para defensa de animales a veces se ha dirigido contra organizaciones ecologistas. Un miembro de Greenpeace Dinamarca se fotografió junto con un inuit con un abrigo de piel de foca prestado por el indígena y fueron bombardeados por tuits y mails de organizaciones animalistas y particulares de todo el mundo. Acusaron a Greenpeace de defender la caza de focas, cuando fue esta organización la que puso el foco y empezó a denunciar su caza en sus primeros años de vida.
Animalistas y particulares de todo el mundo acusaron a Greenpeace de defender la caza de focas
La organización, durante la crisis por las acusaciones, recordó su postura: “La caza comercial a gran escala no tiene nada que ver con las prácticas tradicionales de los pueblos indígenas en el Ártico. De hecho, las comunidades indígenas han demostrado una y otra vez que entienden cómo proteger el ecosistema ártico que llaman su hogar, y sus prácticas de caza nunca han sido una amenaza para las poblaciones de focas o ballenas. No cazan cachorros de foca, y su cacería se lleva a cabo con respeto por el animal. Cazan porque es una forma crucial de mantenerse a sí mismos y a sus familias en el duro entorno del Ártico. Respetamos su derecho a continuar esta tradición”.
#Greenpeace Arctic Director Jon Burgwald Loves his Seal Fur Vest #sealhunt
NO GREEN NO PEACE. SHAME ON YOU! pic.twitter.com/THDsM1Ilgs— Activism For Life (@activismforlife) January 23, 2016
Cecilia Carballo, directora de programas de Greenpeace España, preguntada sobre la relación entre animalismo y ecologismo considera que el “debate en términos generales no ayuda en avanzar en objetivos, pero dicho esto yo creo que la definición de ecologismo es más integradora y holística que la animalista. No creo que el animalismo esté por encima del ecologismo, pero creo que el ecologismo debería integrar al movimiento animalista”.
No creo que el animalismo esté por encima del ecologismo, pero creo que el ecologismo debería integrar al movimiento animalista"
Lo que para esta ecologista es destacable es cómo el movimiento animalista ha ido creciendo constantemente y considera que como organización a Greenpeace le compete integrar, o por lo menos, entender posiciones. “Siempre se puede hacer más por entender por qué se producen aseveraciones como la de que los ecologistas son una habitación y ellos son la casa. Es muy sorprendente y, sin enjuiciarlo, Greenpeace deberá de pensar por qué se mantienen esas posiciones. Probablemente dentro de Greenpeace hay posiciones personales muy similares, pero lo importante no es ver las posiciones individuales, porque yo también tengo la mía, sino como organización dónde estamos y cómo evolucionamos, porque nada es estático”, concluye.
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