¿Dónde estabas el 4 de octubre de 1991? Puede que no lo recuerdes porque parece una fecha como cualquier otra, pero aquel día 28 países firmaron en Madrid el “Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente”, gracias al cual la Antártida se ha mantenido como una reserva natural “consagrada a la paz y a la ciencia”.
El llamado Protocolo de Madrid estableció que cualquier actividad dentro del área del Tratado Antártico de 1953 debía tener en cuenta la protección del medio ambiente de la Antártida. Se protegió esta área por sus ecosistemas únicos, pero también por el valor científico, pues gracias a las investigaciones en el continente antártico comprendemos mejor el medio ambiente global y los riesgos del acelerado cambio climático.
Los investigadores de todos los países adheridos a este tratado colaboran desde hace 27 años en este laboratorio del clima polar que es la Antártida. Y “colaborar” es un verbo clave porque justo al otro lado del globo, en el Ártico, cinco países se disputan el territorio y los valiosos recursos naturales (petróleo, oro y diamantes) que yacen bajo la cada vez más escasa capa de hielo.
los“Artic 5” tienen mucho tiempo de preocuparse por el deshielo acelerado mientras se enfrascan en luchas por repartirse el Ártico
No sabemos si Estados Unidos, Rusia, Canadá, Noruega y Dinamarca, los llamados “Artic 5”, tienen mucho tiempo de preocuparse por el deshielo acelerado mientras se enfrascan en luchas por repartirse el pastel ártico y controlar el codiciado oro negro; pero el tiempo corre en contra de la Tierra, que asiste a un cambio climático acelerado y con consecuencias que los científicos se esfuerzan en predecir.
Norte y sur, bases del cambio climático
En un máximo de veinte años, el Ártico estará completamente libre de hielo en verano. Ya en 2015 los científicos registraron corrientes de aire subtropical que hicieron que se registraran temperaturas por encima de cero. En 2017 se registraron 1,58 millones de km2 de hielo por debajo de la superficie habitual, según mediciones de la NASA y el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y hielo de la Universidad de Colorado.
Como consecuencia de la pérdida de hielo asistimos impotentes a la desaparición de especies, pues su hábitat está desapareciendo; a la aceleración del calentamiento del Ártico; y al riesgo de desencadenar cambios bruscos en el clima por la liberación de gases de efecto invernadero que se almacenan bajo la placa ártica.
a los expertos les preocupa especialmente los trabajos de explotación de pozos petrolíferos en el Círculo Polar Ártico
Además, a los expertos les preocupa especialmente los trabajos de explotación de pozos petrolíferos en el Círculo Polar Ártico. Y es que la extracción del petróleo es complicada porque la mayoría de los pozos se encuentran alejados de la costa a profundidades de hasta 500 metros. Si se produjera un vertido, por las particulares características de los microorganismos de las aguas árticas, el impacto no se notaría hasta pasados unos años, cuando las consecuencias de ese vertido ya fueran irreversibles.
Para prevenir esta clase de accidentes, el artículo 7 del Protocolo de Madrid prohíbe cualquier actividad relacionada con los recursos minerales que no tenga una motivación científica. No obstante, gracias al trabajo colaborativo de los investigadores de los países miembros del tratado, se han podido constatar cambios en el clima y funcionamiento del continente antártico. En 2016, expertos de la ONU advirtieron de que el cambio global del clima había provocado una corriente en el este de la Antártida que transporta aire caliente y seco.
El sur se ha convertido en una reserva natural única y en un excepcional laboratorio para entender, predecir y prevenir los efectos del calentamiento global
El aumento de las temperaturas arrastra la nieve, que ya no cuaja igual que antes, y funde la plataforma de hielo, que se mezcla en la costa con aguas más cálidas. Esto afecta a la multiplicación del número y tamaño de los icebergs. De hecho, en verano de 2017 se registró uno de los mayores icebergs conocidos, de unos 1.155 kilómetros cúbicos, desprendido del continente antártico
Estos son sólo ejemplos de lo mucho que el cambio climático afecta a los polos y de cómo su transformación puede afectar al clima global. Ambos, la Antártida y el Ártico, son también dos modelos muy distintos de cómo gestionar las regiones polares. El sur se ha convertido en una reserva natural única y en un excepcional laboratorio para entender, predecir y prevenir los efectos del calentamiento global. Mientras tanto, el Ártico sigue esperando que alguien firme su salvación.
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