Cuidado! Mira mejor por dónde andas, ¿no ves que rompes la hilera de hormigas? Se van a perder y no van a saber llegar al hormiguero. Pobres, son tan pequeñas que nos pasan inadvertidas (excepto cuando les da por asaltar el azucarero). No miramos suficiente a los pequeños habitantes del suelo que pisamos. Sin embargo, son fundamentales para mantener y entender nuestro entorno.
Sí, hoy hablamos del suelo de la Antártida, habéis acertado. Las hormiguitas que se cruzan en vuestro camino solo eran una excusa para llamar vuestra atención. Pues bien, si os preguntara por un ser vivo con más presencia en el continente antártico, ¿qué me diríais? ¿He escuchado pingüinos? Mirad un poco más hacia abajo, sí, sí, en ese suelo verdoso que veis en la foto. En ese terreno sin hielo los líquenes campan a sus anchas.
El liquen es la forma de vida dominante en la Antártida. Es parte de la cubierta criptogámica, la capa de vegetales que no poseen flores y que cubren los suelos de los ecosistemas. Además de los líquenes nos podemos encontrar con algas, musgos, hongos y helechos.
En la Antártida, el deshielo está provocando que líquenes y compañía colonicen el suelo.
En la Antártida, el deshielo está provocando que líquenes y compañía colonicen el suelo. Ahora, una investigación en la que participa el CSIC estudia la biodiversidad, la organización y el funcionamiento de las cubiertas criptogámicas antárticas. “Se conoce muy poco sobre los microorganismos que forman parte de estas cubiertas y cuál es su contribución a los ecosistemas polares terrestres. Estos estudios nos permitirán comprender mejor tanto el funcionamiento de las cubiertas criptogámicas antárticas como su papel en la formación y desarrollo del suelo en regiones polares y poder, así, predecir cómo será en un futuro”, asegura Asunción de los Ríos, investigadora del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
De los Ríos ha viajado en la Campaña Antártica Española 2018 a la Isla de Livingston, donde se encuentra la Base Juan Carlos I del CSIC. Allí, no como nosotros, que somos un poco desconsiderados, se ha fijado en el suelo y ha estudiado los líquenes, que llaman poderosamente la atención a todos los científicos.
Los líquenes no solo sobreviven, sino que prosperan en condiciones extremas. De hecho, hace unos años, la Agencia Espacial Europea los envió al espacio, donde cualquier organismo normal moriría al momento. Pero los líquenes no son normales, son “superlíquenes” y sobrevivieron a este viaje. Además, estos superhéroes de la Antártida también sirven como refugio a organismos que buscan protección ante la intemperie. Desde aquí llamamos a los señores y señoras de Marvel para que incluyan a Superliquen en sus filas. Como siempre, todavía es pronto para conocer conclusiones, lo que sí esperamos es que a partir de ahora miréis un poco más por dónde pisáis.
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