La demanda de panga es inversamente proporcional a su honor. Puede que no haya hoy un pescado con peor fama, pero España importa más de 20.000 toneladas anuales de este familiar del pez gato procedente de Vietnam. Somos los primeros consumidores europeos aunque, desde las empresas del sector reconocen que ha caído su venta en el último año. Esta semana, un nuevo estudio publicado en Chemosphere daba una nueva estocada a este pescado blanco de agua dulce.
Así se cría el panga en el contaminado delta del Mekong, una amenaza ambiental para un ecosistema de manglar frágil ante el cambio climático. Se fomenta la tala, según Greenpeace, exponiéndose a los tifones. | Vídeo: M. V.
Según estos datos, algunos ejemplares, sobre todo en adobo, superan las concentraciones legales máximas admisibles de 0,5 mg/kg de tóxicos como el mercurio para el pescado blanco, el doble para el azul. Y, sin embargo, "el mercurio no es lo primero que debería preocuparnos de la producción del panga", señala a El Independiente la bióloga marina Celia Ojeda desde Greenpeace.
El 95% del panga que consuminos proviene de Vietnam, con "consecuancias ambientales graves, porque se produce con acuicultura, por lo que hay ue capturar pelágicos (peces pequeños) para dar de comer a los pangas. Necesitan destruir los hábitats del río Mekong para construir las granjas. A nivel social, las condiciones laborales son deplorables y se está destruyendo un ecosistema natural clave para protegerlos de los tifones, como es el manglar, que hace de barrera", puntualiza Ojeda.
Desde Greenpeace recuerdan que el Mekong es uno de los ríos más contaminados del mundo. Si bien, el doctor Ángel Gutiérrez Fernández, titular del Área de Toxicología de la Universidad de La Laguna, precisa que "parte de esa producción ya no se realiza directamente en sus aguas, sino en lugares anejos, en las márgenes". Gutiérrez, coautor del estudio, señala que aunque se críe en aguas contaminadas, la parte de las sustancias tóxicas que pudieran pasar del pez al plato están "bajo supervisión sanitaria en Europa". El mercurio, sin embargo, suele estar en la diana porque es muy difícil de eliminar de los organismos. El colectivo médico suele recomendar "limitar el consumo de peces grandes", como atunes o peces espada. Éstos se alimentan de otros animales que, a su vez, pueden haber ingerido mercurio.
En este sentido, el estudio alerta que de una muestra de 80 presentaciones de pangas comprados en superficies comerciales, "el 5% dieron niveles de hasta 0,69mg/kg. frente al límite legal de 0,5mg/kg. Nos pusimos en el peor de los casos: consumiendo 350g semanales a ese nivel fuera de la ley, podría haber un riesgo, pero sólo consumiendo todas las semanas esa ración. Ambas cosas son poco probables. Y ahí, el mayor de los problemas no sería el mercurio, sino que [comer tanto panga] supone llevar una dieta desequilibrada".
El cambio climático corre en contra de ciertos modelos de explotación. "Se ha visto en las rías gallegas, cuyas corrientes han cambiado y el boom de algas por cambios de temepratura y salinidad"
Panga, ¿el nuevo aceite de palma?
El panga lleva siglos consumiéndose. Su cultivo "existía de manera artesanal, pero su gran demanda en Europa ha disparado la producción, con mano de obra muy barata", recuerda Ojeda, que pone el foco en el origen, no en el plato. Resulta inevitable recordar cómo la reciente mala fama del panga se parece a la del aceite de palma. Ninguno es dañino per se. Como cuando se presentaron los primeros indicios del consumo de aceite de palma con cánceres, "funcionamos un poco por '¡susto!: mercurio; ¡susto!: muerte; ahí la gente reacciona más. Es [un producto] legal, pero ¿es social y ambientalemnte justo? Deberíamos ser más críticos".
Existen diversos organismos reguladores que velan, precisamente, por ello. Los colectivos de productores se comprometieron que fuera sostenible el 100% de su producto. Sin embargo, el año pasado WWF señaló que la certificación no había llegado al 28%. Pero desde Greenpeace abogan por pescado sosteible de una manera más "integral", es decir, "el que no daña los hábitats marinos y, sobre todo, el que sea de temporada, y que ha evitado un gran viaje", señala Ojeda, quien recuerda la web pescadodetemporada.org donde su organización cuelga cada mes los pescados sostenibles conforme a esos parámetros para el consumo en nuestro país. Como ejemplo, "en la actualidad la melva está empezando a capturarse, en junio se podría comer más bonito".
En cualquier caso, la Comisión Europea dijo el año pasado que sus controles en origen y destino son tan estrictos como los de otros alimentos y no habían encontrado graves desviaciones. El doctor Gutiérrez insiste: si queremos no correr riesgos con el panga en relación al mercurio, no se trata de dejar de tomarlo. Ni este, ni otros pescados. "Siempre que se tome una dieta no desequilibrada, no va a pasar absolutamente nada. Y, en la caso de la pesca, tenemos que huir de los peces de gran tamaño que no pasan por el punto de primera venta". Es decir, el consumo de la pesca deportiva sin control sanitario. Ahí, y sin necesidad de estar en el Mekong, podríamos estar llevándonos a la boca una buena ración de anisakis, ciguatera, antibiótico y, por qué no… el dichoso mercurio.
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