Nos hemos imaginado el interior de la Tierra (y de Marte), como una receta con chocolate fundido y láminas de manzana. Éstas serían las placas tectónicas sobre las que se asientan los continentes. Al poner la fuente con chocolate al fuego, como ocurre en el interior de la Tierra, el manto chocolateado empieza a bullir lentamente, moviendo las láminas, que pueden chocar. En Marte, el chocolate está sólido. No hay movimiento y el azúcar glasé se barre con facilidad, desapareciendo como si de la atmósfera se tratase. Eso es lo que pudo pasar al enfriarse el núcleo del planeta rojo que, sin embargo, sigue teniendo terremotos. | Vídeo: M. Viciosa y E. Moreno
Marte es una versión fósil de la Tierra, en pequeño tamaño. Tuvo un gran océano, volcanes y atmósfera. Hoy aún está lleno de similitudes con nuestro planeta, salvando las distancias. Literalmente. Porque al estar más lejos del Sol, sus páramos rocosos son extraordinariamente fríos en comparación. Toda su agua actual está congelada –que sepamos–. Claro que, si su interior aún conserva calor, deberíamos reinterpretar mucho de lo que sabemos de nuestro vecino planetario, ya que podría haber agua líquida bajo su superficie y, con ello, vida. Y hay algo llamativo: hay terremotos marcianos, martemotos, cuyo origen no está del todo claro.
"Marte perdió su campo magnético" y con ello "casi todo" lo que nos recuerda a la Tierra, apunta el autor de Un geólogo en apuros Nahúm Méndez Chazarra (@nchazarra). Este apasionado de las tierras marcianas ha seguido muy de cerca el lanzamiento de la misión Insight de la NASA, que promete en medio año empezar a mandarnos datos sobre los seísmos del planeta rojo y su temperatura bajo tierra.
"Pensemos en InSight como el primer chequeo de salud de Marte en más de 4.500 millones de años", en palabras del investigador principal de la misión, Bruce Banerdt. "Estudiaremos su pulso al 'escuchar' el subsuelo con un sismómetro. Tomaremos su temperatura con una sonda de calor. Y comprobaremos sus reflejos con un experimento de radio".
En realidad, sabemos muy poco sobre martemotos. Sólo hemos tenidos dos sismógrafos, en las misiones Viking –años setenta– y "ni siquiera sabemos si nos dieron ruido del movimiento de la maquinaria y el viento", recuerda Méndez Chazarra. Ahora, "con Insight, sabremos si Marte tiene actividad interna y si se refleja en martemotos. "A pesar de que parezca un planeta totalmente muerto, creo que nos va a sorprender en los próximos años".
¿Un motor totalmente parado? ¿Acabaremos igual?
El núcleo de algunos planetas rocosos, como la Tierra, es su motor. Y como en el motor de un coche, genera un campo magnético. En el interior de los planetas rocosos suele haber metales como el hierro que, debido a su movimiento, forman un gigantesco imán que se extiende más allá de su superficie. Ese campo es como un escudo "capaz de desviar las partículas del viento solar que, de otra forma, robarían la atmósfera, la golpearían y se la irían llevando", compara Méndez Chazarra. "Eso es lo que probablemente pasó en Marte. Su dinamo interna se paró y apenas quedó un residuo del campo magnético y esa pérdida lo llevó seguramente, junto con otros fenómenos, a la pérdida de gran parte de la atmósfera, el clima se volvió más frío y sus océanos".
El fósil que nos dejó revela una enorme actividad previa y es un espejo del pasado donde mirarnos. "La geología planetaria es un ejercicio de reflexión. Miramos a Marte para saber cómo han evolucionado el resto de planetas terrestres". En el planeta rojo hay una zona particularmente interesante. La región de "Tharsis tuvo un vulcanismo salvaje. Marte tiene la montaña más alta del sistema solar, Monte Olimpo, con 20 km de altura, tan ancha como Francia y es un volcán, realmente grande. Tenemos que imaginarnos los grandes volúmenes de magma que debió de escupir. Eso debió de contribuir al enfriamiento".
La Tierra ha perdido entre un 10% y un 15% de su campo magnético en los últimos 200 años
¿Es ley de vida de todo planeta rocoso? Sabemos que la Tierra ha perdido entre un 10% y un 15% de su campo magnético en los últimos 200 años. Desde hace décadas hay observatorios por todo el planeta para medir la magnetosfera, así como satélites que realizan muestreos desde el espacio. El campo disminuye más en toda América. En el Atlántico Sur ha mermado significativamente, siendo el lugar donde esta pérdida es más rápida. En la India, sin embargo, se refuerza. Lo que no parece probable es una inversión de los polos, ya que no siempre el norte (magnético) estuvo en el norte (geográfico).
La catedrática de Física de la Tierra de la UCM María Luisa Osete señalaba en 2014 a Servimedia que “lo que parece que ocurre cuando hay una inversión no es que el campo se reduzca a cero. El dipolo disminuye, se da la vuelta y vuelve a aumentar. No es algo completamente catastrófico a escala planetaria. No se han registrado grandes desapariciones de especies asociadas a cada inversión, pero no sabemos qué influencia concreta puede tener sobre una especie en particular. El hombre de Atapuerca vivió un proceso de inversión del campo magnético".
La cuestión es que Marte sí lo terminó perdiendo. De hecho, su motor paró al poco de su formación (unos 2.000 millones de años después del nacimiento marciano). "Marte, al ser tan pequeño, se debió de enfriar rápidamente". Pero, ¿del todo? Hay indicios, como emanaciones de metano que apuntan a lo contrario. Hay dos posibilidades: que el metano provenga de actividad geológica o que provenga de formas básicas de vida. Y eso nos remite que haya agua líquida.
Si hay calor residual, podría haber agua líquida
"Es muy pronto para descartar que haya agua líquida bajo su superficie", apunta Méndez. Especialmente si queda algo de calor residual en el interior, que la superficie tiene mucha agua, pero congelada. "Los primeros metros de superficie están cubiertos de hielo pero, ¿por qué no habría suficiente temperatura dentro para que haya agua líquida?". Es una de las preguntas a las que debe responder Insight.
Otra de sus tareas será probar una tecnología punta en la detección de terremotos. Porque la detección de martemotos será clave para detectar sismos terrestres. "La aplicación de tecnología en el espacio nos ayuda a construirla en la Tierra. [Hablamos de] un sismómetro que puede medir el desplazamiento del suelo con la precisión de la mitad del diámetro de un átomo de hidrógeno. Eso se puede aplicar aquí. Hay muchos fenómenos de la Tierra en los que será útil, como terremotos muy lentos que a veces duran días y semanas". Méndez Chazarra recuerda que de róvers que los humanos hemos puesto en Marte como "Curiosity han salido varias patentes para usar en la Tierra".
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