Puede sonar escandaloso pero, en realidad, "la mayoría de las cosas sobre las que aplicamos impuestos no son sustancias malas ni tóxicas", afirma William Nordhaus (Albuquerque, EE.UU., 1941) el economista que se hizo relativamente famoso con su concepto (y libro) del Casino climático. El dióxido de carbono (CO2) no es tóxico pero sí "bastante malo". Defiende gravar con una tasa global el CO2, que no es otra cosa que el aire que exhalamos en nuestra respiración.
Claro que no es precisamente nuestro aliento lo que ha hecho subir la temperatura media del planeta casi 1,5ºC en los últimos 167 años. Aunque provenga de la combustión, no es un veneno, a diferencia de los óxidos de nitrógeno (responsables del nitrogenazo). La industria, la producción de electricidad y el transporte son los responsables fundamentales del efecto invernadero. Esta sustancia es respirada por los los vegetales, que la convierten en oxígeno. Hasta la era industrial eso funcionaba en equilibrio, pero los bosques ya no absorben más que un tercio de toda esa cantidad escupida a la atmósfera, tras dispararse sus emisiones desde mediados del siglo XX. Tampoco hay teecnología a una escala suficiente para absorber los otros dos tercios.
El doctor William Nordhaus, fundador de la economía del cambio climático, explica sus propuestas y muestra visualmente dónde está, de dónde viene y cómo se mueve el CO2 en nuestro planeta | Vídeo: M.V.
Las emisiones de CO2 están muy ligadas al crecimiento de la economía de los países, de ahí que parezca "sensato poner un tributo allí donde se genera, a modo disuasorio", ya que "el mercado no va [a frenar las emisiones] solo", apunta este maestro del Nobel Paul Krugman a El Independiente antes de recoger este miércoles el premio Fronteras del Conocimiento de manos de la Fundación BBVA. En la España que desde este lunes visita, la producción de dióxido de carbono cayó entre 2008 y 2013. Desde ese año, han vuelto a subir, según se reactivaba la economía local, aunque están contenidas.
La idea es "aplicarla a largo plazo y a nivel global", apunta Nordhaus. En dos o tres décadas, supodría una rebaja "en la renta media de un punto porcentual, aproximadamente", respecto a si no se aplicase. Es tanto como decir que nuestro bolsillo ya ha salido bastante peor parado en ocasiones anteriores, como consecuencia, por ejemplo, de la última crisis financiera y su contagio global.
¿Lo que se nos viene encima con el cambio climático es peor que la caída de Lehman Brothers, desde el punto de vista económico? "La crisis será devastadora, pero con una devastación diferente a la de la crisis financiera", señala Nordhaus. "Las crisis financieras vienen y van. La climática será más irreversible. No sé si más dañina, pero es imprevisible por su extensión global y la cantidad de sectores a los que afectaría".
Las crisis financieras vienen y van. La climática será irreversible.
Actualmente existen mercados de emisiones de CO2. Es el caso de la Unión Europea, donde hay más de 13.000 centros que producen CO2 (algo más de un millar en España). Ese mercado de emisiones fija unos límites que se pueden veder (si no se sobrepasan) o comprar (si se necesita emitir más) a otros países. Nordhaus no ve con buenos ojos los sistema de cuotas, "primero porque no ha sido nunca global. Es verdad que en Europa, estando en contra de algunos aspectos, funciona bastante bien. La cuestión es que si pensamos en un impuesto ideal [al carbono], tasaríamos todos las emisiones, no algunas (como en el mercado de cuotas) de todos los países y todos sus sectores. Sería algo estable, no volátil, que es justo lo que le pasa al mercado europeo. Hemos pasado de pagar 40 euros la tonelada (de CO2 que un país le compra a otro para poder emitir) a 5 euros la tonelada".
Lo que España se juega en el casino climático
"La pasada noche –retrata Nordhaus– tuve el placer de cenar en una marisquería en Madrid, con toda clase de crustáceos. Pues bien, los crustáceos serían de las primeras criaturas en verse seriamente dañadas [en España] en unos mares con altos niveles de carbono, que es una cosa de la que se habla poco". Así de gráfico es a la hora de retratar los que se juega nuestro país en el casino climático.
"No conozco demasiado a España para hacer un pronóstico detallado, pero sé que es un país cálido y que lo será aún más. Que tiene mucha costa y que la elevación del nivel de los océanos tendrá un enorme impacto y que el cambio en la composición química del mar, en lo que a contenido de carbono se refiere, afectará a la pesca".
¿Sólo con cifras sobre la mesa nos tomamos en serio el cambio climático? ¿Sólo funciona tocarnos el bolsillo? "Amamos el mundo en que vivimos. Eso ya es un motivo de peso para protegerlo. Si permitimos el cambio climático, estamos metiendo en el sistema un montón de peligros, algunos de los cuales ni siquiera conocemos, de ahí que lo llamemos casino. En este sentido, la parte emocional es muy importante, pero también somos seres racionales y aquí entra en juego la ciencia, la economía, la ley y la diplomacia". Y Nordhaus tiene claro que en su país, Estados Unidos, las dos últimas cosas no juegan últimamente a favor de la Tierra.
"Negar el cambio climático es como negar que el tabaco provoca cáncer. Es complicado asegurar que si fumo tendré cáncer en un año, puede que no, podría tenerlo en 10 años o 20, pero las evidencias sobre el tabaco se pueden aplicar al cambio climático, sugieren que es muy peligroso para el planeta, no sólo para los países pobres, sino también para los ricos".
Récord de CO2 mundial
Los niveles de dióxido de carbono has ascendido a más de 410 partes por millón en abril y mayo en el Observatorio de la línea de base atmosférica Mauna Loa de la NOAA, superando un nuevo hito climático.
Este es el sexto año consecutivo de fuertes aumentos en las concentraciones de gases de efecto invernadero. La concentración de CO2 en la atmósfera aumenta cada año y la tasa de aumento se está acelerando. Si bien promedió alrededor de 1.6 ppm por año en la década de 1980 y 1,5 ppm por año en la década de 1990, la tasa de crecimiento aumentó a 2,2 ppm por año durante la última década.
"Los niveles de CO2 continúan creciendo a un ritmo récord de todos los tiempos porque la quema de carbón, petróleo y gas natural también ha alcanzado niveles récord", asegura Pieter Tans, científico principal de la Red de Referencia Global de Gases de Efecto Invernadero de la NOAA. "Las emisiones de hoy todavía atraparán el calor en la atmósfera dentro de miles de años".
El CO2 atmosférico promedió alrededor de 280 ppm hace unos 10.000 años y el inicio de la Revolución industrial alrededor de 1750. En marzo de 2018, el último mes para el cual se analizaron muestras globales, el promedio mundial había subido a 408,75 ppm.
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