Con sólo seis horas nadando entre microplásticos y nanoplásticos, hay vieiras que empiezan a acumular estas sustancias en su organismo, sin posibilidad de eliminarlos. Éstos "pueden ser fácilmente consumidos por los animales marinos y, de esta forma, entrar en nuestra cadena alimentaria", recuerdan desde la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria (AECOSAN). Según un estudio de la Universidad de Plymouth, después de seis horas de exposición en el laboratorio, miles de millones de partículas que miden 250nm (alrededor de 0,00025mm) se habían acumulado dentro de los intestinos de vieira. Sin embargo, se habían dispersado por todo el cuerpo partículas mucho más pequeñas e incluso menores de 20 nm (0,00002 mm), incluyendo el riñón, las branquias, los músculos y otros órganos.
Desde AECOSAN explican que, en general, en los peces los microplásticos presentes en estómago e intestinos suelen ser eliminados, pero "éste no es el caso de los crustáceos y mariscos bivalvos pues, al consumirse también su tracto digestivo, podrían más directamente llegar al consumidor". Eso sí, las cantidades no son peligrosas para el consumo humano.
El estudio, publicado en Environmental Science and Technology, es el primero en cuantificar la absorción de las nanopartículas en las condiciones predecibles para el medio ambiente, y se han realizado investigaciones previas de concentraciones mucho más altas de las que los científicos creen que se encuentran en nuestros océanos. Para ello han usado un molusco, alguna de cuyas familias son consumidas por humanos: la vieira (Pectum maximus).
La doctora Maya Al Sid Cheikh, que dirigió el estudio, explica que "para este experimento, necesitábamos desarrollar un enfoque científico completamente nuevo. Hicimos nanopartículas de plástico en nuestros laboratorios e incorporamos una marca para poder rastrearlas en el cuerpo de la vieira en concentraciones ambientalmente relevantes. Los resultados muestran por primera vez que las nanopartículas pueden ser absorbidas rápidamente por un organismo marino, y que en sólo unas pocas horas se distribuyen en la mayoría de los órganos principales".
Microplásticos en los mariscos del mercado
La OCU ya presentó un estudio el pasado junio en que recordaba que un 68% de los animales marinos analizados presentan cantidades de microplásticos. Eso sí, para el caso de los moluscos, las cantidades se reducen significativamente en el caso de los que se presentan pelados, pues se elimina buena parte de su tracto digestivo. Si bien en la actualidad su consumo no constituye un motivo de alarma, ya que las cantidades medias ingeridas son escasas, suponen una alerta medioambiental, por su efecto acumulativo en toda la cadena trófica.
Richard Thompson, Jefe de la Unidad de Investigación de Basuras Marinas Internacionales de la Universidad, explica que "sólo expusimos a las vieiras a las nanopartículas durante unas horas y, a pesar de ser llevadas luego a aguas limpias, las huellas seguían estando presentes varias semanas después. Comprender la dinámica de la captación y liberación de las nanopartículas, así como su distribución en los tejidos corporales, es esencial para entender cualquier efecto potencial sobre los organismos. Usaremos este enfoque para guiar la investigación que investiga los posibles efectos de las nanopartículas y, en particular, para considerar las consecuencias de las exposiciones a largo plazo".
Aceptado para su publicación en la revista Environmental Science and Technology , el estudio también involucró a científicos de los Laboratorios Charles River en Elphinstone, Escocia; el Instituto Maurice la Montagne en Canadá; y Heriot-Watt University.
En este estudio, las vieiras se expusieron de nanopoliestireno radiomarcado con carbono y, después de seis horas, se usó la autorradiografía para mostrar el número de partículas presentes en los órganos y tejidos.
También se utilizó para demostrar que las partículas de 20 nm ya no eran detectables después de 14 días, mientras que las partículas de 250 nm tardaron 48 días en desaparecer. Ted Henry, profesor de toxicología ambiental en la Universidad Heriot-Watt, recalca que "si las partículas de plástico se absorben a través de las membranas biológicas y se acumulan dentro de los órganos internos, es fundamental para evaluar el riesgo que estas partículas representan para el organismo y la salud humana".
Los microplásticos ahogan los mares
Generamos 300 millones de toneladas de plástico cada año. El 10% termina en los océanos. El constante vaivén de las olas y el calor del sol descompone el material en minúsculos fragmentos que forman una sopa tóxica. A este plástico se suman las microesferas presentes en las cremas exfoliantes y algunas pastas de dientes. Vertemos al mar cada año el peso de la Torre Eiffel.
| Vídeo: M.V.
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