Música, voces y recuerdos acaban de sobrepasar la última frontera, en busca de extraterrestres habilidosos con los discos. La sonda Voyager 2, que vaga por el cosmos más allá de Plutón, atravesó el pasado día 5 la Heliopausa y ha penetrado en el espacio interestelar. La Heliopausa es el límite de nuestro sistema solar, el punto donde la influencia de nuestra estrella se acaba, a partir del cual ya no puede llegar el viento del Sol. La sonda, lanzada en 1970, es el segundo objeto que viaja tan lejos y, como su hermana, la Voyager 1, va cargada con un disco de oro con canciones, discursos y dibujos grabados en él, en los que se describe el saber humano y hasta las ondas cerebrales "de una mujer enamorada": Ann Druyan, impulsora de aquel proyecto junto a su marido Carl Sagan.
El Independiente Pódcast: 'Amor para aliens'
Recuperamos en abierto este pódcast sobre la mujer que mandó sus pensamientos en forma de ondas cerebrales al espacio.
Ambas sondas llevan a bordo “una especie de cápsula del tiempo destinada a comunicar una historia de nuestro mundo a extraterrestres”, según el comunicado de la NASA. En el disco, graznidos de aves y sonidos de otros animales, 115 imágenes codificadas –desde una mujer dando el pecho, a una ciudad en Tailandia o de la primatóloga Jane Goodall rodeada de chimpancés–.
Ambas sondas Voyager han sobrepasado su tiempo de vida calculado en un principio. Cada sonda obtiene su energía eléctrica de tres RTG, (generador termoeléctrico de radioisótopos) de los cuales se espera que estén generando suficiente energía para que las sondas estén en comunicación con la Tierra hasta por lo menos el año 2025. Aunque la Voyager 2 —diseñada para cinco años con destino a Júpiter y Saturno— se lanzó antes que la 1, se "paró" más tiempo en los planetas gigantes. Además de analizar estos cuerpos, descubrió en 2007 que nuestro sistema solar es ovalado.
El Independiente Pódcast: 'Canciones para extraterrestres'
Recuperamos en abierto este pódcast sobre las canciones que los humanos hemos mandado físicamente al cosmos.
La Voyager 1 cruzó este límite en 2012, pero la Voyager 2 lleva un instrumento de trabajo que proporcionará observaciones únicas de la naturaleza de esta puerta de entrada al espacio interestelar. La nave Voyager 2 de la NASA entra en el espacio interestelar está a un poco más de 18.000 millones de kilómetros de la Tierra. Los operadores de la misión aún pueden comunicarse con la sonda cuando ingresa a esta nueva fase de su viaje, pero la información, que se mueve a la velocidad de la luz, tarda aproximadamente 16,5 horas en viajar desde la nave a la Tierra. En comparación, la luz que viaja desde el Sol tarda unos ocho minutos en llegar a la Tierra.
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