E.I. Pódcast: Cuando Kepler soñó con un viaje a la Luna [descarga]
¿A quién se le ocurrió ir a la cara oculta de la Luna? Para responder a eso tendríamos que antes asumir una cosa. Que la Luna tiene una cara oculta. Porque hasta hace cuatro siglos, de eso casi ni se podía hablar. Asumir que es una esfera y que gira con nosotros alrededor del Sol era algo reservado a dos europeos que pronto se hicieron amigos. Pero esta historia empieza mucho mucho tiempo atrás. Exactamente con un sueño de Kepler que anticipó era espacial.
Pink Floyd nos hizo erróneamente pensar que la cara oculta de la Luna es oscura. Pero sólo es oscura dos semanas al mes. Exactamente igual que ocurre con la cara visible. Que no la veamos, no quiere decir que no le pegue el sol. Desde esta semana conoceremos con más detalle este hemisferio selenita gracias a la misión Chang'e 4 de la Agencia Espacial China. Pero hace ahora 410 años, el astrónomo alemán Johannes Kepler escribió la que Carl Sagan consideró "la primera novela de ciencia-ficción". Somnium sive Astronomia lunaris (El sueño o la astronomía lunar). En ella narra lo que dice que fue una ensoñación que tuvo en la que se visualizó a sí mismo bajo el personaje de un niño, el islandés Duracoto, quien se une a su madre, Fiolxhilde, para emprender la exploración lunar.
Pero lo más desconcertante de todo es que Kepler narra con bastante certeza cómo son los viajes espaciales que ahora, en los siglos XX y XXI estamos acostumbrados a seguir. Detalla las sensaciones de esos particulares astronautas que los "lanzados hacia arriba" entre "una explosión de pólvora", cual lanzamiento de un cohete. Describe hasta los efectos físicos del viaje en la musculatura de los tripulantes y hasta una cierta experiencia de baja gravedad, sólo que él la atribuye a los efectos de los opiáceos que los viajeros galáticos tienen que tomar para realizar el trayecto.
Kepler describe con detalle tanto la cara visible como la cara oculta de la Luna. Por supuesto, inventando, pero acertando bastante en lo que a relieve se refiere. Su amigo Galileo Galilei, con el que se escribía, ya había pintado un mapa lunar con cálculos muy cercanos a los reales, que hoy tomamos mediante las sondas enviadas a nuestro satélite.
Un sueño muy realista
Ya hemos contado en episodios anteriores que por aquel tiempo era bastante común que los científicos se intercambiasen correspondencia. Era su manera de publicar sus descubrimientos y someterlos a revisión, tal y como se hace hoy con las revistas de investigación. Kepler y Galileo se mandaban sus cartas de amor por lo copernicano. Conectaron enseguida y se hicieron amigos. Aunque Galileo era riguroso y sobrio y Kepler tenía una mirada más mística y su imaginación volaba. Tanto que terminó por escribir esta novela, que es además un ejercicio de relativismo bajo una pregunta: si la Luna es redonda y gira alrededor de la Tierra, con una cara siempre oculta... ¿no somos la Tierra, acaso, la Luna de los selenitas? ¿Cómo sale la Tierra (él la llama Volva) por las laderas de la Luna (él la llama Levania) y cómo de grande se ve?
En este pódcast, repasamos la historia de la fascinación por la cara oculta de la Luna y dramatizamos algunos pasajes de esta novela, que es todo un tratado selenita en un mundo que aún se resistía a pensar que nuestro satélite era una esfera arrugada que nos gira y, con nosotros, alrededor del Sol. Un misterio que se acrecentó, no ya en el siglo XVII, sino hace apenas una década, cuando corrió el bulo de que un misterioso sonido se había colado por los auriculares de las tripulaciones de las misiones Apolo 10 y 11, proveniente de la cara oculta de la Luna y que el astronauta Gene Cernan calificó de "música del espacio exterior".
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